Capitulo 19

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Disclaimer:

LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, YA SABEN A QUIEN SI JK, LA HISTORIA ES DE ALISSA BRONTE YO SOLAMENTE

Adapto esta historia para el disfrute de los dramioneros


CAPÍTULO 19


Agotada, Hermione cayó en un sueño inquieto. Draco no era capaz de dejar de mirarla mientras se debatía en su duermevela. Demasiadas emociones en muy poco tiempo, no debería haberse precipitado al decirle que todavía la amaba, pero no había podido evitarlo, las palabras le quemaban en la garganta y pesaban demasiado en su corazón, ralentizando su latido. Tendría que haber tenido en cuenta que ella quisiera alejarlo, que se apartase de él, tal vez incluso pensara que no lo merecía... que no era digna del amor de nadie. Estaba equivocada, ella más que nadie necesitaba amor.

Amor del verdadero, del que estaba lleno de abrazos sinceros, de caricias tiernas y besos auténticos... y él estaba dispuesto a esperar, porque valía la pena. Lo había dicho en serio, no se había rendido nunca, jamás. Ni siquiera cuando la desesperación había hecho estragos en su interior durante las largas y solitarias noches en las que su imagen sufriendo se le aparecía, ni durante los largos períodos de espera en los que sólo tenía por compañera a la ignorancia. Ni siquiera cuando, desquiciado, se daba cuenta de que no sabía nada de ella.

Incluso en esas circunstancias, había tenido fe. Había creído que estaba viva y que daría con ella, y así había sido al final, un final inesperado del que todavía no estaba seguro, pero lo agradecía con todas sus fuerzas al Todopoderoso que le había otorgado la posibilidad de rescatarla, la oportunidad de volver a verla, tocarla, olerla, sentirla... y ella había despertado, otra vez, todos sus sentimientos escondidos, adormilados bajo la máscara perpetua y fría que se había autoimpuesto para encontrarla, para ser uno de ellos. Ahora, habían escapado a la vez, floreciendo de repente como un campo en primavera, dejando a la vista un maravilloso universo multicolor. Se sentía feliz, dichoso, pleno... y asustado.

Temeroso de que los siguieran y de no poder hacer nada para salvarla, había mandado un mensaje de texto, desde el teléfono de prepago que había comprado en una gasolinera, a su único contacto fiable en el cuartel, a la única persona en la que confiaba. Le había dado su posición y le había dicho con pocas y escuetas palabras que necesitaba ayuda... y que no iba solo.

Su capitán no preguntaría: se pondría, sin más, manos a la obra. En ese momento, más que nunca, no podía dejarse embaucar por el embriagador y dulce aroma de la felicidad. Por el contrario, necesitaba tener todos los sentidos alerta para frenar un posible ataque. No acababa de creer que de verdad Viktor los dejase marchar así, sin más. Era un final demasiado sencillo después del largo y arduo camino que había tenido que recorrer hasta hallarla. Ese final, en realidad, era más que merecido, pero no se fiaba. Algo andaba mal. Su instinto lo avisaba de que algo malo iba a suceder, pero no tenía las respuestas a las dos preguntas que rondaban su cabeza: qué y por qué.

Su mente de teniente no dejaba de darle vueltas al asunto, aunque no quisiera. Mientras observaba a su belleza castaña, pensaba que tal vez no había querido enemistarse con Theodore, pero que a sus espaldas pensaba tenderles una emboscada... o tal vez era todo lo contrario, quizá era cierto que esperaba que cumpliese lo pactado a cambio de la vida de Hermione y la suya propia.

A lo mejor era verdad que sólo deseaba quitarse de encima de un plumazo a Bellatrix y que acabasen las investigaciones que tan mermado estaban dejando su negocio. De todas formas, estaría preparado para lo que llegase y se daría toda la prisa que pudiese en dejar Rusia a sus espaldas.

Desde el Infierno con amor (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora