Sunshine [Sophia Lillis]

T w e n t y t h r e e

Dedicado a: LatinaxLoser

Narra Sophia

-¿Crees que estará bien?-Le pregunté a mi hermano.

-Seguro que si, es decir, está con sus padres, ¿que le iría a pasar?-Lo miré con el ceño fruncido, pues no captaba demasiado bien el sarcasmo, si es que lo era.

-Espero que sea sarcasmo, Jake.-Me miró confundido.

No lo decía en broma, al parecer.

-¿Debería serlo?-Me sentí realmente ofendida, por lo que salí casi de inmediato de su habitación.-¡Oye, espera!¿Por qué estás así?¿Que hice ahora, Sophia?-

-Da igual, tú no conoces a sus padres, ni su historia en sí.-Dije pasando mis manos por mi rostro frustrada y preocupada.

-Si ya me dices eso, me imagino lo peor.-Dijo rodando los ojos.

-No vas mal encaminado.-Entonces me miró algo asustado.-¿Ya ves a lo que me refiero, idiota?-

-No tenía idea...-

-Mañana iré al instituto y la acompañaré hasta su casa.-Dije poniendo un punto y final a la conversación, pues empezaba a molestarme la cara de idiota asustado que no hermano poseía.-Vete, si no tienes nada que decir, Jake...-Él asintió lentamente y se fue de la misma forma.

Sin esperar ni un minuto más, tomé mi teléfono y le marqué a Sheyla.

-¿Shey?-Hablé dejando de morder mis uñas.

-Hola.-Se escuchó y suspiré totalmente aliviada.

-¿Cómo te sientes?-Pregunté sentándome en la ventana.

-Con ganas de cortarme las venas, ¿y tú?-Aquello me dejó helada pero lo pasé, debido a que ella solía hacer bromas así.

-Eh... Bien, estoy bien.-

-Debo irme.-No me dio tiempo a contestar, pie sus había cortado la llamada. Entonces, entendí que no se encontraba para nada bien.

Narra Sheyla

Lo que yo más necesitaba ahora, era un abrazo. Necesitaba el calor de otra persona, diciéndome que todo saldrá bien, aunque no fuera verdad, pero ahora necesitaba mentiras.

Con el dorso de mi mano, limpié el rastro de sangre que goteaba de mis labios y de mi nariz. Dolía y mucho, pero no bajaría a curarme con tal de no ver a mis progenitores, a los cuales yo temía con toda mi alma.

Mi hermana, tocó repetidas veces la puerta. Ni si quiera la miré.

-¿Puedo?-Seguí sin contestarle.

Ella era una de las personas de mi familia que me hablaba sin faltarme el respeto ni humillarme, como todos hacían conmigo.

Se sentó a mi lado y colocó una mano sobre mi hombro. Al momento de tocarme, le retiré la mano bruscamente y ella suspiró.

-¿Estás bien?-

-Tirando fuegos artificiales de que me hubiesen tocado, fíjate.-Contesté fría y cortante.

Era mi hermana, sí. Me trataba "bien", si. Pero nunca hacía nada para impedir que yo sufra, y de ahí, lo odio y desagrado hacia ella.

-¿Por qué nunca haces nada?¿Acaso tienes miedo?-Pregunté mirándola al fin esperando una respuesta que jamás llegó. Mis ojos contenían lágrimas que no tardé en derramar.-¿Por qué siempre sales ilesa?¿Por qué no te tratan como a mí?¿Qué tienes que tú qué no tenga yo?-Me levanté y me alejé de la cama.-¿P-por qué...?¿Por qué tuve que nacer?¿Por qué ellos te quieren y a mí no?-Daniela balbuceaba también entre lágrimas, pero poco me importaban sus sentimientos.