Capitulo 22

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Disclaimer:

LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, YA SABEN A QUIEN SI JK, LA HISTORIA ES DE ALISSA BRONTE YO SOLAMENTE

Adapto esta historia para el disfrute de los dramioneros


CAPÍTULO 22



Abro los ojos y me doy cuenta de que estoy abrazada a él; es algo extraño y a la vez tan familiar... Es una sensación que no sé cómo catalogar, como todas las que experimento junto a él. No tengo claro que lo que pasó hace unas horas fuese lo indicado. Se merece algo mucho mejor de lo que yo puedo darle, a alguien que esté completo, no a medias.

Me levanto de la cama con cuidado de no despertarlo y me asomo a la ventana; la mañana aparece tan sombría como yo. ¿Por qué tengo que sentir este caos que no me permite respirar? Suspiro y me voy al baño para meterme bajo la ducha.

El agua calienta las partes de mí que permanecen congeladas y trato de no llorar, pero no lo consigo. Hay mucho que sacar fuera y no creo que con una sola vida me baste. La puerta se abre, oigo sus pasos y aprieto las palmas de las manos sobre mis pechos; de repente no quiero que esté aquí.

—¿Hermione? —me llama.

—Enseguida salgo —susurro entre lágrimas.

—¿Estás llorando? —pregunta preocupado.

Dejo que el silencio sea el que hable en mi lugar; no puedo mentirle, no a él. No se lo merece después de todo lo que ha hecho por mí.

—¿Es por lo de anoche? —inquiere de nuevo.

Quiero decirle que no, que no es por él, que es por mí, pero incluso en mi mente suena a excusa barata y gastada por el uso continuo.

—Nos iremos enseguida —comenta, y sale cerrando la puerta tras él con un suave golpe.

Las lágrimas sacuden mi cuerpo con más fuerza porque sé que le he hecho daño y no lo merece. La que merece sufrir soy yo, no él. Salgo de la ducha y me seco con una de las toallas que hay en el baño; me visto y me peino para luego recogerme el pelo en una cola.

Una vez lista, salgo y Draco entra para darse una ducha; todavía lleva el torso desnudo y no puedo evitar admirarlo. Es un hombre atractivo, fuerte y decente; quedan pocos como él, por eso no puedo corromperlo y sé que, al final, eso va a suceder si me quedo a su lado.

Oigo el agua al caer y no puedo evitar quedarme apoyada sobre la puerta de madera, la barrera que yo misma he levantado entre ambos haciéndole creer que me arrepiento de lo que ha sucedido entre nosotros, aunque no sea la verdad. Lo cierto es que me hizo sentir viva cuando ya creí que estaba muerta.

No sé cuánto tiempo me quedo ahí, sobre la dura superficie. De pronto la puerta se abre y pierdo el equilibrio. Draco me sostiene y me mira a los ojos; de nuevo sus pupilas se agrandan tanto que parece que el mar que hay en sus ojos se va a derramar, arrastrándome a playas más serenas.

—¿Estás bien?

—Sí, es sólo que... yo... —No sé qué decir, así que agacho la cabeza y callo.

— Hermione, esperaré —murmura pasando a mi lado y recogiendo las escasas pertenencias que tenemos.

Al cabo de unos minutos estamos en el coche, con café en vasos de plástico y una especie de dulce que no reconozco, dispuestos a continuar el viaje. Jose conduce en silencio; en la radio suenan algunas canciones a las que no presto atención. Después paramos a comer algo, aún en Letonia, pero ni siquiera me importa qué, pues tan sólo quiero que él esté bien y lo veo callado, triste tal vez.

Desde el Infierno con amor (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora