capítulo tres

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TaeHyung camino en dirección al lugar que habitualmente visitaba para charlar con el pequeño de sonrisas hermosas. Jungkook era siempre el primero en estar ahi, esperando con mirada ilusionada al chico que había robado su corazón; pero gran sorpresa se llevaría el de cabellos rubios al buscar con la mirada al menor, sin éxito de encontrarlo en ninguna parte.

El chico torció la boca en disgusto mientras se sentaba sobre la banca que acostumbraban tomar ambos para hacer más amenas sus pláticas rutinarias. ¿Dónde estas,Jeon Jungkook? La interrogante rondaba una y otra vez en la mente del mayor.

Una hora pasó y no había rastro del risueño azabache. Taehyung estaba más que molesto, irascible y su rostro lo denotaba a la perfección, ganándose miradas temerosas de ciudadanos que caminaban por ahí y hacían contacto visual con el. Sus manos empuñadas,temblorosas por la fuerza que ejercía.

No podía ni imaginar la razón por la que el mocoso faltó a su encuentro, lo único que sabía era la rabia que esto provocaba en el. Juraba que, si llegase a ver en ese instante a Jungkook, tomaría su hermoso y delicado cuello entre sus manos y lo estrujaria hasta hacerlo llorar súplicas de aire. Oh, cuantas ganas tenía de hacerle perder la conciencia por falta de aire.

Ahora una sonrisa maliciosa adornaba en sus labios, fantaseando con el posible rostro que haría su pequeño al ser ahorcado con tanta brutalidad.

Una hora y media fue más que suficiente. Kim Taehyung se destinaba a caminar de vuelta a su hogar sin haber recibido su dosis de Jeon Jungkook, el pequeño que se volvió su droga.

Planeaba verlo al día siguiente,esperando ver al pequeño y escuchar sus excusas; al menos para ese entonces no estaría tan furioso como para matarlo ahí mismo.

Muestras de amor | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora