No era mentira para nadie que yo me había ido de Bogotá con el corazón destrozado por Poché, y ella siempre había intentado hacerme ver como la culpable ante todos cuando no era así, nunca fue así. Yo me había ido debido a que era lo mejor para mi salud emocional viajar lejos y quedarme a vivir en otro lugar hasta que pudiera superar todo lo que habíamos vivido. No lo hice sino que aprendí a vivir con ello, fue en Los Ángeles donde conocí a Jaz, y me enamoré de esa mujer, realmente la adoraba. Poché y Jaz eran personas totalmente diferentes, no podía hacer comparaciones. Ambas tenían defectos y virtudes que me hacían amarlas, pero estaría jugando conmigo misma si dijera que no volvería con Poché si pudiera. La de ahora cabello azul podía ser la mujer perfecta de mi vida si tan sólo pudiera ser valiente y decirle a todo mundo que me amaba. Sabía bien que lo hacía.
Poché se lo había dicho a varias personas cercanas a ella tanto como a Vera y a Juan, pero temía demasiado de la reacción de Valentina, su hermana y de su papá. Y la verdad que yo también, pero si mi mamá, una de las personas menos comprensivas del mundo me había apoyado, un papá tan amoroso como el de Poché, lo haría sin problema, eso era lo que yo creía, claro. Pero era lo más lógico.
Haberla visto en aquella tienda justo comprando pastillas anticonceptivas no había sido muy agradable, y había sido vergonzoso que viera las toallas sanitarias que llevaba. Le había mentido, yo sí era la que estaba con el período. Tan boba. Me había auto invitado a la fiesta porque me moría de ganas por seguir viéndola, ella era como una droga de la que me había alejado por años, pero ahora después de haberla visto, me moría por probarla. La ansiaba y me sentía mal por ello, pues lo que menos quería era lastimar a Jaz, era una chica fabulosa, por algo de verdad me había enamorado de ella, pero lo de Poché era otra cosa, durante los años que fuimos amigas habíamos sabido que estábamos destinadas a estar juntas por siempre.
Cuando llegamos a la fiesta, comencé a saludar a todo mundo de los que estaban ahí, eran tantos por saludar, pero estaba feliz porque a todos les tenía un cariño impresionante, los adoraba. Pero ninguno de ellos me dejaba ver a quien quería, estaba escondida o algo parecido porque no la podía ver entre la multitud. Me había puesto unos jeans negros y una blusa amarilla, y como siempre me había lucido en el maquillaje, era algo que se me daba bastante, me encantaba jugar con los colores de las sombras al igual que con la intensidad del iluminador.
De pronto me escabullí por entre la gente y vi un cabello azul que resaltaba por encima de todos y todas. Era ella, ahí estaba Poché. Me acerqué de la mano de Jaz hacia donde se encontraba y pronuncié su nombre cerca de su oído mientras le decía un hola. Me di cuenta de cómo se había estremecido.
- Pensé que no vendrías. - me decía Poché mientras hablábamos las cuatro, Vera, amiga del alma, Jaz, la de pelo azul y yo.
- Se nos hizo tarde porque cierta señorita quería ir a comer. - me reí y me incliné a darle un beso en la frente a mi novia, sabía que eso le podría molestar a Poché pero no lo hacía con la intención, simplemente me nacía hacerlo, la quería mucho. - Y terminamos yendo a comer unas rebanadas de pizza, nos sobró por si quieren.
Poché negó con la cabeza.
- Yo sí, la verdad tengo hambre. - dijo Vera y le extendí el paquete donde venían las sobras de la pizza, Poché hizo una cara de asco que me hizo reír, sabía que le gustaba la pizza pero la que yo compraba jamás le agradaba, a ella sólo le gustaban las que tenían champiñones.
- ¿Sólo viven Juan y tú aquí? - dirigí mi vista a Poché, se veía tomada pero no a un punto grave, sólo algo ida. La música estaba fuerte así que tuve que repetir la frase dos veces. Ella asintió y dio un trago a su bebida sin darle mucha importancia a mí pregunta. Me moría de ganas por saber si seguía extrañándome.
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Otra vez tú [Calle y Poché]
FanfictionMaría José, más conocida como Poché durante toda su vida, estaba vuelta loca, y loca era poco, era todo un caos. Había vuelto a ver a Daniella Calle, su primer amor, la única mujer que había logrado hacerla darse cuenta de que no era tan heterosexua...