Capítulo XXXIV: Sin escapatoria

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Lancelot les informaba a la pareja que seguían en la búsqueda de Sabine pero no era nada fácil, ella sabía esconderse muy bien por eso estaban ideando un plan en caso de que apareciera por sorpresa. Pero lo más importante era permanecer en casa y no salir tanto para que no exponerse, Clarisa le explicaba a los dos que nunca se había enfrentado tan fuerte con alguien y más de esa manera tan violenta como lo hizo.

—Sabes que expusiste tu vida, debiste huir al momento que ella sacó la navaja—alegó Lancelot.

—No quería quedar como una cobarde, además matarme se le hizo muy difícil porque le partí la muñeca.

—Aún no puedo creer lo que hiciste, pero al menos le diste una buena paliza—responde Camilo.

Tras varios minutos de conversación, Lancelot les informó que ya habló con las autoridades de Francia para que estuvieran al tanto, era evidente que Camilo no quería permanecer en casa porque se sentía impotente porque nadie lograba hacer algo rápido pensaba que las autoridades esperaban otra tragedia más para poder actuar, la paranoia de él era que volviera aparecer causando más daño que hizo. Clarisa no quería marcharse del departamento quería protegerlos en caso de que Sabine regresará por la revancha, ya la tarde se estaba convirtiendo en noche por lo que Lancelot fue a buscar a la castaña no quería que se expusiera en la calle.

—Bueno es tiempo de irme, Lancelot me está esperando abajo, alquiló un auto para llevarme a los lugares que llegue a necesitar ir.

—Esto como que va en serio, puedo notar que ese hombre se muere por tí—expresó Alan con cierta insinuación.

—A mi me encanta él, por eso no debo precipitarme cariño, además que él fue ex novio de esa mujer.

—Lancelot no los comento en el aeropuerto, no quisimos decírtelo tan repentino para que no tuvieran problemas.

—De verdad que me molesta que me oculten las cosas, pero jamás no lo espere de ustedes—les hablo mientras abría la puerta sin despedirse.

La verdad fue muy incomodo ese momento en el que ella se molestó por eso, tenían un punto porque aquella confesión no les correspondía, era un secreto que debían respetar ya que le correspondía a Lancelot comentarle ese pasado tan tormentoso que tuvo años tras costándole la vida a su hermana gemela, mientras tanto Camilo le pidió disculpa a su novio por lo mal que lo trato aquel día del funeral de sus abuelos aún la culpa lo carcomía por responder de una manera tan grosera, jamás pensó que esa sería su reacción. 


Todas las oficinas del consorcio se encontraban con la luz apagada dándole un toque misterioso y solitario, el reloj plateado que estaba pegado en la pared marcaba las nueve y media de la noche, Alexander se encontraba solo en la oficina principal...

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Todas las oficinas del consorcio se encontraban con la luz apagada dándole un toque misterioso y solitario, el reloj plateado que estaba pegado en la pared marcaba las nueve y media de la noche, Alexander se encontraba solo en la oficina principal arreglando unas balances de las últimas ventas que tuvieron el pasado mes, su hermano le dijo que no se esforzara tanto porque su condición de salud estaba bien pero debía un nivel de vida tranquilo libre de preocupaciones. Solo le faltaba una última columna y terminaba era evidente que la seguridad del lugar era sumamente fuerte no dejaban pasar a nadie sin detenerlo, para Sabine nada era imposible con mucha facilidad logró localizar el lugar de trabajo del padre de Alan.

Al hacer contacto con la puerta principal el vigilante de seguridad se dio cuenta y se levantó de su silla para impedirle el paso, con mucha facilidad le disparó en la frente llenándose de sangre parte de su rostro, entró al ascensor marcó el último piso tan solo dos minutos ya estaba a un paso de la oficina de Alexander.

Mientras él apagaba la computadora escuchó unas pasos cerca de la puerta, se fue acercando aquello le causaba intriga porque ningún empleado se encontraba en los alrededores, abrió con sigilo la puerta pero no había nadie afuera no le prestó atención y se devolvió para coger su maleta y marcharse a casa. Aquella tranquilidad se vio arrebatada cuando Sabine yo lo tenía apuntado con la pistola en la espalda, se quedó inmóvil no podía pronunciar palabra alguna.

—Un solo movimiento y te mando directo con tu esposa—le comunicó desafiante.

—Está bien, no haré nada.

—Claro que harás algo, llamaras al patético de tu hijo. Le dirás que venga para acá, que necesitas este presente con su novio.

Sacó su celular de su blazer y marco al numero de Alan sólo costó unos segundos para que atendiera, le explico que necesitaba verlo en la oficina pero que llevará consigo a Camilo porque también requería su presencia, la voz de Alexander sonaba nerviosa cosa que el pelinegro noto enseguida sabía que algo estaba mal y todo era provocado por alguien. Aceptó pero él tenía un as bajo la manga por eso llamó a Lancelot porque sabía que quien estaba detrás de todo aquel nerviosismo de su padre era Sabine. 



Los nervios de Alan eran muy notorios solo pensaba que todo saldría bien, no quería que ningún pensamiento negativo invadiera su mente, el ruido de la alarma del ascensor lo distrae dándose cuenta que ya estaban en el último piso tomo de la mano a Camilo para sentirse más seguro algunas luces estaban encendidas y otras apagadas al parecer quería jugar con ellos porque en cada luz encendida dejaba una nota diciendo que cada vez estaban más cerca de encontrar a Alexander.

—Esto no me está gustando—enunció Lancelot mientras apuntaba por varias direcciones con su arma.

—Quiere que caigamos en su sucio juego—sostuvo Camilo viendo por todos lados.

—Quieto ahí vaqueros, apenas está por empezar la diversión. Al parecer trajeron compañía, bueno haremos algo divertido, quiero cambiar la vida de tu miserable padre por la de Camilo—declaró Sabine saliendo de la oficina cercana a la del padre de Alan.

Los tres quedaron desconcertados por tal locura mencionada por ella, como notaba que le tomaban en cuenta su oferta levantó su mano y disparó a una ventana para que le dieran una respuesta, Lancelot intentó hacer lo mismo pero Camilo lo detuvo justo en preciso momento que apretaba el gatillo. Se dio la vuelta y se acercó a Alan para besarles sus manos y decirle:—No puedo permitir que maten a otra persona por mi culpa, no quiero que sufras otra pérdida. Recuerda que siempre te he amado, eso nunca lo olvides.

—Camilo, por favor, no lo hagas—manifestó en un llanto quebrado.

—Es lo mejor para todos—respondió mientras se alejaba.

Quedó al lado de Sabine ella con una sonrisa de satisfacción en su rostro, le decía al pelinegro que siempre debió haber sido así desde el principio, que se hubiera ahorrado la muerte de los abuelos de Camilo. Empujó a Alexander hacia Lancelot para que lo recibiera, se despidió en francés mientras tomaba el castaño del brazo muy fuerte. En cuestión de minutos habían abandonado el edificio, se logró escuchar un enfrentamiento del cual ella salió victoriosa nuevamente irse a Francia era su objetivo pero esta vez tomarían un tren. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora