Capítulo XXI : Secuestro Parte 2

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Rodrigo es empujado para que no fuera herido resultando herido Fernando en el brazo derecho, no le importo el dolor se acercó a ella para derribarla al suelo su objetivo era darle tiempo a Rodrigo para que fuera en busca de Alan y pudieran salir de ese horrible lugar en el que estaban, los maldiciones que Cristina despedía de su boca él ejercía más fuerza en ambos brazos de la mujer.

—Ve por Alan enseguida, huyan de aquí, yo me encargo de ella—manifestó sosteniéndola aún.

—Estás herido, no puedo dejarte así.

—Yo no importo, lárguense de una maldita vez, si se quedan más tiempo las cosas se pueden poner peor.

Tomó impulso en sus pies y salió de aquella habitación por suerte su primo estaba cerca de donde se encontraba, nuevamente escuchó disparos le preocupaba que Fernando perdiera la vida por protegerlos de una mujer que no estaba bien mentalmente, finalmente encontró a Alan comenzó a desatarlo de la camilla que estaba acostado le preguntó que si se encontraba bien asintió, su tranquilidad fue destruida cuando Cristina intentó golpear a Rodrigo lo que ella no se esperaba es que él logró esquivar su ataque, le dió un fuerte empujón eso le dio tiempo para que pudieran escapar.

—¡Maldición!—grito en el suelo.

Fernando salió de la habitación y vio como corrían ambos chicos buscando una salida, iban al camino contrario les llamó para que se detuvieran para que no fueran a esa parte, Alan le pregunta a Rodrigo que como hizo para llegar solo obtuvo silencio incomodo por respuesta.

—Es una larga historia, debemos irnos cuanto antes.

—Al menos dime tu nombre real, necesito saber quien esta a mi lado, si puedo confiar en tí—expresó Rodrigo en tono serio.

—Está bien, me llamo Gabriel, ¿feliz?—respondió.

—No seas imbécil, que en este momento me provoca golpearte por mentiroso.

Estaban confundiendo a Alan por tal discusión al parecer ellos dos le debían una gran explicación, lograron salir del hospital abandonado la noche era muy fría y más si estaban rodeados de muchos árboles. Encendió la camioneta, Rodrigo le explicaba la situación a su primo y la expresión del pelinegro cambió completamente.

—Debería llamar a la policía, ¿Cómo pudiste ser cómplice de ella? Me espiaste mientras yo no me daba cuenta, que enfermo eres, no quiero que te me acerques. No confió en este hombre Rodrigo, trata de buscar señal y llama a la policía.

—Nadie va a llamar a la policía, para su tranquilidad yo mismo me voy entregar.

Ya estaban lejos del bosque aún le seguían reclamando por todo lo que pasaron, Gabriel sin darse cuenta antes tenía otro disparo este fue en la pierna pero por la adrenalina del momento no sintió dolor, su pierna estaba muy mal el sangrado no paraba. Rodrigo se dio cuenta y le sugirió que se detuviera para al menos hacerse un torniquete, no le respondió nada solo le vio la cara para luego seguir manejando. Su tranquilidad había sido interrumpida por el choque de otro carro, los tres sabían que era ella incluso les estaba disparando su objetivo era matarlos, quería volcar el auto donde iban para poder tener la oportunidad de acabar con todos.

Gabriel trataba de persuadir cada choque decidió seguir avanzado su idea era que ella se confiara para luego frenar repentinamente para que ella chocara, Cristina fue rápida y disparó al neumático trasero la velocidad que iban no era favorable buscaba la manera de que no volcara el auto, lamentablemente era tarde ya el auto estaba dando vueltas en la vía. Cristina sonríe gozosamente porque se cumplió lo que hizo, detuvo su auto a un lado para caminar y llegar hasta el lugar del incidente.  

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora