T h i r t y s e v e n

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Narradora

Sheyla salió de la habitación entre bostezos y estiramientos, mientras que Sophia solo se removía en la cama para intentar volver a dormir.

La pelinegra bajó a la cocina y se preparó un café descafeinado, con unas ojeras que le llegaban hasta las mejillas. Se notaba que no había pegado ojo en toda la noche. En cambio Sophia, había dormido bien, aunque eso no quitaba que tuviese sueño.

Unos minutos más tarde, la pelirroja se decidió a levantarse y bajar a la cocina.

- Buenos días.- Dijo Sophia en un pequeño bostezo. Dejó de hacerlo, sonrió y se acercó a Sheyla para besarla, pero está se apartó hacia atrás.

Sophia se separó y la miró confundida.

- ¿Qué...?-

- No me apetece. Perdón, Sophia.- Dijo con su rostro inexpresivo.

"Sophia". Hacía tanto que la chica no escuchaba tu nombre completo salir de los labios de la pelinegra, que hasta le hirió un poco.

- Eh... ¿Estás...?-

- No me apetece hablar.-

- Bueno, pero...-

- No.- Sophia simplemente se quedó callada y asintió con la cabeza agachada y muy apenada.

Cuando Sheyla acabó su café, subió a la habitación sin decir una palabra.

Sophia por su parte, no desayunó. Se quedó pensativa todo el día. Buscaba alguna acción de su parte que la hubiese molestado o enfadado, pero no había hecho nada como para que LeBlanc se enfadase con ella.
Pero entonces recordó el día anterior y aquella foto.

Pero de nuevo, no vio ninguna razón para que ella estuviese así con Sophia: distante, fría, inexpresiva, justo como se habían conocido.

Decidió subir a la habitación para hablar con Sheyla.

Abrió su puerta y se encontró a la adolescente mirando por la ventana de la gran habitación azul marino.

-¿Podemos...?-

- No.- Era la cuarta vez en el día que la interrumpía, y a Sophia le ponía los pelos de punta que le estuviese provocando de esa forma.

- Vale, deja de interrumpirme de una puta vez y escúchame, joder.- Habló firme haciendo que la menor la mirase.

- No quiero hablar ahora, ¿vale?-

- Pues no hables, pero escúchame. Gracias.- Habló firme. Tanto, que Sheyla se sintió intimidada ante ella.- ¿Tengo algún tipo de culpa, Sheyla? ¿Te hice algo, eh?. Sé lo que te pasa. A mí tampoco me ha gustado que hayan hecho eso. Odio que rasquen en mi vida privada sin mi consentimiento. Yo tampoco tengo idea de cómo consiguieron la foto, pero por favor, Shey, no es culpa mía. Nada de esto es culpa nuestra. Así que, deja de estar así conmigo y con el mundo entero, porque no es justo.- Y enfadada, se giró y se fue por donde vino.

Sheyla quedó sola en la habitación, pensativa. Sophia tenía razón, pero no podía evitar sentirse así.

Dejó ese tema a un lado y de pronto una idea en su cabeza se iluminó cual bombilla LED.

- Daniela, hija de mi madre...- Farfulló de repente.

Daniela tenía un curso en informática bastante avanzado, añadiendo que vio varios vídeos de cómo extraer fotos de dispositivos ajenos, de cómo entrar en cuentas de los demás, entre otras habilidades. Básicamente, su hermana mayor era excelente en el "arte" del hackeo.

Sunshine [Sophia Lillis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora