Capitulo 4

257 31 2
                                    


Disclaimer:

LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, YA SABEN A QUIEN SI JK, LA HISTORIA ES DE ALISSA BRONTE YO SOLAMENTE

Adapto esta historia para el disfrute de los dramioneros


Abrir la puerta de la habitación, si es que puedo llamarla así, me trae recuerdos duros y tan intensos como el olor que respiro. Sé enseguida de qué joven se trata; la única que llora y tiene la mirada desquiciada, al borde de la misma locura a la que yo misma me enfrenté tiempo atrás.

Me parece oír la voz de Anais calmándome y haciéndome callar.

***FlashBack* * *

Estaba amontonada en esa pequeña habitación con bastantes más chicas como yo. No entendía a ninguna. Todas hablaban idiomas que se me hacían extraños, desconocidos. No eran ni inglés ni francés ni portugués. Sonaba tan duro... ¿Tal vez alemán?, ¿ruso? No tenía ni idea, lo único que sabía era que algo malo me había sucedido, pero... ¿qué?

¿Dónde estaba? Me habían raptado... ¡Me habían cogido!

El miedo se apoderó de mí al ser consciente de lo que había sucedido. Comencé a temblar; no era capaz de llorar, sólo de tiritar. Estaba aterrada. Me habían capturado como a todas las otras muchachas que compartían sala conmigo. Todas jóvenes, todas extranjeras. ¿Para qué? ¿Prostitución? ¿Venta de órganos?

Me levanté, me dirigí hacia la única puerta que vi y empecé a golpear con fuerza pidiendo auxilio. Chillé, pataleé y aporreé la madera con desesperación. ¿Dónde estaba? ¿Quiénes me habían secuestrado? ¿Cuántos días habían pasado?

¿Por qué demonios no esperé el puto autobús? Oh, Dios mío... Mi madre, mi padre, Draco...

Los gritos dieron paso a un llanto histérico al darme cuenta de la realidad. Traté de comunicarme con las otras, preguntándoles dónde estábamos, quiénes eran, para qué nos querían... pero ninguna dijo nada. Parecía que la única que estaba asustada era yo. ¿Por qué todas parecían estar tranquilas?

—Siéntate —ordenó una de ellas con un marcado acento ruso—. Si sigues así... vas a conseguir que nos den una paliza a todas o que maten a alguna.

Asentí mientras sorbía por la nariz y abrazaba mis rodillas para tratar de calmar los temblores.

Me senté a su lado; después de todo, era la única, que yo supiese, que hablaba mi idioma.

—Mi nombre es Anais —se presentó, marcando la erre en un español aceptable.

—Hermione —murmuré entre hipidos—. ¿Dónde estamos?

—En un burdel, en Rusia; te han traído para prostituirte.

—¿Por qué?

—Bueno, ésa es la pregunta que nos hacemos todas o casi todas. Supongo que, si les preguntases a ellos, te dirían que para ganar dinero a tu costa o para divertirse.

—¿Cómo he llegado hasta aquí?

—Imagino que por las mismas razones que las demás; a algunas las engañaron diciéndoles que iban a trabajar en el extranjero sirviendo a alguna familia; otras fueron raptadas; otras, entregadas en pago para que, con sus cuerpos, saldasen las deudas de otros...

—¿Entregadas como pago...?

—Sí; a veces, las mafias cobran deudas en especias. ¿Por qué? ¿Conoces a alguien metido en asuntos de drogas, babushka?

Desde el Infierno con amor (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora