🎀 Sabor Porcelana // J e o n g g u k 🎀

Castigo [ 007 ]

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Comienzo a desabotonar con suma lentitud el pequeño vestido rosa del frente a partir del cuello, mirando al suelo para evitar el contacto visual con él. Jungkook está apoyado en el borde de la mesa junto a aquellas "muñecas" mientras me mira expectante, jugueteando con la corbata de color negro que se había quitado hace unos segundos. A decir verdad, tenía miedo, no era la primera vez que sucedían esta clase de cosas y ya debería estar acostumbrada, pero no podía. ¿Cómo iba a serlo si él cada vez era más brusco y gentil a la vez? Todo era tan confuso.

-Que maldita pérdida de tiempo -lo escucho quejarse e inmediatamente subo la mirada, observando como se acerca con pasos firmes hasta donde estoy.

Él me quita las manos de la tela, sustituyéndolas por las suyas, no me muevo, solo veo como de un tirón abre todo el vestido de la parte del torso, escucho como los botones de bolitas caen al suelo rebotando como canicas lejos de nosotros, perdiéndose por la habitación, y sin desperdiciar un solo segundo, Jungkook me da la vuelta a lo que yo chillo de la sorpresa, terminando por desnudarme por la espalda y deshacer el bonito moño que Hwa In le había hecho al vestido. Siento como sus nudillos me rozan los muslos cuando toma el bordecillo de la falda y levanta éste, pasándomelo por encima de la cabeza para acto seguido tirarlo al suelo lejos de nuestra vista.

-Gírate -ordena una vez ha terminado con su cometido. Me alejo unos pasos de su cuerpo y me doy la vuelta, quedando frente a el con tan solo el sujetador de encaje a la par de las bragas, las medias altas blancas con bolitas rosas escondían varias chuchillas, unos centímetros arriba de ellas se encontraban dos fundas porta armas ceñidas a ambos de mis muslos con una pistola fácil de manejar y los tacones altos color purpura pálido-. Quítate las armas y déjalas sobre el piso -hago lo que me ordena y me saco con cuidado las cuchillas junto al resto, dejándolo caer a un lado-. Acércate a la mesa y sostente de ella.

El miedo y la adrenalina comienzan a correr por mi anatomía a cada paso que doy, mas no me detengo. Llego al borde de ésta y me inclino separando un poco las piernas para no perder el equilibrio, sujetándome de los bordes; sentía como unos hormigueos me recorrían la parte baja de la espalda y parte de los muslos, anticipando desde antes el impacto de la palma de su mano. Escucho el eco de unos pasos acercándose hasta donde estoy y percibo su cuerpo detrás de mi cuando para de caminar.

-Has sido una muñequita muy mala, ¿no es así? -me cuestiona, tirando de mi cabello con fuerza, susurrándome aquello en el oído en el momento que se inclina hacia mí, rozando por unos segundos su miembro en mi culo a propósito, provocando que me tense de pronto, quedándome callada-. Responde -él se aleja y de la nada, siento el fuerte golpe de su palma contra una de mis nalgas, aprieto la madera pulida de la mesa y miro al piso, el ardor de a poco comienza a hacerse presente y consigo, otro azote por su parte.
-S-sí, Amo -digo entre dientes.
-Te gusta provocarme. Te gusta hacerme enfadar -él pasa las puntas de sus dedos por mi zona sensible, inmiscuyendo uno de ellos por adentro de mis bragas, a lo que yo arqueo un poco mi espalda y un gemido casi inaudible se me escapa de los labios.
-Claro que...
-No te he dicho que hables -me reprende, propinándome otros dos azotes en cada nalga con más fuerza que antes, sentía como me dolía todo el trasero y también podía sentir las marcas de sus dedos palpitándome en cada zona. Estaba molesto-. Entraste a esta habitación sin permiso e hiciste que viniera a buscarte -otros dos golpes.
-Lo si-siento mucho, Am...
-No hables -¡por la mierda!, ardía como el infierno, pero no iba a negar el hecho de que a pesar de eso me ponía muchísimo-. ¿Te duele?
-Sí, Amo -respondo muy apenas.
-Pasa tus manos a tu espalda -hago lo que me ordena y rápidamente él toma mis muñecas, comenzando a atarlas con lo que yo supongo que es la corbata que llevaba antes.