Badbye Goodbye [ 022 ]

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El nombre falso de RaeRi es Rei xd aclarandaa xd
Ojalá les guste ^^

[ 🎀 ]

RaeRi:

Los grandes candelabros cuelgan del techo en hilera, hipnotizado a cualquiera que los viese, pequeños destellos provenientes de los diamantes con formas geométricas me causaban extraños cosquilleos por el cuerpo, así como las excéntricas pinturas de estilo renacentista plasmadas sobre el techo y las paredes; flores de color rojo adornaban cada recoveco de la gran entrada, contrastando con el dorado de los bordes en las mesitas y los jarrones de porcelana.

Mis pasos prominentes resuenan sobre el suelo de mármol pulido, sonrío de costado cuando veo a Hoseok caminando frente a mí junto a los otros chicos que nos acompañaban —los cuales no conocía—, portando esos aires tan seguros y seductores, bien podrían pasar desapercibidos como un clan de vástagos listos para atrapar a sus presas. Él era realmente un hombre misterioso, con mucho poder en sus manos, mostraba un aspecto encantador y atento, casi irreal, sin embargo, la moneda siempre tiene dos caras. Me había costado un trabajo enorme acostumbrarme a lo peligroso que él podía llegar a ser en situaciones como está. Ni siquiera con un milagro olvidaría la furia y el odio reflejados en sus preciosos ojos marrones la primera vez que decidió poner en práctica todo lo que me había enseñado en casa: traspasaba sin dubitar su katana por el cuerpo de aquellos tipos en un abrir y cerrar de ojos, la sangre salía disparada en diferentes direcciones, cubriendo la habitación de color carmín, aún sentía mi corazón taladrando mis costillas y la bilis subiendo de a poco hasta que me desplomé en el suelo de aquel deteriorado lugar hace años. Suponía que una de las razones por las cuales trataba a Hoseok con mucho respeto y mantenía mi distancia se debía a eso, mi comportamiento hacia su persona había cambiado drásticamente luego de ese encuentro, y por supuesto, Hoseok no lo había pasado por alto; en tiempo que llevaba viviendo con él, descubrí que tan solo era un niño, uno que disfrutaba de las cosas más mundanas y lloraba en las noches casi rogando por una especie de consuelo. Uno que no llegaría.

—Recuerda, siempre alerta, llena de osadía y deslumbrante —habla Hoseok desde el frente, guíandonos hasta la puerta—. Eres igual que una katana, deslumbrante y peligrosa.

Asiento con la cabeza, tratando de ocultar mi sonrisa, mas la felicidad que me provocaban sus palabras podían conmigo. Una intriga sobrehumana me consumía al querer indagar dentro de las siete puertas de madera que rodeaban el salón, cada una tenía una figura tallada en el centro: la primera era un perchero, la segunda una sombrilla abierta, la tercera una nota musical, la cuarta una gota, la quinta una flor, la sexta un lazo atado y la séptima un espejo de bolsillo. Delante de nosotros hay una pequeña taquilla de cine bastante antigua y algo deteriorada, en la parte donde debería estar el espejo cuelga una cortina roja, impidiendo ver qué es lo que se encuentra detrás. Hoseok lleva una de sus manos a los bolsillos de su chaqueta, sacando del interior un Snicker's para a continuación depositarlo sobre el mostrador de la taquilla; observo anonada el final de la cortina, esperando que algo suceda y sin saber por qué, pego un brinco hacia atrás al momento en el que una mano enguantada de negro toma el chocolate y a los cuantos segundos, deja en el mismo lugar un pequeño pastel blanco decorado con fresas por las orillas de la parte de encima junto a una nota en el centro que decía:

"Elige con cuidado, la combinación está en el centro".

—¿Qué significa eso? —cuestiono al instante, asomándome por encima del hombro de Hoseok.
—Significa que debes bajar tu tono de voz, estás en un teatro, Rei —me reprende cuando toma el pastel y camina de nuevo al centro de la gran habitación.
—¿Qué haces? —correteo hasta su lugar, intentando no tropezar con los tacones de charol—. ¿Tenemos que entrar por una de esas?
—¿Tú qué crees? —responde sin apartar los ojos de las puertas. Su semblante me aterraba, pero al mismo tiempo que me hipnotizaba.
—Que este lugar es bastante extraño —hago una mueca, dirigiendo la atención a mi entorno, tratando de hallarle algún sentido a esto.
—No voy a negártelo —dice riendo y sin darme cuenta, me imagino su rostro sonriendo con esos dos lindos hoyuelos formados a los costados de sus comisuras.
—¿Para qué es el pastel? ¿Vamos a comerlo?
—Claro que no.

Él avanza a una de las puertas, mirando las figuras talladas con mayor nitidez, a lo que yo le sigo aun sin comprender la situación.

—¿No?, ¿entonces para qué es?
—Si quieres entrar, debes dar algo en la taquilla y quién está detrás te dará otra cosa a cambio. Ese es tu boleto de entrada.
—Oh, ya veo... Pero, ¿y el pastel para qué?

Hoseok suelta un suspiro exasperado, volviendo su cabeza a donde estoy, veo sus ojos por los orificios de la máscara, percatándome de aquella forma tan peculiar de mirar, esa que me dedicaba cada que intentaba enseñarme alguna técnica nueva y no lograba copiar sus movimientos a la perfección.

—Si pusieras la debida atención, Rei, te darías cuenta de la figura en las puertas, el pastel y la pequeña nota que hay sobre este.

Sostiene la nota con cuidado, releyéndola en silencio y como si una luz le hubiera iluminado el rostro, camina rápidamente hasta la puerta donde están las gotas, enterrando su mano entera dentro del pastel, destrozándolo por completo.

—¡Espera, ¿qué crees que haces?!
—Verás, aquí dice "Elige con cuidado, la combinación está en el centro". Debes elegir una puerta, sin embargo, debes elegir con inteligencia.
—¿Qué pasa si abro una que no es la correcta, y cómo sé cuál es la correcta?
—Fácil, si abres o intentas abrir alguna de las puertas que hay aquí y te equivocas, serás asesinado. ¿No te has fijado en los pequeños orificios del techo?

Levanto la cabeza hacia donde Hoseok me dice, notando diferentes círculos negros que se disfrazan a través de las pinturas excéntricas que se encontraban pintadas, y para ser sincera, dudaba mucho que de aquellos orificios pudiera salir confeti o serpentinas.

—¡Cielos! ¿A qué maldito loco se le ocurrió hacer de esto un boleto de entrada, y qué hay de las puertas y el pastel?
—La nota te da una pista, el trabajo debes terminarlo tú. Por lo general te dan un pastel en tú cumpleaños, ¿no?
—Sí, ¿y? —digo aun sin comprender.
—¿Qué haces en tu cumpleaños?
—Celebrar, supongo.
—¿Y qué más? —me alienta a responder, sin embargo mi cerebro no lograba conectar las pocas neuronas que me quedaban.
—No lo sé, comer pastel, recibir regalos. Lo más común.
—Llorar —me corrige.
—¿Qué?
—Las personas pueden ocultar ese pequeño atisbo de tristeza en sus cumpleaños. Mostrando una buena actitud ante los demás, ya que es una fecha donde solo hay felicidad.

De entre las migajas de pan repletas por el merengue, Hoseok saca una llave alargada y vieja, la cual introduce en la cerradura oxidada de la puerta a lo que yo concluyo son lágrimas.

—Y eso es una mentira, cuando estás a solas la nostalgia te invade, poniéndote sensible. Cualquier cosa te hace llorar, o al menos de esa manera se sienten muchas personas en sus cumpleaños.

Trago saliva sin prestar la debida atención a las palabras de Hoseok cuando me mira de soslayo antes de girar la llave, y una especie de "clic" se escucha al otro lado de la madera. Pego un respingo en mi lugar por el susto dejando salir un chillido de rata y sin darme cuenta, dejo de sentir una presión en la mano, pues me estaba enterrando las uñas en las palmas.

—Bingo —dice Hoseok con una sonrisa centellante en su rostro cuando empuja la madera hacia adelante y el chirrido de esta hace eco por toda la entrada—. Entren.

Me quedo pasmada en mi lugar, no tenía ni la más mínima intención de querer entrar, pero al ver al chico sol inmiscuirse a la habitación esperando por mí, mis piernas se movieron por si solas como si tuviesen mente propia.

Un camerino iluminado solamente por unos cuantos focos provenientes de los típicos espejos cuadrados permiten ver lo que hay en el cuarto, sin embargo, antes de que pueda siquiera curiosear a mi alrededor, apego mi cuerpo al de Hoseok en su totalidad, apretando sus fornidos brazos en busca de protección, ya que frente a él, yacía una persona con túnica color vino y mascara blanca con detalles en dorado por todos los bordes, tanto en los ojos como en el contorno de la cara. Este miraba al frente sin moverse un ápice, ni siquiera era posible ver sus ojos, asomo mi cabeza desde la espalda de Hoseok, atenta a cualquier movimiento y me siento una completa idiota al darme cuenta de mi actitud, estaba aquí para ayudarle, no para ser una carga.

—¿Quién eres? —cuestiono luego de aclararme la garganta, separándome del castaño para posicionarme a su lado—. ¿No es una estatua? —esta vez me dirijo a Hoseok.
—Esperabamos su llegada con ansias, Joven Hope.

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🎀 Sabor Porcelana // J e o n g g u k 🎀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora