—Sara—Escuche una voz femenina y para mi desafortunada suerte resulto ser la profesora Samanta.
Gire mi cabeza de lado y la mire— ¿Si profesora?
— ¿Estarás después de clases en mi oficina? —Pregunto con cautela.
Aquí vamos de nuevo, quería negarme y decirle unas cuantas cosas pero el comedor no era el lugar adecuado para hacerlo—Sí profesora, le dije que sí.
—Bien, espero que cumplas con tu compromiso—Me sonrió y apretó mi hombro de una forma cariñosa—Nos vemos después de clases.
No dije más y me limite a mirar el vacío, su mano abandono mi hombro y me gire para mirar cómo se marchaba a la mesa con los otros profesores.
—Lo siento profesora pero no me quedare—Susurre bajito.
Seguí comiendo con normalidad, pasaba una que otra fijada a las hienas, se les notaba molestas y más por Valeria, creo que la inoportuna visita de la profesora las puso como locas, quizás llegaron a pensar que fui con el chisme y claro ser chismosa no era lo mío, poco eran los problemas escolares para mí con esas pesadas. Cansada de esto y mirar que finalice con mis aperitivos me levante de la mesa y deje la charola agradeciendo a la cocinera de una forma inocente su excelente comida, ella sonriendo acepto mi gesto y me marche al salón.
Ya en la clase de matemáticas como supuse, dejo problemas capciosos que tenían que resolverse, no fue difícil para mí finalizarlos y le entregue la libreta.
—Muy bien Sara—Dijo profesor impresionado—Siempre eres de las ultimas y hoy terminaste primera que todos—Siguió revisando los ejercicios—Bien parece que te puedes ir temprano, a no ser que desees quedarte.
—No, creo que hoy me iré temprano profesor, tengo unas cosas que hacer.
—Entonces bien—Sonrió—Nos vemos mañana en clases.
Asentí y extendí una sonrisa tímida, pura actuación para librarme de las obligaciones de hoy, luego pase observar a mis compañeros de clase frustrados con los problemas que el profesor Ricardo les impuso salí afuera.
El viaje a casa no duro mucho solo tomándome unos quince minutos al llegar, lo raro de mi era tomar mi entrada por la puerta trasera y no la principal, esa costumbre me la pego mi primo desde pequeña cuando aún jugaba con él en la casa de árbol.
Abrí la puerta y la cerré de un portazo, creo que me había excedido con mi fuerza y claro no es que tuviera fuerza sobre humana, solo era chica fuerte para mi edad.
— ¡Mama ya llegue!—Grite desde la entrada con entusiasmo.
— ¡Con un demonio Sara! uno de estos días vas a terminar con la puerta y de paso te llevaras las ventanas quebrándolas por ese ruido espantoso—Ella hizo presencia en una de las esquinas de la sala— ¿Cómo te fue hoy? —Me miro mal y se acercó besando mi mejilla.
—Bien, lo mismo siempre, no hay ningún cambio últimamente—Sonreí en un intento de aligerar el ambiente.
—Sí claro—Contesto con sarcasmo—Ya dime ¿Cómo te fue? y quiero la verdad Sara—Puso sus manos en jarras y me fulmino con la mirada.
—No me pasó nada, en serio, fue un día normal como los anteriores—Respondí intentando mantener la calma.
—Sabes que no me trago eso de que te fue bien, paso de nuevo ¿cierto?
Suspire a mi desgracia, tristemente a mi madre no se le gana en juegos de miradas y tampoco en las discusiones, no me quedo más remedio que ser sincera—No puedo mentirte—Me encogí de hombros con indiferencia— ¿Cómo es que te das cuenta?
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La otra cara de la chica Nerd
Teen FictionSara una adolescente y nerd en apariencia , tratada como lo más bajo entre la cadena social que se forja en el instituto, lo que nadie sabe de ella es su lado oculto, un lado que solo ella solo muestra en sus ansiados y deseos fines de semana. Nota...