Capítulo 13

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La profesora Samanta se hallaba recostada en su suave cama recargada sobre su almohada de plumas. La tranquilidad con las que respiraba dejaba a más de uno con la envidia de buscar dormir y descansar en años. Sin embargo la tranquilidad no duro mucho cuando su cuerpo agitadamente se movía, desesperada de deshacerse de eso que pudiera estar forzándola para dormir. Repentinamente despejo su cabeza de la almohada y puso su atención dispersa.

Puso total atención en estado alerta, luego que identifico donde se encontraba en su casa solo se relajó encogiendo los hombros. ¿Cómo había llegado aquí? se cuestionó, nada de lo que pudiera hacer para recordardarlo ayudaba. Con los intentos inútiles solo se levantó de la cama mientras tallaba sus ojos y camino al baño para admirar su físico, mirarse al espejo para verificar que nada estuviera fuera de lugar fue lo primero como prioridad. Ya analizándose con todo normal, intento idear de qué manera llego a su casa, no existía pistas de que alguien hubiera intentado sabotearla de borrar un recuerdo importante, algo que había descubierto y que casualmente esa otra entidad buscara frustrarla. Inesperadamente la joven profesora reacciono y salió rápidamente de su casa, se subió a su porche demasiado apurada. Al llegar al bachillerato se detuvo bruscamente interponiéndose entre el carro del profesor Anacleto impidiendo que usara el espacio donde supuestamente se estacionaria.

—Lo siento —Contesto la profesora desde el auto fingiendo culpabilidad.

—Descuide, supongo que hay algo que la tiene así de apurada—Contesto el profesor de manera amable y gentil— ¿Tiene alguna clase temprano?

Negó con la cabeza—Estoy buscando a una estudiante, nos íbamos a reunir hoy antes de la clase, esa es la razón que llevara prisa, lo siento.

—Descuide profesora, la comprendo perfectamente—Extendió una sonrisa alegre y con la mirada exploro el área—Iré a buscar donde estacionarme, que tenga buen día.

—Igualmente profesor—Sonrió de manera fingida e inexpresiva en la mirada mientras observo como el profesor Anacleto se marchaba con su auto para hallar otro lugar en el estacionamiento.

Al bajarse de su auto exploro el área con la mirada, no había nada fuera de lo común con el ambiente y avanzo caminando con normalidad, si avanzaba rápido sería objeto de las curiosidades estudiantiles y lo que menos deseaba era eso. Su prioridad era encontrarla, ver si nada de lo que la obstruyo de sus recuerdos se llevó a esa persona.

—Joder—Susurro y su apariencia se volvió el objeto de las miradas estudiantiles.

Algunos la saludaban con los buenos días, la profesora les regresaba el saludo de una manera alegre, aun cuando todo lo que exteriorizaba fuera mentira. Al entrar en el edificio camino buscándola, tenía que encontrarla pronto. La desesperanza y los tintineantes reclamos de su inconsciente la dejaban con un sentimiento ansioso. Mientras recorría todo el campus saludando a los alumnos no encontraba la pista de ella, solo un lugar era el único que no piso durante la búsqueda, tomando la idea de buscarla en la cafetería, llego abriendo las puertas y sus ojos se engrandecieron, ahí estaba sentada platicando con Mahat como si nada, solo una amistad, sin embargo aquel sentimiento intranquilo incidía en ella, para verificarlo se aproximó sonriendo para guardar las apariencias y le dio dos golpecitos en su hombro con el dedo índice.

Como reflejo ella se giró y abrió los ojos seña de sorpresa—Profesora Samanta...

—Hola Valeria—Intento sonreír aunque una parte de ella no se encontraba tranquila—Por favor, te he dicho que me llames Sam, nada de formalidades entre nosotras.

—Tiene razón, culpa mía—Valeria sonrió de forma automática sin que su gesto fuera honesto— ¿Necesita algo?

—Solo te buscaba para hablar sobre unas cosas, ¿Me concedes unos minutos? —Le giño el ojo como un gesto cómplice.

La otra cara de la chica NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora