Capítulo 15

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Con muchos pensamientos negativos en su cabeza, Romel entra en la oficina que temporalmente es de Mariela y se queda parado esperando a que ella le comunique lo que le tiene que decir

-Siéntate- le ordena señalandole una de las dos sillas de espera que hay en el despacho

Romel se sienta y junta sus manos en el regazo conteniendo el nerviosismo y esperando que la chica hable

-Si te he llamado es para decirte que tu sueldo bajará- Romel pone cara de confusión ante las palabras de Mariela -Y es por el motivo que se te paga demasiado- la chica en realidad que estaba loca. A puras penas lograba sobrevivir con $5 como para que quiera bajarle el sueldo aún más -de ahora en adelante se te pagará la mitad

Romel estaba muy asombrado y confundido por lo que Mariela había decidido. ¿Como comprará comida? ¿Como eso le ajustará para satisfacer las necesidades de él y su padre?

-Pero si eso te parece muy poco- se levantó de la silla del escritorio y caminó hasta la puerta para abrirla -Te puedes retirar

-Claro que no me iré- obviamente Romel no iba a dejar su trabajo sólo por que a la niña caprichosa se le ocurría bajar el sueldo a los empleados. Pero debería pensar bien y tal vez conseguirse otro trabajo. Pero quien le dará empleo a un jovencito de 15 años sin título de bachillerato. Lo más que podría hacer en una labor sería en el caluroso campo y eso, a pesar que deja un poco más de dinero, agota mucho en el cuerpo. Por esa razón no iba renunciar tan fácilmente

-Como quieras- se regresó a su asiento- sólo te advierto que una falla y te dejaré sin paga. ¿Entiendes?

-Si, señorita- Romel se levantó para irse hacia la puerta. Ella sólo se quedó observandolo con un semblante para nada agradable

Regresó a donde había dejado su morral y ahí estaba Jaime guardando el suyo. Apenas vio a Romel, se le dibujó una sonrisa

-Hola- saludó el menor

-Hola- Romel no tenía ganas de hablar, sólo necesitaba empeñarse en hacer un buen trabajo para así no quedarse sin dinero al final del día

-¿Por que esa cara?- preguntó notando tristeza en la mirada de Romel

-No es nada- agarró el trapo con el cual debía desempolvar los ataúdes del salón de ventas -¿Y a vos ya te llamaron por lo de tu sueldo?- preguntó mientras ya le quitaba el polvo a la primera caja de muerto que se encontró

-Si- otra vez se dibujó en la cara de Jaime una gran sonrisa -me van a aumentar el sueldo. ¿Puedes creerlo?- claro que no podía creérselo. Como era posible que mientras a él le disminuian a otros les aumentaban

-¿Enserio?. Y eso por que?- definitivamente debía saber la razón por la que Jaime obtendría un aumento

-Según la señorita, he hecho un buen trabajo- se encogió de hombros sin darle mucha importancia a esa razón de la causa del aumento -me aumentó la mitad de lo que me pagan- a Jaime se le veía muy feliz -¿Y a vos cuanto Te aumentaron?

-A mí no me aumentaron nada- contestó molesto, ahora se dirigía a otro ataúd para seguir con su trabajo -me disminuyeron- estaba serio, ya no quería hablar

-Enserio que mal, tal vez fue una confusión o sólo te ponga a prueba- era evidente la inocencia de ese niño, a pesar que tenían la misma, Jaime era demasiado inocente como para entender muchas cosas, o eso parecía

-Eso no importa, no entiendo a esa señorita y espero que no me traiga problemas en casa

-No te preocupes- Jaime se acercó hasta donde él estaba -sí algún día necesitas dinero, sólo me dices y tal vez pueda ayudarte- éste si que era muy bueno, aunque se veía preocupación es su rostro, tal vez no era nada

-Gracias Jaime- dejo lo que estaba haciendo y abrazó al chico. Al primer instante Jaime no reaccionó, pero luego lo hizo abrazandolo él también. Cuando se separaron escucharon una puerta cerrarse proveniente del despacho, pero le restaron importancia

Después de eso terminaron cada uno con su tarde restante de labores hasta que llegó la hora de irse, debían ir por su paga. Romel se encaminó al despacho y luego de un "adelante" se adentró a éste notando lo enojada que parecía Mariela

-Buenas señorita, ya terminé y debo irme- se acercó al escritorio un tanto nervioso

-Bien...mmm- intentaba recordar

-Romel

-Sí, Romel- sacó el dinero y se lo acercó -aquí tienes- aún tenía una cara de furiosa. ¿Tal vez el novio la dejó? Pensó Romel

-Gracias- le dijo para luego salir por la puerta e irse de ahí

Caminando hacia su morral y luego guardar el dinero, se encontró con Jaime que venía de cobrar su día de labor

-Hey, ¿ya te vas?- le preguntó mientras agarraba su mochila negra

-Si, estoy por irme- ya se había colocado el morral y caminaba hacia la puerta del local

-¿Puedo irme contigo? preguntó Jaime

Romel pensó durante unos segundos, pero terminó por aceptar

-Pero debo decirte que tengo que recoger a mi padre en la cantina

-No hay problema, yo te espero y hasta trataré de ayudarte- este chico era tan gentil que hasta le daba miedo su repentino cambio

Con un asentimiento de cabeza, ambos caminaron hacia la cantina y un par de minutos más tarde ya se encontraban frente al borracho

-Muy bien papá, sujetate de mí- Romel estaba levantandolo, ya no le costaba mucho, se había acostumbrado. Jaime sólo lo observaba mientras en su mano derecha sostenía el morral para que Romel no tuviera inconvenientes con levantar y cargar a Walter

-¿Siempre haces eso?- pregunto Jaime mientras ya iban saliendo del pueblo directo hacia sus casas

-Sí...siempre- le costaba hablar con el peso del borracho encima suyo -mejor cuéntame otra cosa para olvidarme del dolor- intentaba bromear pero enserio que ese borracho pesaba

-Bueno, que quieres que te diga, soy un chico normal

-Cuéntame de tu vida pasada

-Bien- soltó un gran suspiro antes de hablar. -Yo nací en Honduras, pero me vine a conseguir trabajo aquí por que mi abuela murió a causa de la vejez. Ella nos mantenía con su venta de baleadas en la calle, pero pasó lo que pasó. Yo no tenía con quien más vivir, mis padres me abandonaron cuando apenas era un recién nacido y me dejaron con ella, mi verdadera madre- se le había escapado una lágrima ante el recuerdo. Ya iban a mitad de camino -Deje el estudio a mitad de mi noveno grado para trabajar como albañil con unos vecinos, nosotros nunca habíamos tenido dinero y mucho menos quien nos regalara. -Luego un día mientras intentaba colocar cemento para un futura casa, conocí a el señor Fidel y él me ofreció trabajo, al principio no sabía de que, pero luego me explicó y así es como terminé acá- ya habían llegado a donde Jaime se desviaba hacia el otro camino

Muy sonriente le devolvió el morral a Romel colocandoselo en el hombro libre. Mientras que el borracho decía incoherencias que nadie entendía

-¿Te puedo preguntar una cosa?- Romel no se quería ir con la duda y debía aprovechar el momento 

-Además de esa- ambos rieron -Claro, dime

-¿De donde provienen los golpes, esos moretones en tu cuerpo?. Dime, ¿alguien te golpea en tu casa?

Jaime no respondió, sólo se tapó la boca y comenzó a sollozar

-No llores por favor, no quería hacerte sentir.....

-No te preocupes- se limpiaba las lágrimas -es mejor que me vaya. No dijeron nada más y Romel se quedó observando como Jaime caminaba colina arriba con la cabeza hacía abajo

Tal vez se equivocó al preguntar eso, mejor hubiera esperado a que el chico se desahogara por si solo. Pero se equivocó y ahora por su culpa Jaime se había acordado las causas de esos golpes y posiblemente iba a llorar al llegar a la casa

Sintiéndose aún más culpable por lo sucedido y sabiendo que no podía hacer nada más, se encaminó para poder llegar a su casa

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-Keiry

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