XLVI. Sólo mio.

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Le voy quitando la ropa poco a poco, no tengo ninguna prisa, me entretengo en cada detalle, voy despacio y observando cada gesto, cuando he terminado mi tarea me levanto de la cama y empiezo a quitarme muy despacio el pijama y la ropa ínterior, él me observa detenidamente mientras que yo disfruto del momento, cuando estoy completamente desnuda y me acerco para poder acariciar todo su cuerpo, me coge con las dos manos la cara y nos fundimos en un beso apasionado, mis manos viajan por su cuerpo, acaricio toda la piel, piel que me pertenece sólo a mi, mis dedos se deleitan con su suavidad y yo empiezo a bajar con besos por todo su cuerpo, sus manos me agarran subiendo mi cuerpo hasta que sus labios se apoderan de los míos una vez más, el amor que siento es algo que asusta pero no voy a parar, sus manos viajan por mi columna vertebral y llegan hasta mi trasero donde se detiene y me agarran fuerte, con un movimiento delicado mi cuerpo queda aprisionado baja el de Thomas, sus manos emprenden un viaje hacia mi entrepierna y uno de sus dedos se introduce en mi arrancando un gemido.

_ Me encantas. Me susurra al oído mientras su mano experta me tortura, mi cuerpo se tensa con cada uno de sus movimie tos y mis manos se posan en su nuca para besar sus labios.

Su dedo sale de mi dejándome con la necesidad de más, de mucho más y Thomas sabe perfectamente lo que necesito, se coloca entre mis piernas y me penetra fuerte contra el colchón, mi cuerpo se inclina y oculto mi cara en su cuello, que llamo con delicadeza, el comienzo de su movimiento me hace temblar y dejo caer mi cuerpo, sus movimientos son rápidos y fuertes, siento como el orgasmo me abraza, estoy en la cima de una montaña rusa, subida en un cochecito sin cinturón y necesito caer, necesito sentir como Thomas me hace caer hasta lo más profundo del placer, su mano me acaricia frenéticamente el clítoris sin dejar de hundirse en mi y estalló con un grito de desesperación, quiero estar así el resto de mi vida, quiero sentir a Thomas fundirse junto ami a todas horas, me calla la boca con besos, mis gritos de satisfacción son inagotables, me hace subir de nuevo a ese cochecito de la montaña rusa, el comienza a gruñir, soltando de su garganta gemidos, está apunto de llegar al éxtasis y yo de nuevo estoy en el límite, mis manos viajan por su espalda y aprietan su cuerpo contra el mío, como si de alguna manera pudiéramos estar más únicos, le beso el cuello y su cuerpo empieza a temblar  sólo sentir los espasmos que está teniendo me hacer romper la barrera y vuelvo a estallar en mil pedazos junto a mi amor, a mi futuro marido.

Su cuerpo cae sobre mi y nos besamos como si fuera la última vez de nuestra vida, acaricio su cara, está cansando y yo igual, nuestras respiraciones están agotadas y mi corazón golpea mi pecho con fuerza.

_ Mi mujer.

_ Sólo tuya.

Me abraza y se mueve para quedar los dos abrazados pero ahora yo sobre él.

No hablamos, no nos movemos simplemente disfrutamos del momento, disfruto de su olor, su tacto, su sudor, de la calidez, del estremecimiento de su carne al sentirme.

(....)

Thomas está en la ducha, y en el rato que tengo de intimidad cojo una de las cartas de la caja que tengo llena de ellas, abro el sobre y empiezo a leer.

_____

Mi amor.

He estado pensando mucho en las palabras que quiero escribirte. Te escribo no para sorprenderte sino para poder decirte todo lo que siento, porque parece que escribirlo se me da mejor que decirlo, mucho mejor.

pσr nєcєѕidαd .  * EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora