11.1 San valentin.

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Miércoles 14 de febrero.
Universidad #25
06:20

—¿En donde estas?—pregunté con incomodidad, jamás me había gustado estar sola, me daban nervios.

—Te digo que ya llegué—Bufo con enojo seguramente.

—Y yo te pregunto que, ¿en donde rayos estás?—deje un poco el teléfono y me pare de puntas buscando a Jos pero no lo vi.

—En esa cosa...—busco el nombro pero no lo encontró— ya sabes cuál, !la que está al lado de la otra cosa!.

Me golpee la frente–¿Hablas de la cosa detrás de la cosa o la que está enfrente?—reí y no tuve respuesta, fruncí el ceño y mire mi celular verificando que hubiera señal—¿Jos?.

Sentí como alguien me cubría los ojos y juntaban su cuerpo al mío.

Pensé en gritar, pero puse mis manos sobre las suyas y ya sabía quién era.

Conocía a la perfección cada pequeña parte de él.

Bajo poco a poco sus manos hasta llegar a mis hombros y abrazarme con fuerza, sentí su inconfundible aroma y sonreí, me di la vuelta y nos abrazamos.

—Feliz día...—me susurró al oído antes de besarme la mejilla una y otra vez.

Hundí mi cabeza en su pecho—Feliz día.

Nos separamos y nuevamente quedamos cara a cara, como si fuera una mala jugada del destino para no parar de recordarme que no podía ser lo nuestro.

—Te tengo un regalo—dijo con complicidad—cierra los ojos.

Dude un poco pero los terminé cerrando.

Pasaron unos segundos—ábrelos—susurró.

Abrí los ojos y Jos tenía una pequeña caja entre sus manos, con agujeros en los costados y la tapa. Lo mire y me señaló la caja con la cabeza.

—Anda...

La última vez que me había dado una caja con agujeros fue a Los ocho, con una serpiente en su interior, no era muy reconfortante.

Puse mis manos sobre la tapa y mire a Jos que me sonrió.

Le quite la tapa y vi su interior, una pequeña bola negra, al principio pensé que era uno de esos llaveros que tienen en conclusión una pequeña bola de pelos, pensé eso hasta que vi Dos destellos verdes entre todo el pelo.

Por Dios...

—No, no, no puede...—me cubrí la boca y sentí la humedad empañarme los ojos—no.

Jos río un poco y asintió—si.

Era un gatito.

Lo tome entre mis manos, era Tan pequeña, Tan linda... Tan perfecta.

—¿Te gusta?—me pregunto Jos riendo a carcajadas mientras me veía llorar.

—Me encanta, de verdad—lo abrace de nuevo.

—Llegó al refugio en el que trabaja Fernanda, fue rescatada junto con otros cuatro de un incendio—dijo y esa fue la gota que derramó el vaso, lloraba como una Magdalena.

—Es hermosa—la mire entre mis manos, en verdad lo era.

—Casi tanto como tu—me acarició la mejilla y después a la gatita—¿Como le pondrás?.

—No lo sé...—arrugue la nariz—¿Luz?—mire a Jos y él negó.

—¿Lucas?—se encogió de hombros y volví a arrugar la nariz.

—¿Lucy?.

—¿Que te parece...—tomo a la pequeña entre sus manos y ella solo ronroneo—Luka?.

Sonreí—me gusta.

—Entonces—la levantó—Luka será.

Hicimos una pequeña reverencia y después reímos.

Luka era un nuevo integrante de nuestra pequeña y aún no oficial familia.




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Amigos •J.C•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora