Capítulo XVI

1.1K 107 44
                                    


"No es fácil, quiero estar en su vida, ser dueña de su corazón...

Pero ella esta siempre ahí, en las sombras, recordándome que siempre será ella...

(Confesiones de Pansy.P.)

.

Londres Inglaterra, 25 de diciembre del 2002

Si Noche Buena había sido un desastre, los siguientes días no mejoraron para nadie. Si uno observaba detalladamente a la familia, podía asimilar como cada uno de ellos estaba siendo afectado por la presencia y comportamiento de Hermione; de a momentos se preguntaban que tormenta era más fuerte, si la que se desataba en las afueras que les congelaba hasta los huesos, o la que estaba demoliendo a la familia dentro de los muros.

Luna estaba alterada, lo intentaba controlar y disimular durante el día, pero cuando caía la noche se refugiaba en el pecho de Theo a llorar hasta quedarse dormida. Así acontecieron todas sus noches desde que había escuchado el diagnostico médico de su amiga. Ella sabía lo que le había ocurrido a Hermione en el Bosque de Dean, se enteró el mismo día del evento. El trío mágico tras ser llevado a la mansión Malfoy fueron separados, mientras su amiga fue torturada y los chicos intentaban salir, ella escuchó por la rejilla que daba a las afueras de la casa, la conversación que sostenían unos carroñeros, ellos fueron muy explícitos con los detalles escabrosos. Se regocijaban de lo sucedido. Luna recordaba a la perfección como se le helo la sangre y se perturbó por lo sucedido a Hermione.

Comprendía perfectamente que su amiga no sobreviviera emocionalmente a eso y lo que le prosiguió, sabía que Hermione era fuerte, pero todos los eventos que tuvo que afrontar eran suficientes para alterar hasta la demencia a cualquier humano. Luna quería ayudarla, pero no sabía cómo, y la impotencia de no poder hacer nada junto con la gran empatía que sentía por la castaña, la estaban atormentando. No pretendía perderla nuevamente.

Por su parte Theo, se encontraba ansioso, no poder consolar a su prometida lo demolía por dentro, si existía algo que Theo odiaba con todas sus fuerzas, más que a su difunto padre, era ver llorar a Luna, creía que era un sacrilegio hacer llorar a un ser tan noble y puro como ella. Rose era otro asunto, por más que buscaba hacerla reír, sólo consiguió ser desterrado de su alcoba. No poder ver reír a la niña, para él era estar en la oscuridad. Rose era para él como el sol de todas las mañanas, el que anuncia un nuevo día, una nueva oportunidad de vivir; representaba todo lo que era vida, sueños y esperanza. Y por último, estaba Hermione, a quien consideraba como una hermana, y no deseaba volver a separarse de ella.

Harry se sentía mal consigo mismo, tenía muy clara su postura. Amaba con todo su corazón a Rose, pero si Hermione decidía irse, él se marcharía con ella, no lo dudaba ni por un segundo, y nada tenía que ver con que le debiera su vida un sinfín de veces; era lealtad, amor y comprensión. Su amiga había perdido todo al ayudarle a librar una guerra, lo mínimo que podía hacer él era estar a su lado, aunque ella no lo quisiera. No podría vivir tranquilo sabiéndo que ella estaba lejos y enferma, tenía que estar a su lado y asegurar su bienestar, así se le fuera la vida en ello. Se llevaría con él a Teddy, pero por otro lado comprendía que Pansy no dejaría a Draco, no a su familia, y esa verdad inaudita lo estaba destrozando.

Pansy discernía lo que Harry pretendía hacer, no tenía palabras ni corazón para detenerlo, porque si se tratara de ella y uno de sus amigos, procedería de la misma manera. Así que se seguía preguntando hasta altas horas de la noche, como se conduciría cuando llegara el momento.

Narcissa sufría en silencio por la posible desintegración de su familia; en esos años adoptó a Harry y a Luna como unos hijos más, como ya lo hacía con Pansy y Theo. No dudaba de que Harry fuera tras Hermione, y con él Teddy y por supuesto que Pansy, la joven podría ser muy recia con admitir la relación que sostenía con El Elegido, pero de ahí a perderlo era absurdo. No tenía claro como procedería Luna y en consecuencia Theo. Pero le aterraba la idea de tener que verlos partir.

El libre albedrío de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora