Grandes Esperanzas
Capítulo 7
Era sábado por la mañana, tenía que ir a ver a mi abuelo. Lo habían hospitalizado hacía dos días, la situación parecía grave. Había llamado a mi padre pero no me había respondido la llamada, hasta ahora. Mientras me estaba preparando para ir al hospital mi teléfono sonó.
«Papá»
―Papá...
Era la primera vez que nos llamábamos en mucho tiempo.
―Hola, Mei. ¿Cómo estás? ―preguntó, amablemente.
Imaginé la sonrisa en su cara.
―Estoy bien, gracias. ¿Y tú? ―me había costado mucho poderle hablar con esa cercanía a mi padre, pero creía que había valido la pena―. Te llamaba por el abuelo.
―Ya imaginé que tenía que ser algo serio... ¿Qué ha pasado? ¿Se encuentra bien? ―noté la sincera preocupación en su voz.
―Está bastante mal, según los médicos. Ya lleva unos años así, como te conté...
Ellos dos habían roto el contacto por completo después de que mi padre decidiera marchar en busca de su propio destino. Así que desde que mi padre y yo empezamos a recuperar nuestra relación, básicamente por carta, yo le había contado de vez en cuando sobre el estado de salud del abuelo.
―Ya veo... Debe ser duro, pero él es un hombre fuerte. ―respondió.
―Padre, creo que deberías venir a verlo, despedirte de él. Por si acaso, quién sabe lo que podría pasar.
Hubo un silencio sepulcral.
―Mei, te lo agradezco. Pero es algo que no puedo hacer. Él no quiere verme ni en pintura. Yo me alegro de que puedas estar con él en estos momentos, pero...
―Papá... Yo también quiero verte.
―¿Qué te ocurre? ¿Estás bien tú, de verdad? ―preguntó, con un tono de voz claramente más preocupado―. Mei.
―Estoy bien, bueno... Algunas cosas están pasando, pero no quiero contártelas por teléfono. Necesito tus consejos.
―Ni siquiera cuando te casaste te noté así como ahora. Realmente me preocupas ahora... ―decía.
Entonces recordé a Yuzu, hablándome desde la megafonía de la escuela, convencíendome para que la acompañara a despedirme de mi padre. Quizás, si no hubiera sido por ella, nunca habría recuperado la relación con mi padre. Seguramente no estaría hablando ahora con él.
―Papá, cuando viniste a vernos aquella vez cuando yo tenía 17 años, aquella vez que no quería verte... Yuzu fue la que me convenció y me acompañó para ir a verte. Si hubiera sido por mi no habría ido. Así que por favor, ahora te lo pido de la misma manera que hizo ella. No puedes dejar las cosas así, puede que sea demasiado tarde.
Después de mi monólogo me quedé en silencio, escuchando una suave respiración un tanto resignada en la otra punta de la línea. Tardo unos instantes en responder, quizás fueron minutos.
―Mei, si lo dices de esa manera no puedo decir que no. Además, creo que es la primera vez que me dices abiertamente que quieres verme ―sonreí de una manera que no había dejado que nadie viera en los últimos años de mi vida.
―Y ya veo que Yuzu fue una buena influencia, esa chica irradia una luz especial ―explicaba, y yo no podía estar más de acuerdo―. Intentaré planear la visita para la semana que viene. En cuánto sepa te daré los detalles.
ESTÁS LEYENDO
Grandes Esperanzas
RomanceHan pasado años desde que Mei se despidió por carta. Yuzu ahora es estudiante universitaria e intenta rehacer su vida, cuando el destino vuelve a dar una vuelta inesperada. ¿Qué les depara la vida esta vez? ¿Podría ser que existiera una segunda opor...