capítulo dieciocho

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¿Minutos, días o semanas? Jungkook no sabia cuanto habia transcurrido desde la muerte de su amigo y su encierro en el desolado sótano. No había ningún tipo de filtrado para la luz natural y Taehyung no tenía consistencia cuando aparecía a verificar que todo estuviese en orden. Ahora la vida del azabache se basaba en dormir casi todo el tiempo, comer cada vez que Taehyung se dignaba en alimentarlo, ser golpeado e insultado sin razón aparente y ser violado un par de veces.

¿A eso le podía llamar vida?

Merezco este castigo. A cada segundo era el único pensamiento que permanecía en la cabeza de Jungkook. Si hubiese ignorado a Jimin el seguiría con su vida y Taehyung no seria infeliz como ahora. Juraba que estaba a punto de volverse loco. El hambre no ayudaba en absoluto, parecía que no hubiese comido en décadas. ¿Como estar seguro? Quizás solo habían pasado un par de horas...o semanas enteras.

Su débil cuerpo estaba dispuesto a descasar de nuevo, más el sonido de la puerta le hizo abrir sus ojos enormemente. Como si sus plegarias hubieran sido contestadas, Taehyung bajo las escaleras del sótano con unos platos conteniendo algún alimento que el azabache aún no podía identificar del todo. Una vez el mayor estuvo frente suyo, se sentó en el suelo y le entregó el plato con carne, arroz y verduras hervidas. Jungkook tenía los ojos iluminados y su estómago no tardo en demostrar la necesidad de comida al hacer sonidos ligeros claramente audible para ambos.

-Gracias Hyung.-fue lo que articuló el menor antes de devorar a comida como si de un animal hambriento se tratase.

Taehyung solamente se dedicó a observar sus acciones en completo silencio y manteniendo su ya típico rostro inexpresivo.

El azabache estaba tan hambriento que la comida en su plato desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Taehyung suspiró mientras negaba.

-Ahora quítate la ropa, Jungkook.-el mayor demandó, causando que Jungkook tragara la saliva acumulada en su garganta con pesadez. Su interior estaba totalmente rasgado y destrozado a tal punto que cada mínimo movimiento le causaba un dolor increíble. Apenas lograba recuperarse de la vez anterior y ahora Taehyung le pedía eso. Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato y su labio inferior comenzó a temblar como gelatina.

-H-Hyung... aún me duele.

- No me importa.

Jungkook sentía impotencia. ¿Quizá ira? Tal vez una combinación de ambas. Quería poder negarse ante las órdenes del mayor, tener valor suficiente y poner su propia integridad como su prioridad; sin embargo se encontraba despojandose de sus ropas interiores por completo. El dolor y la vergüenza no tardaron en apoderarse de cada rincón de Jungkook. Y estando totalmente desnudo de la cintura para abajo fue cuando sus mejillas se llenaron de lágrimas.

Taehyung por otra parte, disfrutaba enormemente de ver esas cristalinas y amargas gotitas que brotaban de los ojos de su pareja. Le encantaba saber que el causaba tales reacciones, tal descontrol o dolor con simples demandas y acciones.

Si, a Taehyung le gustaba tener el control de Jungkook. Hasta en sus sentimientos.

- No tengo todo el día carajo-Taehyung tomó a Jungkook con brusquedad, volteando su cuerpo de manera que estuviese recostado en el suelo y su trasero alzado. Como era costumbre en aquellos pocos delicados encuentros, Taehyung requirió de unos pocos minutos de masturbación para violar sin piedad la entrada herida del azabache.

Jungkook chillaba y se retorcia. Cada vez que el dolor incrementaba se volvía insoportable. Cada estocada mandaba miles de corrientes eléctricas llenas de agonía e impotencia a cada rincón del cuerpo de Jungkook. Incluso juraba que podía escuchar sus músculos y tejidos en su interior se desgarraban aún mas. Por otro lado, Taehyung gemía con cada movimiento violento de cadera que hacia.

La escena continuó como siempre hasta el momento en que Taehyung llegó al orgasmo. Sin cuidado saco su miembro cortando la intromisión y luego de dar un beso en las mejillas húmedas de Jungkook salió del sótano.

De nuevo, el único sonido que inundaba el pequeño cuarto subterráneo eran los sollozos del destruido azabache ¿Acaso había manera de describir su dolor? No solo la herida física si no la emocional que se formaba con cada encuentro de ese tipo. Jungkook deseaba aliviar su dolor. De alguna manera u otra encontrar una distraccion a todo el mundo que lo rodeaba. Y ahí fue, como si hubiese planeado todo, que el azabache alzó ligeramente la cabeza hacia las cajas del sotano. Estaba seguro de que en alguna de ellas se encontraba algunos utensilios de cocina que Taehyung no le permitió usar en el momento que se mudó.

El pequeño guardó reposo durante un tiempo, al menos hasta que el insoportable dolor se calmara lo suficiente para ser capaz de moverse sin chillar. Se arrastró hacia dichas cajas, las cuales apenas alcanzaba debido a la cadena rodeando su cuello. Con un arduo trabajo, logró encontrar esa pequeña caja de cartón con la etiqueta de 'cocina' en ella; al abrirla y rebuscar, encontró un cuchillo lo suficientemente filoso.

Por fin tomas una buena decisión, Jungkook. La voz en su cabeza volvía a presentarse mientras el menor se incorporaba en su lugar, sentandose con algo de dificultad.

¿Porque quería hacerlo? La pobre cabeza de Jungkook se llenó de preguntas sin respuesta alguna, todo en cuestión de segundos mientras observaba el cuchillo entre sus manos. Alguna vez a los oídos del azabache llegó el "dato interesante" que un gran porcentaje de personas que cometían autolesiones, lo realizaban para olvidar sus problemas e incluso sentirse vivos de nuevo. Por eso mismo, ahí se encontraba Jungkook, removiendo un poco la manga larga que cubría su muñeca izquierda.

Apretó los labios con fuerza ignorando los gritos que se manifestaban en su cabeza pidiendo que lo hiciera. La diestra que sostenía el cuchillo era totalmente temblorosa, a pesar de recibir golpes todo el tiempo, tenia miedo de hacerlo.

Inhalo con su nariz, llenando sus pulmones de aire y sin más preámbulo el azabache pasó el filo del utensilio de cocina contra la piel de su muñeca con una fuerza ligera y moderada. El dolor no tardó en hacer presencia a pesar de que la herida no fue profunda en absoluto, Jungkook pudo notar algunas gotitas de sangre brotar del pequeño corte.

Efectivamente en ese momento Jungkook verificó que ese tipo de dolor nublaba su cabeza. Por unos minutos olvidó por completo el mundo que lo rodeaba, la situación en la que vivia y la miseria que debia pasar dia a dia. Las lágrimas del azabache se derramaban sin control, las gotas cristalinas mezclándose con las carmesí que emanaban de la herida. El sabía que hacerse daño estaba mal, incorrecto...pero si un pequeño corte lograba hacerlo olvidar de esa manera, ¿que pasaría si hacia miles de cortes profundos?

Jungkook estaba desesperado por un alivio.

El azabache de rostro demacrado soltó el aire que había retenido durante todo ese tiempo, y acompañado de un grito que, si es que alguien lo hubiese escuchado, muchos lo definirían como un sonido desgarrador; un grito lleno de toda la frustración que jamás exteriorizó desde hacia tiempo atrás. El cuchillo se paseó con rapidez por la muñeca de Jungkook. Cortes rectos, hacia arriba, abajo, izquierda, derecha... indiscriminadamente manchó su piel con cortes de diferentes longitudes y profundidades, cesando una vez que la garganta le dolía por producto de los gritos, sin contar la pesadez de su cuerpo por la falta de aire.

Removió el cuchillo, dejando ver todas las marcas ocultas tras una capa de sangre. Jungkook ahogó un sollozo mientras el dolor se esparcía con suma rapidez por todo su brazo. Un agudo y punzante dolor que no desaparecía en lo absoluto definitivamente lo hacían olvidar de todo lo que lo rodeaba.

Efectivamente había encontrado lan solución que tanto había añorado.

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Realmente este es el capítulo más triste de toda la fic

Muestras de amor | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora