Otra vez tú [Calle y Poché]

La fiesta 2.0

(Calle's POV)

Seguía sintiéndome totalmente arrepentida por lo que le había pasado a Valentina, pensando que si yo no hubiera dejado ir a Poché de esa forma, las cosas hubieran sido totalmente diferentes. Lo único que podía agradecer de aquel suceso, era que Poché no tenía nada más que esconder, había sufrido, sí, pero con el paso de los días comencé a notarla diferente, feliz. Era como si todo aquel dolor lo hubiera transformado en valentía, me sentía demasiado orgullosa de ella.

Desde que había sucedido todo, Valentina se había ido al apartamento de Poché y Juan a vivir, y ella también lucía poco a poco diferente, había tardado en sanar sus heridas tanto físicas como de su corazón, pero la veía más tranquila y sin toda esa rabia encima que le había sido provocada por Juan Carlos, estaba claro que no lo había perdonado pero no permitió que el rencor la consumiera y la amargara, al contrario, cada que Poché llegaba de trabajar se ponían a ver películas junto a mí, y era demasiado lindo. Yo también me había mudado con ellos, había dejado el apartamento de Kim siempre agradecida por dejarme vivir ahí tanto tiempo.

Con el paso de los meses, Valentina estaba muchísimo mejor, había dejado la escuela, sí, pero sólo por ese semestre, no podía perder tantas clases así que hicimos todo lo posible porque ingresara a una buena institución, Poché y yo estábamos haciéndole un papel de madres muy gracioso. Juan era el tío.

Aquel día Valentina y yo estábamos viendo una serie con la que recién nos habíamos enviciado, Grey's Anatomy, y es que yo siempre la había querido ver, pero era terrorífico ver tantas temporadas de tantos episodios, pero Vale insistió tanto que accedí y ahora no podíamos parar, reíamos un segundo en una escena y a la siguiente ya estábamos llorando a mares, y así nos encontró Poché cuando llegó de la cafetería, me había sorprendido, no esperaba que llegara tan temprano, se suponía que yo iría por ella en cuanto saliera.

Dejé de sollozar y me limpié las lágrimas con un kleenex y ahora, Poché estaba haciéndome mimitos y llamándome cosas tiernas como conejito llorón. Debía sentirme humillada pero no podía por lo lindo y gracioso que era.

—Mi amor, tengo algo por decirte.

—Dime, corazón. – Valentina hizo una cara de asco cuando vio que nos dábamos un beso y me reí fuerte, ella sólo me arrojó una almohada a la cara.

—Ew, para eso tienen su habitación.

—Sh, Vale. – le dijo Poché.

—Digamos que...organicé una fiesta.

—Ay no. ¿Otra vez?

—¿Cómo que otra vez, amor? Hace mucho que no hago una. – hizo un puchero tierno.

—¿De esas que inventas con la gente y luego terminan haciéndose realidad? – justo así era como habíamos vuelto a reencontrarnos, debido a la fiesta falsa que esa mujer se había inventado. Me incliné y le robé un suave beso mientras la veía con una carita enamorada, justo como me tenía. — No te sonrojes, sabes que es verdad.

—Ay, ya, gracias a esa mentira estamos aquí, juntas. – me tomó la mano y la besó.

—Eso sí. – me apretó más hacia ella y suspiramos. Valentina bufó y se levantó de la cama para retirarse. — ¿A dónde vas, Vale?

—A su habitación para invadirla. Pueden dormir aquí si quieren pero mañana cambian las sábanas. – alcé una ceja y sin ver a Poché, supe que ella también lo había hecho. Valentina se fue riendo y nos arrojó un peluche que estaba cerca de ella.

—Oye, que sepas que estás invitada a la fiesta, ¿eh? Obvio que sin alcohol, pero estás invitada. – la hermana de Poché se dio la vuelta y nos vio con una sonrisa amplia, asintiendo. – Me parece muy buena idea. Descansen.