15.1 Incovenientes.

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Sábado 7 de septiembre.
Departamento de los Villalpando.
09:00 a.m

Desde el día que regresamos de la luna de miel Alonso y yo comenzamos a vivir juntos, con un poco de ayuda de los padres de Alonso y los míos logramos comprar un modesto departamento a las afueras de la cuidad.

No era la gran cosa ni era enorme pero estaba en el noveno piso y tenía una vista maravillosa.

Jamás me ha gustado quejarme, lo único malo del lugar era la ubicación, quedaba algo lejos de la casa de mi madre y aún mucho más del departamento de Jos. Ya no hablábamos tanto, ni salíamos como antes ni tampoco nos veíamos con regularidad, a lo mucho Dos veces por semana.

Pero cuando nos veíamos Jos trataba y lograba darme todo el cariño que según él no me dio esos días que fue imposible vernos, cariño suficiente para mí y para el bebé.

—Y después decidimos ponerle el nombre de Lula—explicaba con concentración, acariciando mi barriga.

No pude evitar reír, Jos llevaba media hora hablando con el bebé.

Parecía tan atentó, Tan concentrado como si esperara que el bebé le fuera a responder.

—¿Por qué no le cuentas la vez de la fiesta de disfraces?—lo mire riendo.

—!oh si!—exclamó acomodándose para relatar la historia— Hace un par de años tu mami y yo...

—Era broma, Jos—volví a reír—. Le has contado muchas cosas hoy, creo que ya es suficiente.

Jos me miró con un puchero—pero... aún falta mucho porque sepa.

Negué con diversión y me levante de la cama, Jos había estado acariciando, besando y abrazando mi barriga desde que llego. Alonso estaba de viaje, lo que era lo mejor porque Jos y él no eran los mejores amigos que digamos.

—Se lo contarás después—camine hasta la cocina con Jos siguiéndome—cuando nazca tendrás todo el tiempo del mundo.

Jos se sentó en la mesa mientras yo preparaba lasaña para comer.

—¿Cuando vuelve tu noviecito?—cuestionó Jos resaltando la última palabra con leve asco y reí.

Alonso al casarse conmigo además de tomar la responsabilidad de hombre de familia también tomó la de hombre en general, comenzó a hacerse cargo de la empresa familiar, debía viajar mucho pero era por trabajo,tenía algo de conflicto porque al igual que con Jos ya no lo veía tanto pero entendía que lo hacía para tenerme como la reina que según él yo era.

—El martes a las 4 —respondí.

—Y mientras tú te quedas sola aquí, ¿no?—lo mire y puso los ojos en blanco, claramente molesto.

—Es por trabajo, Jos–sonreí sirviéndole un vaso con jugo de manzana.

—Morgan—Jos me miró—yo trabajo, todo el mundo trabaja no solo él, y si es algo complicado pero cuando amas a alguien lo demás no importa, harás todo por estar con esa persona, absolutamente todo, por eso estoy aquí.

Amigos •J.C•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora