Romeo, ¿dónde está Julieta? Pte. 2 [ 019 ]

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    Unas manos se adentran por la puerta, sosteniendo cautelosamente una bandeja con dos tazas de té humeantes, dejando ver el cuerpo de RaeRi cuando pasa por la abertura de esta a pasos tranquilos, la niña camina hacia Hoseok, quién estaba sentado en la cama mirando al suelo, hundido en sus propios pensamientos. Ella nota como su anatomía se encontraba rígida y amena a cualquier cosa que pasara a su alrededor, preocupandole un poco.

—Señor... —le llama con delicadeza, temiendo por el estado en el que se encontraba.

El pelinegro gira la cabeza en dirección a la pequeña, esbozando una sonrisa cansada, sin ganas, casi muerta, que solo denotaba tristeza.

—No, no... —dice preocupada.

RaeRi deposita con cuidado la bandeja en uno de los escaloncitos que guíaban a la gran cama, apresurandose en subirlos mientras que en su rostro se formaba una expresión de preocupación. Una vez llega, se arrodilla frente a Hoseok buscando su rostro desesperadamente, ya que este tenía la cabeza gacha, RaeRi lleva una de sus manitas a la cara del chico con recato, obligandole a que le mirarse directamente a los ojos. Su corazón se oprime al ver las lágrimas empapando el rostro de su señor, sin saber exactamente qué hacer.

—Ella no va a volver, ¿verdad RaeRi? —pregunta Hoseok con la voz ahogada, parecía un niño en ese estado. Tan frágil, tan necesitado de cariño, producto de un vacío que jamás podría ser llenado.
—¿De qué habla, señor? —se apresura en hablar, fingiendo confusión—. Raon no se ha ido. Nunca lo hizo.

Él le mira desconcertado, a lo que ella le muestra una sonrisa sincera, cargada de un amor tan puro y reconfortante, que por un instante él sintió como el dolor desaparecía de su alma.

—Ella sigue viva. Usted la mantiene con vida, en su corazón —continua, sin apartar la mirada de los ojos de Hoseok—. ¿Y sabe que es lo mejor de todo? Qué aquí...

RaeRi posa una de sus manos sobre el pecho del pelinegro, sintiendo los latidos de su corazón.

—Nadie puede dañarla, nadie puede tocarla, mas que usted, en sueños.

Delicadamente, le aparta los mechones de cabello mojados que le caen en la frente, percatandose de que había dejado de llorar.

—Y se mantiene como una bella flor, una que es inmortal, y le cuida desde donde quiera que esté. Desde el cielo, probablemente.

La pequeña corretea hasta la bandeja, sosteniendo entre sus manos una de las tazas, tendiendosela a Hoseok, quién la acepta gustoso. Regalandole una tierna sonrisa.

—RaeRi, ¿puedo hacerte una pregunta?
—La que usted quiera, señor.
—¿Me serás fiel en todo momento?, ¿acatarás las órdenes que te dé sin titubear?
—Por supuesto, siempre ha sido así, señor —responde la niña confundida—. ¿A qué se deben esas preguntas?
—Voy a ser totalmente honesto contigo, RaeRi —él suelta un suspiro, mirando su reflejo en la taza—. En unos días, volverás a ver a alguien que dejó una marca muy profunda en ti. Y quiero saber, necesito cerciorarme de que pase lo que pasé. Estarás de mi parte.

La primera persona que pasó por la mente de la castaña fue su madre, esa que le había abandonado a su suerte en una heladería la soleada tarde de un sábado cuando era una chiquilla. Sin embargo, esos pensamientos desaparecieron, pues con el transcurso de los años, RaeRi superó esos recuerdos que le hacían tanto daño, y a parte de su madre, no había nadie más que hubiera dejado algo significativo en su corta vida. Nadie a parte de JiMin. Abrió sus ojos como platos al escuchar el nombre de aquel chico en su cabeza, separando los labios ligeramente con el semblante ido. Luego de que los separasen, ella no volvió a saber de él y suponía, que él igual de ella. Un torbellino de sensaciones agrias surcaron su cuerpo, regresandole por unos instantes al pasado, su aroma a vainilla y fresas pareció colarse en su nariz, aspirando con fuerza mientras cerraba los ojos, imaginandose su sonrisa risueña de ojos, tan pura, tan tierna y cargada de un cariño infinito hacia ella, tragándose la dolorosa bolita que se formaba en su garganta. Debía ser otra persona, no podía ser JiMin, no podía ser su niño con carita de mochi.

—Señor, discúlpeme, pero no le entiendo —dice muy apenas, negándose en su interior a aceptar que él podría ser esa persona. No estaba entre las posibilidades.
—No digas nada —Hoseok había notado el cambio drástico de su actitud cuando se quedó impávida, sin pronunciar palabra—. Solo hazme saber que estarás de mi parte, fielmente cómo ha sido hasta ahora.
—Como usted ordene, señor —responde al instante y sin titubear.

RaeRi siempre fue muy agradecida con Hoseok, desde el día en el que él la compró junto con otras niñas a esa señora en una subasta de personas, teniendo tan solo catorce años. Ella esperaba un destino bastante trágico desde que vió al chico pagandole una suma de dinero desorbitada por cada una, mientras todas lloraban y suplicaban que no les lastimaran, y en efecto, no fue así. Hoseok las dejó libres, a cada una de ellas, a todas menos a RaeRi, ya que él sabía la relación que hubo alguna vez entre JiMin y la castaña. Cómo también sabía, que JiMin trabajaba para Jungkook e iba a sacar provecho de eso, mas no contaba con que la pequeña, iba a ganarse su corazón de a poco y a cuidarle en cada momento, mostrándole su gratitud al haberla salvado de ese futuro incierto en el cual, probablemente terminaría en la cama de un sin fin de hombres asquerosos sin saber qué podrían hacerle con exactitud, aunque a comparación de la vida que llevaba ahora, no estaba segura si realmente había logrado escapar del mundo retorcido en el que tuvo que criarse, pues seguía sumergida en el mismo abismo, la única diferencia era la forma en la que se veía involucrada. Terminando por formar un lazo de cariño inquebrantable con Hoseok. Sin embargo, el mañana nunca sabe.

—Confíe en mí, señor.

RaeRi le sonríe con inocencia, intentando a su manera levantarle el ánimo. Gira su cabeza hacia el gran ventanal, viendo como el sol comenzaba a asomarse a la lejanía, incitando al chico a hacer lo mismo, mientras que ambos se veían envueltos entre los tenues rayos de sol mañaneros sin decir nada.

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No sé qué decir jajaja no estoy específicando nada sobre RaeRi para las personas que todavía están leyendo Teddy Bear, el final de esa historia es el bueno xd

Bais

🎀 Sabor Porcelana // J e o n g g u k 🎀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora