Reencuentro no deseado [ 025 ]

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Me he limitado a observar mi alrededor desde la primera vez que estuve dentro de aquella jaula, permitiendo que tomaran todo de mí, de mi cuerpo, de mi inocencia, de mi esencia, desbaratándome tal cual muñeca de papel. Forzándome a vivir de una manera que aún no consigo entender, engañándome a mí misma al hacerme creer que me agradaba. Adornan la realidad con lujos y promesas que carecen de veracidad, hace tiempo que dejé de estar realmente viva y deseo ser porcelana fina, un vil ornamento impecable que solo sirve como decoración. Después de todo, eso es lo que aparento ser y en lo que se han esforzado en que me convierta, provocando que en mi nazca una curiosidad insaciable por querer saber que se siente estar del otro lado de la tierra, sin embargo, ni siquiera ese regalo pueden otorgarme. Alguien más venga a ocupar mi lugar, tome mis ojos marchitos y mi cuerpo desbaratado si le es imprescindible. Ya no lo necesito.

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El fuego de colores sale del escenario iluminando el mismo, así como las chispas blanquecinas que aparecen de otras direcciones, el sonido de un tambor se hace escuchar cada dos segundos dando entrada a la música tradicional, mientras el público mira expectante desde sus lugares a la persona que hace acto de presencia desde debajo de la plataforma, elevándose cada vez más hasta que deja ver el cuerpo completo del sujeto. Desde arriba intento identificar de quien se trata, mas es inútil, ya que mantiene su rostro cubierto por una máscara y la única pista que poseo es su vestimenta, que constaba en una especie de hanbok moderno y abierto, dejando ver la camisa de botones verde pistache con figurillas blancas dibujadas sobre ella y unos pantalones negros que formaban parte del vestuario tradicional, a lo que concluyo que se trata de un chico. Él comienza a bailar acompañado de varias chicas a su alrededor, todas vestidas iguales. Quedo maravillada viendo sus movimientos y la precisión de sus pasos a cada momento que pasaba, nunca había visto a un bailarín con tal habilidad.

El chico levanta un abanico del suelo cuando hace una vuelta y abre éste apuntando hacia un punto del escenario; el accesorio era similar al que JiMin había tomado en la habitación, pero no era el mismo. El público dirige su vista a donde indica el abanico y del suelo se levanta un chico de cabellos purpuras, el cual claramente identifico como JiMin, el cual vestía también un hanbok, solo que sobre este llevaba una chaqueta encima. Él abre el abanico de plumas, dejando ver a los otros bailarines vestidos de negro, los cuales abrían los abanicos color blanco que portaban de forma sincronizada. La presentación que JiMin y los bailarines estaban dando habían dejado a todos los presentes perplejos, los abanicos se abrían y cerraban a la perfección, los movimientos que hacían al bailar eran absolutos, costaba hasta parpadear.

JiMin termina su acto, siendo sustituido por otro chico que brinca del suelo como un resorte, y al instante, salen en fila un grupo de bailarines vestidos tradicionalmente con máscaras rojas que se asemejaban a demonios. El chico del hanbok negro comienza a bailar, adornando su danza con unas telas que llevaba amarradas a las muñecas, presto atención en cada acción que realiza, inclinándome un poco sobre el columpio para lograr divisar desde donde me encuentro colgando. Aprieto los dientes y las cuerdas del columpio con rabia cuando termino de cerciorarme de que se trata de Jungkook, su estilo de baile era único, lo reconocería en cualquier parte; veo de soslayo las zapatillas rojas y como debajo de ellas yacían atados de la parte del mango dos cuchillos que terminan en pico, simulando unos zancos pequeños.

Aparto la mirada de Jeon, prestando mi atención al filo de las cuchillas y a la luz de los focos que se reflejaban en el acero, trago saliva al imaginar que puedo caer y rebanarme las piernas. La chica de las heridas había dado la orden de ponerme aquellas cosas en los pies para asegurarse de que no intentase ninguna tontería y si se me cruzaba la idea de quitármelas, tenían a Hwa In como rehén. También me había despojado de mis armas, y como si no hubiese estado satisfecha con eso, colgó la jaula sobre el escenario por seguridad.
La respiración se me acelera a medida que continuo observando la presentación de Jeon y el hormigueo incesante en las extremidades de mi anatomía intensificaba cada vez más, comenzaba a dolerme la mandibula de tanto que apretaba mis dientes entre sí. Quería bajar de donde estaba y morderle el cuello hasta que se desangrara, verme reflejada en sus ojos hinchados y que llorase por la absolución.

🎀 Sabor Porcelana // J e o n g g u k 🎀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora