The Same Sky 🌌

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 15

—Se acabó —dijo Harry, al mismo tiempo que Louis cerraba la puerta de la habitación.

— ¿Qué cosa? —preguntó, asustado, sin saber de lo que hablaba.

—Julie y yo... —el mayor abrió los ojos grandes.

— ¿D-de verdad? —sintió culpa dentro suyo, pero también un poco de alegría. Se acercó hasta su cama y la acomodó con nerviosismo.

—Sí. Dijo que quizás necesitábamos tiempo y que sería lo mejor para los dos.

—Y... ¿Qué le has dicho?

—Que... está bien. No lo sé. No puedo recordarla aún y sé que no es fácil para ella tampoco.

—Quizás —Louis se sentó en el borde de la cama—, no lo sé, tiene razón. Además... —se quedó callado.

— ¿Qué?

Louis miró hacia el pie de la cama, con las mejillas coloradas y una sonrisa pequeña, risueña. Sentía que no estaba bien decirle que quizás todo lo que pasó en la mañana y hace un mes, repercutió en su relación. Y que, tal vez, él era el culpable de que Harry no pueda recordar a Julie, porque si hubiera pasado más tiempo con ella, y no tanto con él, el ojiverde hubiera recordado todo, quizás. Pero Louis siempre estaba allí cuando Julie iba y no tenía más que ir a donde Libby. Y algunas veces en las que su amiga estaba con medicamentos y muchos vómitos, no le permitían entrar, entonces tenía que volverse a su habitación y se sentía incómodo estando en medio de la pareja.

—No importa...

—Ibas a decir algo. Dilo.

—Es que quizás... es mi culpa todo esto.

— ¡No! ¡No digas eso! —exclamó Harry levantándose de un salto de su cama y caminando hacia él—. No tienes la culpa, ¿está bien? Nadie la tiene... bueno yo sí, por no recordar, pero no va por ahí el asunto... —el chico levantó su cabeza, para encontrar sus bonitos ojos.

—Han pasado cosas entre... —suspiró— nosotros, y con lo de hoy...

—Con lo de hoy, te he dicho que no fue un impulso, como la otra vez. Lou —se acercó más, quedando entre las piernas del otro chico y tomándolo de los costados del rostro—, si no fuera por ti... —las pupilas de Louis brillaban como luceros— no estaría despierto ahora mismo.

Ambos corazones galopearon a toda máquina. Louis esbozó una sonrisa ligera. Una punzada pareció en el medio del estómago, que lo hizo retorcerse un poco. Los hoyuelos de Harry hicieron presencia en su rostro, mostrando su dentadura perfecta y blanca. Largó una risita nerviosa y se acercó aún más a Louis. Algunos mechones rizados cayeron con gracia sobre su frente, mientras miraba al ojiazul y se acercaba más para rozar sus narices. Louis mantuvo la cabeza levantada, con las manos entrelazadas en su regazo, moviendo los pies, nervioso.

—Y tampoco podría hacer esto... —susurró Harry en, prácticamente, los labios del mayor.

Ambos cerraron los ojos por inercia. Sus bocas se encontraron una vez más, saboreando el sabor del otro, con algún que otro gusto a medicamente raro, pero aún así no dejaba de ser hermoso para ambos. Mil y un sentimientos recorrían el cuerpo de Harry al sentir la boca de Louis moverse junto a la suya en una bonita danza. Y, aunque Louis no sintiera totalmente el beso, podía percibir como florecía un calor en su interior, recorriendo cada centímetro de su ser, de pies a cabeza, cosquilleando cada rincón. Porque era eso lo que el ojiverde le hacía sentir, lo que nadie nunca le permitió. Un hormigueo indescriptible que viajaba en cada célula de su organismo, emitiendo cosquillas por todos lados.

Después de unos minutos, Louis sonrió entre el beso, lo que le causó el mismo efecto a Harry.

— ¿Qué? —preguntó éste último, aun riendo un poco.