Epílogo

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10 años después....

-Romel, necesito que me traigas los pañales

-Si cariño, en un momento- Romel recogió de un estante los pañales que su esposa Mariana le pedía y enseguida se los llevó

Llevaban juntos dos años luego de haberse conocido en la Universidad que estaba en la ciudad. Llevaban unos meses de casados

Romel había terminado el bachillerato hace mucho tiempo en el pueblo y había decidido viajar a la ciudad para hacer una carrera profesional. Walter lo había acompañado y lo respaldaba en lo que el chico decidiera. Además de que Romel había conseguido una buena beca. Gracias a eso ahora era un gran y preparado Psicólogo dispuesto a volver a su pueblo natal para servir todos sus frutos ahí y ayudar a los necesitados

-Gracias- le contestó Mariana cuando Romel le entregó el paquete de pañales pequeños

Mariana llevaba embarazada 5 meses y ellos ya se habían preparado para cuando la bebé naciera. Romel quería que Carmencita naciera en el mismo pueblo donde nació y su esposa no se oponía. Ella lo comprendía de la mejor manera, además de que su familia apoyaba en que ella, una doctora, diera sus servicios en un lugar necesitado como ese. Y por eso a ambos les encantaba la idea de viajar

-¿Está lista mi princesa para viajar?- Romel le preguntaba a la barriga abultada de Mariana mientras ella reía divertida por la voz aguda que estaba haciendo

El nombre había sido en honor a Doña Carmen que durante una noche dormida en la clínica había fallecido. Eso había entristecido mucho a Romel y había pedido días en la Universidad y se los habían concedido para poder ir a despedirse de la señora. Había sido duro, no esperaba que la viejecita se fuera antes de que él terminara su carrera y no haberle pagado todos los años que ella lo ayudó. Para su tranquilidad le habían dicho que ella había muerto feliz recordando cada buen momento que pasó con sus amigos más cercanos. Romel quería pagar esa deuda de otra manera; ayudando como ella siempre lo hizo

-Famila, debemos irnos ya- entró de la nada Walter que habia mejorado incluso más. Había asistido a un grupo de Alcohólicos Anónimos y gracias a ellos y a su gran voluntad, llevaba diez años de no beber ni una gota de alcohol. Él había estado trabajando de guardia de seguridad en una empresa, pero al enterarse que Romel se regresaba al pueblo, él no dudó en seguirlo. Le agradaba la idea de pasar tiempo a la par de su hijo

-Si, ya estamos listos- Romel se levantó del suelo donde había estado arrodillado y se dirigió a cargar las maletas

-Hola, querida- saludó Walter a Mariana. Ellos se llevaban bastante bien. El mayor había aceptado desde un principio la relación de los menores, al igual que los padres de la chica

-Hola, Walter- intercambiaron un abrazo, luego apareció Romel cargando las maletas y dirigiéndose a la puerta del hotel

-Bien, vámonos

Los tres salieron del hotel donde se habían hospedado los últimos meses que vivirían en la ciudad y salieron en busca de un taxi para que los llevara al aeropuerto

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Ya estaban sentados en el avión cuando Romel se sentía nervioso. Tenía tiempo de no ver a Jaime quien había terminado el bachillerato años después de él. Él jovencito no había querido estudiar una carrera profesional y por tal motivo se había quedado en el pueblo trabajando de albañil. Lo extrañaba, los años mientras estudiaba en la escuela siempre salían a charlar de lo que fuera. Jaime nunca había tenido una novia, al igual que Romel quien había vivido su primera etapa de amor con Mariana siendo ésta su primera novia. Le gustaba la idea de encontrarse con Jaime y con su posiblemente novia y salir los cuatro a alguna cita. También le gustaba la idea ir al cementerio a visitar a Doña Carmen y Marta para contarles todo lo que ha vivido en sus ausencias

Romel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora