Primera carta:

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“Buenos días:

Puedo decir con seguridad que te vas a preguntar, por lo menos una vez, si esta carta debería llegar a ti. Estoy segura de que llegarás a la conclusión de que, en realidad, ésta no requiere demasiada atención de tu parte. Estás en lo cierto: esta carta no merece más atención de la que le darías a cualquier otro escrito.

Lo único que puedo decirte sobre mí, es que pronto ya no estaré entre ustedes. Motivos tengo de sobra, pero al final sé que me terminaré yendo por muchos otros que jamás había considerado antes.

Sé que amarías saber quién es capaz de contarte cosas como las que te contaré, y si te he tenido en la mira para saber exactamente que escribiría esto, y si alguna vez imaginé que serías tú. No, jamás pensé en contarte esto a ti, más sin embargo, pensé millones de veces en escribir estas palabras. Quizás esto debería acabar en manos femeninas, pero después de todo los hombres también pueden entender ciertas cosas, ¿no?

Creo en el destino. No de una manera extraña ni obsesionada. Sólo… creo que esto está en tus manos porque así debía ser. Creo en que cualquier palabra que esté aquí fue, irremediablemente, lo que debía de estar escrito. Creo que no hay oportunidad de borrar el destino, ni de cambiarlo. Sin importar cuánto nos esforcemos por acabar de distinta manera a lo paneado, para mí, acabas exactamente como deberías acabar. Creo que el final está escrito, y que en el camino sólo se encuentra lo esencial, lo que nos hizo lo que somos, lo que nos llevó a cada lugar al que alguna vez pisamos y pisaremos.

No hago esto con ninguna finalidad más allá del sentimiento que revelar este papel me da. Siento como si alguien me escuchara, y se guardara sus opiniones. Me gusta cuando la gente se guarda sus comentarios, especialmente cuando éstos jamás habrían hecho nada bueno.

Lamento que esto no pueda ser mutuo, pero así son las reglas.

Verás, si te dejara un lugar para enviarme tus ideas, me expondría a que comprendieras quién soy, y a obtener negativas. Sólo quiero quedarme con este sentimiento.

Te seguiré enviando cartas. Para ti, a veces serán importantes, y otras veces no tanto. Pero siempre seré yo. Espero que puedas entender que importan los sentimientos y no los rostros.

Espero no complicar nada de tu existencia. Por favor, no dediques tiempo en pensar en esto.

Que tengas un lindo día.

Seguiré escribiéndote.

Con cariño, problemas existenciales

O sólo problemas

O simplemente dudas.

Una chica ordinaria.”

Cartas de una chica ordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora