Space Oddity (Lapidot)

17

POV LAPIS

Peridot, estos han sido días tan jodidamente extraños. Es ahora cuando trato de calmar un poco mi mente y realmente ser consciente de lo que ha estado pasando. Y no tengo palabras.

Solo me quedaba escapar de todo, al fin y al cabo, tuvimos que escapar de la nave sin pensar en todo lo que dejamos atrás y de cierto modo aun no lo acepto, esto aún me parece irreal, un mal sueño del que no quiero ser participe.

Una noche tomé una de esas botellas de vodka que escondí afortunadamente en la capsula y pude soltarme un poco, por fin pude llorar aquellas lagrimas que de cierto modo había negado, por supuesto esperé a que estuvieras dormida, no quería hacer que te preocuparas más. En estos días te he visto tan lejana, tan afectada, ya no tenías las respuestas para todo, ya no sabías sonreír como lo hacías y hasta he notado que me ves de una manera distinta, o al menos eso creo, y no sé si debería culparte, pero a menudo mi mente se ponía extraña por todo lo que hasta entonces pasaba y no lograba quitar a un culpable que se me hacía cada vez inevitable y cada vez más real, tú.

“No quiero volver a casa” te escuche susurrar entre sueños, hace tiempo ya.

Y cada vez que dormías, entre un vodka y el otro, esta frase tuya se volvía más hiriente y más extraña, más culpable. ¿Por qué si no, es que el día en que todo se arruino ya estabas en la sala de control mucho antes que yo? Sabía muy bien de todos los conocimientos en tecnología que
posees, es algo muy conocido en la agencia, no sería difícil para ti causar uno o dos errores mientras dormía. ¿Por qué tus ojos se veían tan culpables ahora? ¿Por qué aquel día solo te quedabas sentada como si hubieras cometido un error muy grave? No sabía cómo tomarme todo esto, pero empecé a mirarte con desconfianza, algo en ti me desagradaba, bastante.

Como sea, a menudo paraba estos pensamientos a tiempo, pensar demasiado en esto solo me hacía vomitar, nuestra mala alimentación y mi poco tiempo de descanso no ayudaba.

Además, aun dudaba de todo esto, pero, parecía ser lo más obvio a veces. Y temía que así fuera, porque si era tu culpa, no podía simplemente mantenerme cerca de ti tranquila, nos
habías condenado, tu obsesivo cariño de seguro te había enloquecido así que arreglaste todo esto, ahora estaba encerrada en esta pequeña esfera y no podía hacer nada para abandonarla,
me sentía tan atrapada.

Hace poco beber me había dormido para mi desgracia, tuve un mal sueño en el que la esfera que ahora habitamos se hacía cada vez más y más pequeña, hasta el punto en que me sofocaba y rogaba por ayuda, mientras tú solo te reías afuera mientras que me decías una y otra vez “Lo hago por nosotras, Lazeli”. Por suerte desperté a tiempo, nunca me gustaron los lugares pequeños. Fue entonces cuando te escuché mencionar a Jasper mientras dormías, creí tenerlo claro en aquel momento, creí que de algún modo u otro el ruso y tu habían conspirado para mantenerme encerrada en este sitio, de seguro me engañaste y yo caí una y otra vez en tu juego, pensaba. Así que lancé con ira una botella en tu dirección, que tonta fui.

- ¿Qué demonios te pasa, Lapis?!! – Despertaste asustada y claramente molesta, no iba a dejar que siguieras engañándome.

- ¿Creías que no me iba a dar cuenta, maldita? – Grite – Nos arruinaste la vida, maldita sea. Tú y ese estúpido ruso, jamás se los perdonare ¡Entiendes!!!!? JAMAS.

- No entiendo Lapis, tu… - Decías con la voz cada vez más baja mientras me mirabas incrédula, veía eso como prueba de que tenía la razón, tenía toda la maldita razón. Fue entonces cuando sin decir nada abriste la escotilla de la nave y sin que yo lograra reaccionar a tiempo tomaste todas mis botellas y las aventaste afuera. Que jugada más sucia, Peridot Green.

¿Me obligarías a ir a por ellas? ¿Es que acaso pensabas que eso me asustaba? ¿Tratabas de intimidarme ahora que sabía tu maldito secreto? No dejaría que te salieras con la tuya.

Con el traje ya puesto y la cuerda de seguridad sosteniéndome a Pumpkin, abrí la escotilla con la intención de recuperar mis botellas, recuerdo que entonces me agarraste por detrás, “No lo hagas” dijiste con una voz sombría. No era como los abrazos que solíamos darnos, no, esta vez me agarrabas con violencia, con enojo. Empezamos a forcejear.

Nuestras manos peleando, tu rostro enojado y yo intentando que te alejes, en este punto hasta intentábamos lastimarnos, ambas perdimos el control de la situación. Quizás solo nos desquitábamos por toda la mierda que estaba pasando… en cierto punto me hiciste caer al suelo con fuerza y sostuviste mis manos para que no las moviera, pero no te lo dejaría tan fácil Peridot Green, no dejaría que me atrapes de nuevo.

Todo paso muy rápido, escupí en tu casco y me soltaste para limpiarte, fue entonces cuando puse mis piernas en tu torso y con toda mi fuerza empuje, no quería pensar en nada, solo no quería tenerte cerca, así que solo empujé mientas gritaba un “te odio”.

Era demasiado tarde, veía como te alejabas y te imaginaba gritando, pero no podía escuchar nada, cada vez más lejos, cada vez más lejos, y no podía hacer nada.