capítulo cuatro

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De seguro no volverá a venir jamas. El preocupado azabache abultaba sus labios en un puchero infantil mientras su mente se encargaba de hacerle sentir mal por no haber asistido a la charla rutinaria con Taehyung. Sin embargo, todo cruel pensamiento fue eliminado al visualizar como una cabellera rubia caminaba perezosamente hasta la banca en la que se encontraba sentado.

Taehyung sintió alivio al ver a su pequeño de nuevo, y a pesar de tener el deseo de estrangularle como castigo, desistió de ello; era mejor eso que hacer una escena poco favorable para el en un lugar publico. No estaba lo suficientemente loco como para exponerse a ser enviado a la carcel.

¿Por qué faltaste ayer?—Jungkook se estremeció al oir el tono que Taehyung había utilizado. No sólo su rostro expresaba enojo, la forma en la que había pronunciado la pregunta era espeluznante.

Yo...—tenía miedo, no había duda de ello—tuve que empacar todas mis cosas,hyung. Tenía mucho miedo de decirte esto pero...me despidieron.—Jungkook era incapaz de posar su mirada sobre el ajeno, se sentía avergonzado e inutil. Creía que eso decepcionaria enormemente al mayor—debo dejar mi apartamento en una semana,por falta de pago.

Y como era de esperarse, Taehyung no sintió ni la más mínima empatía hacia el azabache. Le ofendia enormemente que se atreviera a dejarlo plantado por una situación tan estúpida como esa,estaba seguro de que lo habían despedido por su asquerosa ineptitud, y ahora el debía pagar por eso. Soltó un bufido, unido sonido emitido por su parte luego de que el menor dió su explicación; con cada segundo transcurrido Jungkook sentía que su mundo entero se venía abajo, temía que Taehyung le dijera que todo había acabado...sin siquiera iniciar.

Vivirás conmigo.

¿Uh...¿¡Qué!?—el menor estaba tan sumergido en sus pensamientos que aquello lo tomo completamente por sorpresa, haciendo que sus ojos se abrieran enormemente, junto con su boca que temblaba intentando decir algo más sin éxito alguno.

Aquello no era una pregunta,mucho menos una sugerencia; Taehyung le había dado una orden. Sabía que el pobre chiquillo no podía mantenerse en pie por cuenta propia, y prefería acogerlo en su hogar a correr el riesgo de perderlo para siempre.

En un trozo de papel, el mayor escribió su dirección. Le ordenó que vendiera todos los muebles grandes e innecesarios puesto que si hogar contaba con todo el amueblado, le explico que la mudanza podía llevar sus bienes materiales restantes a la dirección del papel. Ambos acordaron no verse durante esa semana, así Jungkook tendría tiempo suficiente de arreglar sus cosas y vender todo lo que pudiera, e incluso donarlo.

Jeon Jungkook sonreía de par en par. Su vida iniciaría de nuevo, viviendo con el hombre que tanto amaba.

Una pena que su inocencia lo cegara, y esa misma inocencia lo hiciera entrar a un infierno del que no podria escapar.

Muestras de amor | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora