Capítulo XXVIII: Aceptación.

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Rodrigo tenía que confesarles algo muy importante a sus padres por eso decidió indicarles que lo esperaran en la sala, su padre estaba ansioso por saber qué era tan importante para interrumpir un día de trabajo tan importante, por lo que se veía su padre era un hombre pudiente y que le importaba mucho el qué dirán de las personas. Tras una larga espera finalmente bajo, la razón de haberse tardado tanto era por los nervios que sentía y también que su mente le hacía pensar cosas que no venían al caso.

—Espero que sea algo importante por hacerme esperar tanto—gruñó su padre con mala cara.

—No empieces Rodrigo, si nos hizo esperar es porque debe ser algo importante—le replicó Casandra.

Rodrigo Andrés se sienta en el mueble y comienza a explicarles el porque no quiso denunciar a Gabriel, su padre se había molestado mucho con él sobre eso y volverlo a recordar provocaba su sangre hirviera por la rabia, la razón era muy grande y que por eso debían saberlo para que no se enteraran de otra forma.

—¿De qué hablas? —preguntó su madre.

—He estado ocultando una verdad que ambos deben saber, quizás ustedes se preguntarán porque nunca he traído una chica a la casa, es simple, soy gay. Y antes de que me reclamen o me corran de la casa, les daré tiempo para que procesen las cosas—se quitó sus anteojos—Posiblemente los haya decepcionado, perdónenme pero deberán aceptarme como soy.

Casandra se acercó a su hijo para darle un abrazo y decirle que lo amaba como era, lo que le importaba era que él pudiera ser feliz con quien él decidiera que tenía su apoyo completamente, lo recibió con todo gusto pero padre no estaba nada contento por lo que acababa de escuchar, se acercó hacia ellos y le dijo a su hijo:—Desde este momento no te conozco, no eres mi hijo, porque en familia no puede haber dos maricones más.

—Es que yo no estoy pidiendo tu aprobación, te estoy informando lo que llevó reteniendo por años, además no me sorprende que reacciones de esa manera. Te diré algo, yo no denuncié a Gabriel porque descubrí que sentía algo por él y no sería capaz de dañar la vida de alguien.

—Eres un imbécil—expresó dándole una fuerte bofetada.

Casandra se metió y le exigió que le diera una disculpa a su hija, su mirada fue de desprecio. Exclamaba que un verdadero hombre no estudiaba actuación, que se dedicaba al patrimonio que sus padres le enseñaban. Habló despectivamente de su sobrino Alan alegando que su hermano debió tener mano dura con él cuando era niño, pero ese era el resultado de consentir a un hijo único. Recibió una bofetada de su esposa, le reclamó que estaba dañando la memoria de la madre Alan porque orientación sexual no tenía nada que ver con la crianza, la discusión cada vez se prolongaba hasta que Rodrigo Andrés les gritó diciéndoles que él solo quería que sus padres estuvieran tranquilos pero se dio cuenta que no, con lágrimas en sus ojos los observó para luego irse de la sala.

—Cuando llegue, espero no encontrarte aquí, no quiero volver a verte jamás—gritó su padre.

Sin avisarle a nadie Rodrigo se fue de la casa, al estar en la calle fue a un café para tomarse un jugo para al menos le servía para procesar el amargo resultado de su confesión, estaba cerca de la casa de Alan solo tenía que caminar unas cuatro c...

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Sin avisarle a nadie Rodrigo se fue de la casa, al estar en la calle fue a un café para tomarse un jugo para al menos le servía para procesar el amargo resultado de su confesión, estaba cerca de la casa de Alan solo tenía que caminar unas cuatro cuadras. En el camino se le atraviesa un hombre extraño este le exigía que le diera dinero, Rodrigo lo ignoro para seguir caminando hasta que el maleante lo jalo del brazo le gritó en la cara que le diera alguna objeto de valor. Él le indicaba que no tenía objeto de valor que lo dejara en paz, el hombre no le creía nada hasta que lo golpeó en el rostro. Rodrigo se quedó observando y le devolvió el golpe pero más fuerte.

—Con que quieres las cosas a lo malo—agregó mostrando su navaja.

Intentaba herirlo con la navaja varias veces pero el chico logra esquivarlas a tiempo, intentó quitársela para ahuyentarlo pero aquello fue un error, cuando pensaba que tenía todo bajo control el ladrón aprovechó y lo lastimó en la mano, fue la oportunidad perfecta para huir el ladrón tenía ventaja entendió que él no tenía dinero lo apuñaló en la espalda muy fuerte, Rodrigo soltó un alarido de dolor cayendo de rodillas en el suelo. El hombre huyó como un cobarde de la zona, el dolor que sentía era muy intenso tomó su celular y como pudo llamó a emergencias diciéndoles que fue atacado y herido. Tomaron en cuenta su llamada y enseguida le enviaron la ayuda necesaria, le recomendaron que no se moviera para que el sangrado no se extendiera.

Estaba muy débil y todo lo veía doble, llamaba a su mamá porque era quien pensaba. Las personas se le acercaron y dos lo ayudaban con su herida, le hablaban pero no lograba entenderlos, tras varios minutos de espera finalmente la ambulancia llegó lo subieron en una camilla en ese momento perdió el conocimiento por completo.




Casandra se encontraba en la sala todavía llorando por lo que había sucedido unas horas antes, su celular suena provocando que se sobresalte atendió y le explicaban que su hijo estaba en el hospital y que fue herido gravemente, ella no sabía como reaccionar solo colgó de inmediato y salió corriendo al hospital sin decir nada. Pensaba lo peor para su hijo, mientras conducía tomó su celular y llamó a Alan explicándole la situación. Por los nervios hablaba muy rápido, el pelinegro quedó en verla en cuanto saliera del aeropuerto.

Solo tardó veinte minutos y se bajó corriendo de su auto, al entrar al hospital preguntó por su hijo, enseguida un doctor le explica la situación de Rodrigo Andrés era algo crítica, su pulmón fue afectado ligeramente en ese momento el hombre le pidió autorización para proceder con la operación.

—Haga lo que tenga que hacer doctor, salve a mi hijo. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora