El Partido

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Luego de varias horas lograron llegar al paraíso. Estar ahí fue una experiencia surrealista para Louis. No ha estado ahí desde el día que invitó a Harry y Zayn a su casa. ¿Quién diría que se terminaría enamorando? 

Le tocó desfilar atado de manos por todo el paraíso. Siete guardias accedieron a llevarlo a donde lo enjuiciarían. No eran los mismos guardias que lo transportaron por lo que no estaba su aliado. Los guardias lo empujaban hacia su destino. Para colmo, los guardias acompañaban los empujones con insultos.

Si los guardias eran  crueles la multitud estaba llena de demonios. Los “ángeles” abucheaban a Louis, le gritaban insultos y le tiraban piedras. Había uno que otro niño que se acercaba a patearlo y recibía un premio de sus padres en vez de un castigo como se lo merece.

-Rápido basura, no tenemos todo el día. – dijo uno de ellos

-Animo, podemos latigarlo. – sugirió el otro

El guardia agarró el látigo y empezó a golpear a Louis con fuerza. Louis se mordió el labio para contener el dolor.

-Apuesto que así te manipulaba tu novio. ¿Por qué de él si te dejas? – susurró el guardia que lo azotó

-Porque él es un ángel y ustedes son los demonios.

Siguieron el camino pero de tanta fuerza que puso un guardia al empujarlo se cayó. Louis se tocó el vientre esperando que su bebe estuviera a salvo. A los guardias no les interesó el bienestar de Louis y menos del bebe. La multitud y los siete ángeles se reían de él mientras le empezaban a escupir.

-Levántate basura que no tenemos todo el día. – dijo uno de ellos extendiendo su mano para levantar a Louis.

-¿Cómo pueden vivir con eso? Ustedes están supuestos a proteger la vida, sin embargo me tratan como basura. – preguntó el ángel.

-Protegemos la vida, no traidores.

El desfile de Louis ya estaba a punto de acabar. Sin embargo, un niño pequeño se acercó a él. Louis bajo las manos para protegerse de la patada pero nada pasó. El niño tenía una paleta y una botella de agua en sus manos. No sé qué planeaba hacer con eso pero no fue eso lo que llamó la atención. Me pareció curioso que el pequeño tuviera cabello rizado y ojos verdes igual que  mi Harry. Mini Harry se acercó y me ofreció las cosas que tiene en sus manos.

-Para ti. –dijo el niño

-¿Por qué lo haces? – pregunté

-Tú no eres malo. 

Eso me dio una sonrisa. El niño no solo tenía un parecido con el amor de mi vida sino que también me recordó a mi cuando desterraron a Aiden. En ese momento no sabía cuál era el error que él había cometido pero ahora me doy cuenta que nunca hizo algo malo.

Por fin llegamos al lugar donde me enjuiciarían. Los guardias procedieron a atarme a esa posta tal y como ataron a Aiden. La multitud realmente estaba ansiosa por ver lo que me iba a pasar, tanto que no se callaban. El juez procedió al estrado y con mucha autoridad calló al público. Hay algo que encontré gracioso por lo que no pude parar de reír.

Angeles y Demonios *Larry Stylinson/Ziam MayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora