Capítulo III Primer acto

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"Perdonar es el acto más difícil de lograr, pero cuando lo haces

Con el corazón no solo tu alma esta en paz, también tu corazón"

Palabras de Hermione Granger a Rose..

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Julio 24 de 1998, Londres Inglaterra.

Él no era una persona que pudiera describirse como paciente, no señor, todo lo contrario, la impaciencia siempre jugaba en su contra, y si a eso se le sumaba la presencia de Hermione Granger, el resultado era desastroso. Como muestra de ello, allí estaban ambos, saliendo en medio de jalones de una de las chimeneas del Ministerio Mágico.

— Te he dicho que me sueltes — masculló entre dientes Hermione, tras un jalón brusco logró soltarse de él.

— Granger, no juegues con mi paciencia, — a su pesar enlazo su mano con la de ella y le dio un tirón para acercarla a su cuerpo — por si ya lo olvidaste, estamos casados, ¿Cómo carajos crees que actúan los casados?

Hermione resopló y cerró los ojos. — No tengo tiempo para esto — se separó de él sin soltarlo y caminó hacia el atrio, ingresaron por la parte trasera, se estremeció cuando visualizo el ciento de personas que estaban reunidos alrededor del podio, detuvo su paso al momento que se ponía nerviosa, solo unos pasos la separaban de las escaleras para ascender.

Draco se desconcertó cuando ella se detuvo, sentía su mano temblar dentro de la de él. Podía ver desde ahí a Kingsley apresurándolos con la mirada. — Granger — se inclinó y le gruño cerca de su oído.

—Hermione... —la voz de Harry llego detrás de ellos.

Sentir a su amigo cerca le dio fuerzas, avanzó y subió las escaleras que los dirigieron al podio, podía sentir la mirada de todos sobre ellos, el murmullo del público comenzó a intensificarse, personas se estiraban para cerciorarse con sus ojos de que el matrimonio Malfoy era real. Tomó asiento en una de las tres sillas disponibles, Draco y Harry se sentaron a ambos lados de ella. Se atrevió a levantar la vista y mirar a la gente, varios la observaban con aprensión, otros con asombro, algunos con alegría, y unos pocos con molestia, aquellos que consideraban que lo que ella había hecho era traición.

― ¿Por qué han llegado tan tarde? ― les cuestionó en voz baja Kingsley al llegar frente a ellos.

― Tuvimos algunos percances ― fue Harry quien contestó. Draco rodó los ojos y Hermione los ignoró.

Kingsley se dio la vuelta y se colocó en medio del podio, frente al público, sacó su varita y apuntó a su garganta y procedió a pronunciar el hechizo que intensificaba su voz.

― Buenos días pueblo mágico de Gran Bretaña, estamos hoy reunidos para dar el primer paso al camino de la construcción de un gobierno democrático, justo y...

Hermione dejó de escuchar lo que estaban diciendo, se concentró en sus propios pensamientos, en reunir paz y serenidad, sabía que en cuestión de minutos seria atacada con cientos de preguntas, los periodistas no dejarían pasar esa oportunidad, en su periferia podía ver el pie derecho de Draco moverse con impaciencia, Harry limpiaba una y otra vez sus lentes con un pequeño pañuelo. Estaban muchas cosas en juego, y todo dependía de ella. Se sobresaltó un poco cuando vio a Harry ponerse de pie y colocarse a un lado de Kingsley, supuso que estaba siendo entrevistado. Aun no quería desconectarse de su pequeño mundo...

― Hermione... ―el apretón en su mano la trajo a la realidad ― Hermione ― escuchó a su amigo hablarle y hacerle señales para que lo acompañara.

El libre albedrío de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora