12.2 La boda.

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Domingo 11 de marzo.
7:59 p.m.

Cerró los ojos y respire fuertemente unos segundos antes de abrirlos y comenzar a hablar.

Quizás sí imagine cómo sería este momento hace tiempo pero jamás pensé que sería tan pronto y menos que sería hoy y ahora. Ni siquiera sé qué decir—levante las cejas—se puede decir que sigo en shock, !pero no me malinterpreten!—dije rápido— shock bueno, si es que existe. Bueno, dejaré de salirme del tema y hablaré—me encogí de hombros sonriendo—hoy es uno de los días más felices de mi vida, porque desde hace mucho tiempo mi felicidad se ha dividido en dos para poder estar completa, 50% la de Jos y 50% la mía. Si Jos está bien estoy segura de que yo lo estaré, si él es feliz yo soy feliz y hoy él encontró a esa persona que lo complementa y lo hace feliz, ósea que por lo tanto yo también soy feliz—señalé a Rebecca— !eso es todo, cariño!—los presentes rieron y continué—jamás e sido cursi... bueno la verdad si y mucho—reí— tú mejor que nadie lo sabes Jos—lo mire—y este día es indispensable que yo llore porque el bebé que me arrojaba pañales sucios a la cara, el Niño que me pegaba sus mocos a la espalda, el chico con el que hacia bromas, mi mejor amigo... ya es todo un hombre, maldita sea—el sentimiento inundó mis ojos—no sé cómo o cuando pasó pero creciste, ambos crecimos y agradezco tanto al cielo de que haya sido juntos y estoy segura de que lo harás bien, Jos, ese Niño tendrá al mejor padre de todos y Rebecca tendrá  al mejor esposo de todo el maldito mundo. Rebecca, cuídalo bien, porque Jos vale demasiado la pena y con él no solo tienes su corazón sino también el mío porque lo aprecio como nunca he querido a alguien y lo amo con todo lo que tengo desde el primer día que lo vi. Es lo que más atesoro, amo y amaré por el resto de mi vida, pase lo que pase, este con quien esté lo amare.

La gente aplaudió y se mantuvo en silencio después. Sentí las lagrimas mojarme las mejillas pero no podía dejar de sonreír, todo era un desastre, mi interior se estaba derrumbando y estaba segura de que no podría reconstruirlo.

Alan me extendió las manos y me ayudó a bajar del escenario, me acerqué a Jos.

—Me prometí a mí mismo... que no lloraría—me acarició la cara y me limpió las lagrimas con los pulgares— y llegas tú, con tus hermosas palabras y tantos recuerdos a arruinar mis planes.

Aun sigo sin poder creerlo, Jos —toque sus manos sobre mis mejillas—eres un hombre de familia.

Sonrió– tal parece que si.

—Mierda, mierda, mierda —reí mientras no dejaba de llorar.

Jos río conmigo, el también lloraba.

—Enana—volvió a limpiar mis lagrimas—siempre sin importar lo vieja que estes, serás mi enana.

—¿Aunque tenga 80 años?— pregunté y Jos sonrió.

—Aunque tuvieras 150, seguirás siendo mi enana y mi mejor amiga, siempre.

—¿Siempre mejores amigos?—lo abrace son fuerza.

—Siempre...—susurró.




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Creo  que estamos en los últimos capítulos chicos 😬

—-Creo  que estamos en los últimos capítulos chicos 😬

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