Capítulo 4

4.6K 238 9
                                    


Con los peligros atisbados del bosque no tuve más opción que cazar unos peces con mis habilidades gracias a los antiguos viajes de campamento. Eliminar mi presencia a los peligros fue lo más desagradable a la hora de atrapar los peces, sin más remedio tuve que alimentarme de su carne cruda.

Las precauciones con el fuego siempre era lo numero uno que ocupaba en la lista de sobrevivencia, si el clima es cálido se aproximan incendios forestales, ya sea provocados o no, tome las precauciones requeridas y abandone ese método. Además de evitar que los animales en el bosque se alerten con mí presencia. No deseaba tener más invitados inesperados como la anoche anterior, lo mejor era no hacer que se sintieran incomodos o amenazados.

La carne cruda no estaba tan mal, sin embargo no hay mejor sabor que el pescado asado para deleitarse el paladar. Mientras me alimentaba observe el lago con sonora quietud, no había la existencia de algún animal que perturbara mi calma, los más alejados solo fueron aquellos venados al otro extremo de lago mientras bebían agua con calma. Uno de ellos dio con mi persona y sin inmutarse dedico a darme una observación rápida volviendo a lo suyo.

Esta vista era irrepetible, como deseaba tomar una fotografía de recuerdo, de mala gana chasquee la boca y me senté sobre una piedra. La cámara de mi móvil era un asco con la poca resolución, razón que me orillo a no sacarlo de mi bolso. Una vez que recupere las energías ya satisfecha de la comida, me levante de mi lugar y seguí usando al sol como mi guía. Los lobos me habían alejado lo suficiente de la civilización con esa oscuridad. Aquel método fue el único que se me pudo ocurrir y todo por no prestar atención a las clases de orientación cuando asistía al campamento.

Soy una nerd en apariencia, no en intelecto o interés en cuanto a las clases, solo para mantener mi cubierta realizando actividades extracurriculares o estudiar con gran esfuerzo. Total muy aburrido. Ir al campamento me permitía ser una chica liberal sin retenerme. En cuanto a las amistades, no exclusivamente los llamaría amigos, tengo una relación estrecha sin resquebrajos.

Debía cambiar esa faceta solitaria y me lo cuestionaba a veces, sin embargo estar sola en algunos momentos era una necesidad más que un deseo. La privacidad me permitía no preocuparme innecesariamente de otros, claro a excepción de Hugo y mi madre. Evitarme las responsabilidades era una parte egoísta de mi persona, quizás pocos o nadie que me conociera realmente aceptaría ese lado de mi retorcido pensar.

Solo Hugo con su humor de pocas pulgas me aceptaba. No sé qué haría sin él en mi vida. De hecho de pequeño siempre observo cada faceta defectuosa de mí y seguía con la misma sonrisa que me alegraba hasta la medula. En parte esa personalidad positiva lo ayudaba porque era una complementación. Yo suelo ser la impulsiva y de carácter difícil mientras mi joven amigo es todo lo contrario.

Ahora que me hallaba perdida debía darle bastantes explicaciones de mi ausencia en la casa. Ya me imagino los reclamos de mi madre llamándolo por su móvil con explicaciones de nuestra discusión, pensarlo solo me hizo sonreír. Hugo siempre tan preocupado. Si no fuera porque le conté de aquel acuerdo de hacernos pasar por personas retraídas, timidez y reservadas, quizás ahora estaríamos de farra con sus amistades de alguna discoteca cercana a la casa. Me sentí en parte culpable por realizar ese estúpido acuerdo y aquí fui la única egoísta al no detenerlo a tiempo hace un año.

El importante día que lo acordamos era una noche que mi madre lo invito a cenar, por lo mismo que a Hugo en emociones psicológicas lo considera un hijo más. Ordenamos pizza estilo hawaiana y pasamos a ver una película de terror mientras Hugo y yo comíamos en el largo sofá. Mi madre tuvo que ir a tomar una siesta en su habitación, el trabajo la había dejado exhausta.

— ¿Por favor dime que no vas con la octava porción de pizza? —Comenzó Hugo fingiendo sorpresa.

— ¿Qué comes que adivinas? —Tentada al sabor tan exquisito de la pizza estire la mano intentando alcanzar otra rebanada de la mesa central.

La otra cara de la chica NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora