Café y confesiones

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No estaba dispuesta a fingir que estaba bien, la verdad estaba hecha una mierda y no sólo por el asunto que había sucedido con mi ex y la estúpida de su nueva novia sino porque la resaca estaba terrible, hacía tanto que no bebía que el volver a hacerlo de una manera tan grave me había causado serios problemas. Me desperté sin poder escuchar ruido alguno, juraba no volver a beber jamás y esta vez iba enserio. Corrí al baño, me incliné en el váter y vomité sacando todo el alcohol de mi organismo. Me lavé la boca con asco y me dispuse a ir a la cocina con una mano en la frente pensando que eso aminoraría el dolor.

- Buen día, sirena de cabello azul.

- Juan, no hables por Dios, me va a explotar la cabeza. - me quejé y me senté en la mesa para luego tomarle un sorbo al café que mi amigo había preparado. Teníamos turnos de cocinar y gracias al cielo ese era su día, le tocaba consentirme. - ¿Cómo es posible que no estés sintiéndote mal?

- No bebí mucho, tenía que cuidarte.

- No lo hiciste muy bien si nos basamos en que tengo un jodido moretón en el rostro.

- Ay, Poché no es tan grave.

- Te juro que cuando la vuelva a ver la mataré.

- ¿Te das cuenta de que tú la provocaste?

- ¿Estás de su lado ahora? - la voz chillona siempre aparecía cuando alzaba la voz y estaba haciendo pelea. Calle siempre me decía que parecía un pug buscando pelear con un gran Danés, por mi pequeña estatura.

- No es de lados, estoy siendo objetivo porque las amo, a ti y a Calle y no quiero que esto les perjudique.

- Ni recuerdo qué le dije si te soy sincera.

- Algo como que tú eras mejor en la cama que ella y que hacías sentir más a Calle, algo bastante sucio en realidad.

- No tengo muy claro esto pero estoy seguro que dijiste algo muy idiota. Recuérdamelo.

- Digamos que fui yo quien inició el tema del trío.

- Te digo que eres un bruto, Juan. - salté contra mi amigo haciendo como si lo fuera a atacar y le sacudí el cabello para despeinarlo, hasta que aquel juego terminó en lucha libre, golpeándonos y aventándonos mientras nos reíamos a carcajadas.

Cuando terminamos de jugar como si fueramos niños pequeños, fuimos hacia la cocina y terminamosde comer el desayuno que Juan había preparado antes. Adoraba las arepas, a él le salían deliciosas y con un café, era lo mejor para mí.

Había conseguido un pequeño empleo hacía apenas unos meses en una tienda dónde vendían café, no tenía mucho que había dejado solicitud de empleo, la habían aceptado y estaba muy a gusto trabajando ahí, en algo digno y donde no le pagaban nada mal, no tenía deudas así que casi todo el dinero lo usaba en cosas para mí misma. Me preparé para irme, tomé mi mochila y tomé el transporte para ir hacia el centro comercial donde se encontraba la tienda de café. Sunday Morning.

Aquel lugar era mi favorito antes incluso de conseguir trabajo ahí, tenían música en vivo y así no se me hacía tan pesado las horas que me tocaba ir. Todo iba como siempre, cafés americanos, capuchinos, frapés, nada diferente pero estaba tan acostumbrada a ver siempre a los mismos clientes todos los días que el hecho de ver el cabello rosa más desaliñado de la vida me parecía extraño y temí porque pudiera ser Jaz, no me equivoqué pues justo enfrente de ella estaba Calle. Me latió el corazón con fuerza y rapidez. Los ojos de Daniela chocaron con los míos al instante, se había dado cuenta de que ahí estaba. Le sonreí de lado y Calle decidió voltear la mirada.

No tenía muy claro si el que hubiera volteado la mirada se debía a que no quería problemas con Jaz o a que simplemente estaba molesta también conmigo. Recuerdo que la noche anterior le había dicho que se fuera a la mierda, pero fue una respuesta de momento y no sabía muy bien si estaba molesta conmigo por ello. Me estaba comiendo la desesperación, tanto que después de saber que estaba en mi lugar de trabajo no estaba concentrada y se me habían caído dos tazas de café en medio de los pasillos, era patética, luego de dos años seguía pensando en ella románticamente cuando ella ya me había superado y había seguido su vida a lado de su novia la loca, que sí, era agresiva pero antes de aquello se había portado muy bien.

Otra vez tú [Calle y Poché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora