Capítulo IX

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— No puedo creer que hayas espantado a todo un pueblo.

Después de un día aproximadamente buscando el pequeño pueblo que les había indicado Iori, el de cabellos violáceos y caperuza roja había perdido la cuenta de las veces que había regañado al lobo, que con la advertencia que les había dado el de cabellos azules sobre la persona que buscaba a Mitsuki, Tamaki se alertaba por cualquier ruido del ambiente; el correr de las aguas del río, un pájaro carpintero, una ardilla mordiendo su bellota. La paciencia de Sougo se agotó cuando Tamaki se le fue encima diciendo que escuchaba pasos cerca, siendo finalmente los propios pasos de ellos al caminar.

Y cuando pensaba que las cosas no podían salir peor... Al llegar al pueblo un niño que jugaba chocó con Tamaki provocando que el muchacho tropezara y cayera al suelo, pero cuando Tamaki quiso ayudarlo el niño comenzó a llamar a su madre y todo el mundo se horrorizó al ver a un lobo en el pueblo, por lo cuál todos los habitantes salieron huyendo dejando desierto el lugar.

— No hice nada malo. ¿Acaso seguirás enojado conmigo? – se quejó el lobo mientras comía manzanas de un carro que dejaron abandonado los pueblerinos.

— No estoy enojado. – Dijo Sougo dedicándole una sonrisa que para Tamaki era obviamente todo lo contrario a lo que decía. — ¿Ahora que haremos? Venimos hasta aquí para buscar información y resulta que ya no hay nadie. – Decía mientras abría puerta tras puerta por si había alguien que no saliera corriendo, no se le fue muy difícil revisar cada casa porque en vez de un pueblo parecía más un rancho pero con un poco más de personas conviviendo.

— Podríamos quedarnos a descansar aquí por unos días, en algún momento tendrán que volver.

— ¿Piensas que volverán sabiendo que hay un lobo rondando su amado hogar?

— ¿Tienes una mejor idea? Si quieres puedo desaparecer si es que veo a alguien. – Surgiría el lobo de cabellos celestinos siguiéndolo de cerca.

— Si desapareces después no sabré donde te encuentras, ya fue suficiente con ver cómo desaparecias mientras nadabas en el río buscando el pudín que se resbaló. – Repuso el de caperuza roja abriendo una nueva puerta y echando un vistazo al interior de la construcción de pura madera.

— Querrás decir el pudín que se te resbaló a ti. - Recalcó el lobo haciendo comillas con sus dedos a las espaldas de Sougo, que no hacía falta darse la vuelta para saber lo que hacía Tamaki. — Ese pudín podría haber sido el último del planeta, fue una suerte que lo encontrara antes de que se lo llevara la corriente. Sou-chan no tiene cuidado con las provisiones.

Y la paciencia de Sougo volvió a colmarse.

El de caperuza roja se dió la vuelta tan rápido que Tamaki no tuvo oportunidad de alejarse de su acompañante, siendo atrapado por su esponjosa cola, donde Sougo la sostuvo con una sola mano depositando un poco de fuerza en su agarre provocando que Tamaki se quejara.

— Escúchame Tamaki-kun... Ese pudín no se hubiera caído de la canasta si no fuera porque tú traviesa cola de pronto me golpeara el codo y casi yo me caigo al río por intentar salvar tus reservas. – Le dijo intentando sonar calmado, siendo para Tamaki muy obvio que no lo estaba, intentar sonar calmado mientras lo regaña no ayudaba en nada, se podría decir incluso que daba más miedo que hablara de esa manera mientras amenazaba con hacerle daño en su preciada cola.

— ¡Ya entiendo, ya entiendo! ¡Fue mi culpa, ¿si?! ¡Por favor, n-no la tomes de esa forma Sou-chan!

Sougo siempre había sido muy paciente, pero estando con Tamaki perdía la paciencia rápidamente. Tal vez esto se deba a que no está acostumbrado a convivir tanto tiempo con alguien.

Tomando aire para relajarse y ver como el lobo le miraba suplicante por su pobre cola finalmente la soltó haciendo que Tamaki se sentara aliviado en el piso de madera de la choza donde se encontraban revisando si había algún alma en el pueblo, acariciando con suavidad su adorada cola sin poder dirigirle la mirada al de caperuza roja por miedo a que volviera a ponerse en ese estado cuando se enojaba.

A pesar de ser un lobo, Tamaki era bastante miedoso y paranoico. Esa era toda la prueba que necesitaba Sougo para saber quién era el mayor de los dos. Y también mencionar que había descubierto el punto débil de Tamaki.

Su cola.

Soltó un suspiro y volvió a revisar con la mirada si se encontraba alguien en aquella choza.

« Si tan sólo hubiera alguien... » pensó ya algo más relajado, por lo que se dió la vuelta para seguir buscando sin rendirse de encontrar información.

— ¡Hmph... !

Sin embargo, antes de que pudiera cruzar la puerta Tamaki le cubrió la boca mientras cerraba la puerta y lo obligaba a sentarse con él en el suelo pegados a la puerta.

— No hagas ruido. – Dijo en su oído casi en un susurro mientras tenía sus orejas levantadas, dando señal de que estaba atento a todo ruido inusual.

— ¿Qué escuchas ahora? – le preguntó el de cabellos violáceos después de haber retirado la mano que cubría su boca pero sin moverse de su lugar para no interrumpir el trabajo de Tamaki.

— Se acerca alguien... Espera, no... Son dos... Pero uno de ellos no está caminando.

— ¿N-no está caminando... ?

No... Y la que camina... – el lobo hizo una pausa mientras entrecereaba un poco los ojos como para concentrarse mejor.

— ¿Y la que camina? – susurró Sougo intentando no hacer ruido.

— Y la persona que está caminando... es la voz de la que Mikki salió huyendo.






***

Un poco tarde pero hay de desearle un feliz cumpleaños a Tamaki <3

La canción es muy linda y el Tamaki the Run sirvió para sacarnos alguna risa jajajaja

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La canción es muy linda y el Tamaki the Run sirvió para sacarnos alguna risa jajajaja.

Sin más, espero que les haya gustado el capítulo.

Bye - Bye <3


[ Aerimell ]

ღLoneliness with youღ 【Mezzo】➵ Idolish7 ❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora