¡Bienvenidxs otra vez! Quería pedir disculpas por haber tardado tanto en actualizar. La verdad es que he tenido problemas en el trabajo, y además he tenido una visita de mi madre que ha venido a Japón desde España para visitarme durante dos semanas. Cuando ya se marchó entonces tuve tiempo para volver a escribir. He estado buscando un nuevo trabajo, algo bastante agobiante como podréis imaginar. Así que espero que me disculpéis y disfrutéis de la nueva parte de esta historia que ¡aún no termina!
Mei y yo estábamos sentadas en el sofá. Como dos completas extrañas, o como dos perfectas conocidas.
Teníamos muchas cosas de las que hablar, teníamos que hablar hasta llegar a todos los rincones de nuestros corazones, y decir todo lo que sentíamos con precisión. Necesitábamos compensar cada segundo que no nos habíamos visto durante años, y cada segundo que habíamos pasado sin hablarnos cuando vivíamos juntas. Debíamos, y queríamos hablar de todo. Mei poco a poco iba confiando más en si misma y se dejaba llevar y era capaz de empezar a expresar sus sentimientos sin miedo. Cuando pensaba que yo era en parte responsable y testimonio de la evolución emocional de Mei sentía una felicidad para la cual no tenía espacio en el interior de mi alma.
―Mei, ya se que hemos hablado mucho sobre esto... Quiero confiar plenamente en tí, pero en muchas ocasiones he recordado como me senti cuando te fuiste ―notaba como agarraba mas fuerte mis manos, como si me pidiera perdón otra vez, como si me pidiera que entendiera sus acciones una vez más, como si me quisiera decir que no iba a volver a hacerlo. Sus manos me decían, 'estoy aquí y no me iré'
―No me lo esperaba, y entonces creía que podía confiar en tí. Sé que no eres la misma y que habrás madurado tanto o incluso más de lo que yo he madurado. Así que-hm!―
Sentí sus labios en los míos, con un beso firme y repentino y a su vez uno de los más tiernos y delicados que he recibido en mi vida. Me besó de esa manera, varias veces, notaba como giraba su cabeza y besaba cada centímetro de mis labios mientras yo los dejaba un poco separados y casi paralizados tan solo disfrutando de su tacto aterciopelado y cálido.
Una de sus manos seguía agarrando y acariciando mis manos, encontró una de ellas y entrelazamos los dedos de esa manera tan natural que teníamos. Si con solo ese contacto yo sentía como si mi estómago viajara hasta mi garganta y mi corazón hasta mi cabeza, me preguntaba que sentiría si aquellas manos buscaran otras partes más escondidas de mi cuerpo. Su otra mano me agarraba delicadamente la mandíbula, pero con la suficiente fuerza para que yo notara que no quería dejarme escapar. Y yo de ninguna manera quería escapar de sus manos.
―Yuzu, estoy aquí contigo. Ahora, y a partir de hoy en cada momento aquí estaré, así es como quiero que sea ―me decía, separando sus labios solo escasos milímetros, sin querer perder el contacto. Yo instantáneamente, llevando rápidamente la mano que tenía libre hasta su nuca y empujándola hacia mi, besándola esta vez con la intensidad que merecían sus palabras.
―Prométeme que nunca me dejaras ―le exigía, entre unos besos donde nuestras lenguas empezaron a encontrarse y explorarse lentamente.
―Te lo prometo ―contestaba, succionando uno de mis labios con los suyos, después besándome profundamente, dejándome sin respiración. En aquellos momentos no me importaba tanto respirar, me importaba más sentirla cerca. Aire ya había respirado durante muchos años. Mis pulmones estaban acostumbrados al aire, ahora solo querían respirar e inhalar el aliento exquisito de Mei, respirar de su boca. Nuestros besos empezaban a generar sonidos que extremadamente eróticos. Yo no podía contener alguno de los gemidos que empezaban a escapar de mi boca.
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Grandes Esperanzas
RomanceHan pasado años desde que Mei se despidió por carta. Yuzu ahora es estudiante universitaria e intenta rehacer su vida, cuando el destino vuelve a dar una vuelta inesperada. ¿Qué les depara la vida esta vez? ¿Podría ser que existiera una segunda opor...