"Mamá una vez me dijo, que la verdadera belleza de una
persona, solo la podrás observar es su estado más decadente..."
(Palabras de Rose a Draco Malfoy)
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Londres Inglaterra, 1 de agosto de 1998
Si en algún momento Draco dudo de que Hermione estuviera teniendo un episodio, dedujo que eso era exactamente lo que estaba ocurriendo cuando la vio entrar a su habitación y jalarlo con ella, porque definitivamente Granger en sus cinco, cuatro o tres sentidos, jamás lo hubiera hecho. Esa acción escapaba a la racionalidad de la joven.
― ¿Qué demonios? ― Y sin embargo no pudo evitar cuestionar la acción de ella.
― Yo solo... ― no supo que decir, porque para ser verdad ni siquiera sabía que estaba haciendo. Seria mentira si negara que le parecía peligroso, solo hacía falta ver su expresión fría y arrogante.
― Que elocuente, Granger ― soltó su mano rendido cuando ingresaron ambos a su alcoba. "¿Y ahora qué?" se cuestionó.
― ¡Oye! No tienes que ser petulante ― le reprochó ella en un fingido tono de disgusto.
Él la miró con intensidad, jamás creyó que Granger alguna vez pudiera usar un tono de voz como ese con él.
― ¿Sabes quién soy? ― le preguntó mientras prendía algunas luces para que la iluminación fuera tenue. Aunque ella lo había llamado por su nombre, no lo trataba como si lo reconociera realmente.
― Malfoy ― contestó con simpleza mientras observaba la habitación ― es algo... lúgubre ― concluyó ella, "igual que tu" pensó.
― ¿Ahora quien es petulante? ― se sorprendió por actuar de forma natural ante ella. Se quitó la túnica y el saco.
Ella se alzó de hombros para restarle importancia ― Solo sé que eres Malfoy ― tomó asiento y nuevamente intentó entender que sucedía. Pero a diferencia de unos minutos atrás se sentía raramente en paz, y le gustaba ese sentimiento.
― ¿Qué debo entender por eso? ― la cuestiono, se sacó los zapatos y tomó asiento en un sillón individual que tenía junto a la puerta. Recargo su cabeza en el muro y apretó el puente de su nariz. Realmente se sentía muy cansado, hasta para discutir con Granger.
Ella lo miro absorta por un rato, intentando recordar o saber quién era, pero nuevamente fue en vano. Pero pudo apreciar su rostro, bajo la tenue luz resplandecía de forma hipnótica, por donde lo mirara, todo en él gritaba oscuridad, y aun así parecía bello... peligroso y bello.
― Sé que eres Malfoy, pero no puedo asociar nada a tu nombre ― le confesó ― de hecho no puedo asociar nada con nada...sobre nada.
― ¿Eso no te perturba? ― él estaba perturbado por su comportamiento, no entendía como ella no estaba alterada. Se arremango las mangas de su camisa y se desabotonó los primeros tres botones.
Colocó su mirada sobre ella, seguía en el centro de su habitación, observando con curiosidad todos los objetos. Lucia demacrada, su cara con pómulos saltados, sus ojos enmarcados por oscuras ojeras, su cabello era un verdadero desastre, el vestido que portaba le quedaba grande, sus pies iban descalzos, en verdad podía pasar por una pordiosera.
― Al principio... ― se giró para quedar de frente a él, tomo asiento sobre la alfombra y se recargo a los pies de la cama ― no sé cómo describirlo, fue como despertar, pero no sé de qué... me alarme cuando no reconocí el lugar, sentí algo oprimiendo mi pecho... yo... cuando tuve valor para salir de esa habitación, te encontré...
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El libre albedrío de los condenados
Fiksi PenggemarConcordia y discordia... dos palabras que se contraponen y que pareciera que una no se llevan con la otra. Pero en esta historia, podrás ver que tras el término de la guerra, en un mundo donde debería existir paz, felicidad y sueños, el dolor y la s...