Capítulo IV

217 41 4
                                    

De ese modo el viaje de Sougo y Tamaki había dado inicio, siendo Sougo el que seguía a Tamaki porque el lobo de cabellos celestinos ya conocía un poco la zona y se dispusieron a dirigirse a un río cercano para instalarse y planificar mejor.

Sin embargo, a pesar de que Sougo estaba entretenido mirando como la gran cola de Tamaki se mecía mientras caminaba, no podía dejar de atormentarse.

« Me siento culpable... » decía en su cabeza mientras se acomodaba el gorro de la caperuza roja que traía encima. « Usé la posibilidad de viajar acompañado de un lobo para más protección por el hecho de que no sé qué hacer exactamente... Pero el problema fue lo que le dije. ¿De dónde obtendré esos frascos? No puedo devolverme al castillo para traerselos... » entre tantos pensamientos para buscar una respuesta, Sougo no se dió cuenta de que Tamaki se había detenido, haciendo que chocara con su espalda.

— ¿Sucede algo? – preguntó intentando ver el rostro del lobo.

Tamaki no dejó de mirar hacia el frente y sólo se llevó uno de sus dedos a sus labios dando la señal de que guardara silencio. Sougo le hizo caso sin entender muy bien. ¿Se acercaba algo? ¿Otra criatura peligrosa además de su compañero?

El pequeño sonido que emitía unos arbustos más adelante fueron incluso perceptibles para los oídos de Sougo, haciendo que se alarmara ante cualquier movimiento. Pero esa alerta que tenía expandida por todo su cuerpo se desvaneció al igual que a Tamaki cuando vieron una pequeña figura asomarse por las hojas.

Una criatura que Sougo jamás pensó que podría existir realmente.

— ¡Es un King Pudding! – exclamó Tamaki intentando no hacer mucho ruido. — Ve, acércate. Tal vez a ti no te tenga miedo. – Dijo comenzando a empujar a Sougo hacía el pequeño ser.

— ¡Espera un momento! Es primera vez que veo uno. N-no sé cómo reaccionará...

— ¡Sólo acércate de una vez! – el lobo aplicó más fuerza haciendo que Sougo por poco se tropezara y cayera arriba del King Pudding, pero logró frenar a tiempo.

Un ser que a simple vista se podría decir que era suave y muy dulce, pequeño e inexpresivo con una corona sobre su amarillo cuerpo. El King Pudding no quitaba su atención de Sougo quién no sabía qué hacer ahora mismo. El King Pudding se acercó un poco más y movió uno de sus brazos, eran tan pequeños que Sougo tuvo que usar solo un dedo para saludarlo. Fue de esa manera que el King Pudding desapareció por unos segundos a través del arbusto y volvió con más criaturas como él con la diferencia que no tenían corona, alrededor de unos diez y cada uno sosteniendo un frasco que fueron depositando en la canasta que llevaba Sougo. El de cabellos casi blancos no podía creer lo que estaba viendo, sólo reaccionó cuando los pudines se habían despedido y Tamaki llegó a su lado colocando una de sus manos en su hombro para moverlo un poco.

— ¿Sigues vivo?

— Eso creo...

— ¡Genial! ¡Te dieron más pudines! – dijo con alegría el lobo sin parar de mover su cola de un lado a otro mientras revisaba la canasta repleta de más frascos de King Pudding. — ¡Teniendo a Sou-chan tendré infinidad de King Pudding!

— ¿Sou-chan? – soltó Sougo ante la informalidad y ya algo más despierto después de haber visto más criaturas extrañas.

— Puedes llamarme por mi nombre también. – Le dijo Tamaki normalmente, realmente no le gustaba ser formal, por lo que siempre que podía le daba apodo a todo. — Los King Pudding se ven seguido por el bosque, pero cada vez que me ven salen huyendo...

No hacía falta pensar mucho la razón de que los pudines huyeran.

— ¿Qué son realmente los King Pudding?

— Quién sabe... Tal vez duendes que ayudan a los viajeros.

— ¿Siempre entregan estos frascos?

— Haces muchas preguntas Sou-chan. Y no lo sé porque siempre huyen de mi.

— Pero no de mi.

— Tienes razón...

— Significa que siempre tendremos King Pudding mientras estemos en el bosque...

Sougo en vez de hablarle a Tamaki estaba más bien reflexionando en voz alta y claramente que Tamaki no se daba cuenta de lo que estaba pensando, pero si de lo que estaba diciendo. Por lo que no tardó en demostrar su felicidad.

— ¡Jamás te alejes de mi, Sou-chan! – exclamó alegre moviendo aún más rápido su cola y sus orejas celestinas mirando a Sougo con sus ojos de igual color pero más brillosos que otras veces.

Esas palabras eran algo vergonzosas de decir normalmente, por lo que sorprendió un poco al de cabellos violáceos. Sin embargo, si analizabas bien lo que estaba diciendo Tamaki, no era para nada vergonzoso.

— Lo dices porque soy tu sustento de vida, ¿cierto?

— ¡Si!

La respuesta inmediata lo decía todo.

— Eres muy honesto, Tamaki-kun...

ღLoneliness with youღ 【Mezzo】➵ Idolish7 ❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora