Capítulo XII: El perdón

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Camilo no tenía idea de que el padre de su novio fuera tan importante, aquella casa le recordaba a un lugar que estuvo cuando era pequeño pero estaba seguro. Sentía que ya había estado allí, era como una especie de "deja vu", los nervios que sentía eran muy evidentes porque no hablaba solo estaba en silencio solo observando como sus interlocutores se comunicaban entre sí.

—Alan me presentas a tu amigo—comunica Alexander.

—Papá, él es Camilo Harris.

—¿Harris? Tuve un gran amigo que tenía ese apellido, su nombre era Cole Harris.

—Un placer señor Valenzuela, ese era el nombre de mi padre, falleció hace mucho tiempo cuando era un niño—respondió Camilo extendiendo su mano.

—Llámame Alexander, me siento anciano cuando me dicen "señor"—expresó.

Una sonrisa nerviosa logra escaparse de sus labios aunque mentalmente se decía a sí mismo que debía estar tranquilo, se dió cuenta de que el semblante de su novio era totalmente serio y que estaba por confesarle algo importante a su padre. Alexander les informa que fueran a la sala para estar un poco más cómodo, Camilo agarró su mano y la estrecho con la suya haciéndole entender que lo que fuese a pasar estaría a su lado apoyándolo.

—Acepte venir aquí porque creo que ya es tiempo de dejarnos de rencores, sobre todo de mi parte.

Alexander se queda viéndolo detenidamente por aquella confesión tan madura de su hijo, se levanta del sillón para quedar frente a él y tomarle las manos para decirle:—No sabes lo feliz que me hace escuchar lo que me estás diciendo hijo.

—Sé que nuestra relación de padre e hijo se vio afectada por tu problema con la bebida, desde este momento te perdono papá. Sé que aquella anoche fue un accidente, y me deje llevar por la rabia de ese momento.

Alexander abraza a su hijo mientras que las lágrimas recorren su envejecido rostro, su hijo le corresponde de la misma manera la escena era muy tierna porque ya el pasado había sido olvidado y ahora tenían un nuevo comienzo. Tras varios minutos de afecto, Alan le comenta que hay algo que debe saber y que quiere saber si aceptara aquella revelación que le dirá.

—Te escucho hijo, puedes contarme lo que sea—alegó.

—Mamá siempre lo supo, aunque ella temía a que fueras a reaccionar de manera negativa. Por eso es tiempo de que lo sepas, soy homosexual y Camilo es mi novio papá—comunicó un poco nervioso.

Hubo un silencio incomodo por varios segundos, Alexander no emitía alguna emoción solo se quedo en silencio observando a ambos muchachos causando suspenso. Su respuesta los hacía dudar, Alan se imaginaba miles de escenarios negativos incluso pensó que sería desheredado y que su apellido sería eliminado por parte de su padre.

—Alan Daniel Valenzuela, a mi no me importa tu orientación sexual, eres y siempre serás el hijo que ame desde el primer momento que te vi en brazos de tu madre. Desde ese momento, juré protegerte y amarte.

Nuevamente se abrazan y lloran juntos por tan conmovedora confesión, Alexander nunca tuvo aquellos prejuicios de la sociedad que se ha encargado de implementar. Los hijos son un regalo y hay que darles todo el amor que ellos necesitan de sus padres, por eso es muy importante apoyarlos y nunca darles la espalda. Camilo solo estaba observando, Alan se dio cuenta que por un momento su novio solo estaba viendo como se reconciliaron le comunicó que se acercara.

—Y usted señor Harris se encargará de la felicidad de mi hijo, sino se las verá conmigo—comentó serio para luego reírse. 

 

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Alan le explicaba a su padre como se desempeñaba en el hospital y todo lo que implicaba su carrera, ya que él escogió el ámbito de psicología clínica porque siempre estuvo cautivado por aquella área. Tras varios minutos de larga conversación, Alexander decidió hacerle un par de preguntas a Camilo pensaba que el chico estudiaba alguna carrera que estuviese vinculada con la economía.

—Camilo, ¿Qué carrera estás estudiando?—preguntó con interés.

—Estoy estudiando letras, voy por mi sexto semestre—respondió.

—Eso es muy bueno, tengo que fé de que sacaras un excelente libro, incluso podrías ser un gran dramaturgo muchacho.

La gentileza de Alexander era impresionante y estaba muy feliz de que su hijo estuviera de vuelta, se le ocurrió una idea de que ambos pasaran la noche juntos ya que él debía volver a la empresa porque tenía unos pendientes, pensaba no ir pero recordó que no puede dejar que se le acumule trabajo.

—¿te gustaría quedarte?—alegó Alan.

—Claro, no hay problema—replicó sonriendo.

—Nos vemos en la cena muchachos.

El recorrido estaba siendo bueno Camilo cada vez se impresionaba por lo que la casa tenía, llegaron al despacho de su padre y dentro de este había una gran biblioteca aquello fue hermoso para él. Notó que había muchos libros que él deseaba leer desde hace mucho tiempo, expresaba que su padre al parecer le gustaba mucho la lectura y Alan se lo confirma por eso le gustaba leer ciertos géneros literarios.

No se habían dado cuenta que ya había anochecido y Alexander estaba por llegar, salen del despacho para estar de una vez sentados en la mesa para esperarlo.

—Pensé que no le agradaría a tu padre—le expresa Camilo.

—¿Por qué? —preguntó.

—Ideas mías.

—Mi padre me ha demostrado que ha cambiado, y estoy seguro que te aprueba como mi novio, además ya hubiese dicho algo contra ti.

Ya se encontraban en la mesa comiendo degustaron de una comida baja en grasa, Alexander le causó un poco de interés saber cómo se conocieron y por decidió preguntarles cómo iniciaron su relación.

—Su hijo al principio me odiaba—le comunicó Camilo riendo.

—No empieces Camilo.

—No vayan a discutir muchachos.

—Fue en un parque, cada vez que iba a correr por allí siempre coincidimos.

La historia fue un poco extensa obviando el accidente que tuvo Alan no querían confesar aquel día tan angustiante que pasaron ambos, sin duda aquello le pareció maravilloso a su padre. Les recomendaba que siempre se escucharan uno al otro, que si había alguna diferencia entre ambos que la resolvieran inmediatamente porque las parejas siempre buscan la manera de entenderse.

—Bueno es tiempo de descansar, nos veremos en la mañana ¿no?—manifestó Alexander.

—Claro que sí padre, espero que puedas descansar y dormir bien, feliz noche—declaró el pelinegro.

Cada quien subió a sus habitaciones el detalle que la habitación de Alan tenía una sola cama, no había mueble aunque él pensaba que lo más recomendable era que fueran a dormir juntos. extendieron la cama, la habitación no era tan oscura algunos reflejos de las luces entraban dándole un toque un poco resplandeciente.

—¿qué tal te pareció la casa?—le preguntó.

—Muy acogedora y grande.

—Este inicio de semana fue muy bueno, me siento más tranquilo conmigo mismo—expresó Alan abrazando a Camilo.

—Quedémonos así, quiero tu calor.

—Eres mi persona favorita. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora