Space Oddity (Lapidot)

18

POV PERIDOT

“Locura espacial ¿ehh?” me dije, mientras sentía como mi cuerpo se alejaba de la pequeña nave y a pesar de que el miedo me pedía buscar algún modo para sobrevivir, una gran parte de mi me pedía tan solo abandonarme. Me sentía culpable, culpable por que con todo lo que había estado pasando abandone a Lapis hasta el punto en que ella me odia, no pude hacer nada, nada por evitar que la nave explotara, nada por evitar que Lapis se sintiera sola, nada para poder salvar lo poco que nos quedaba. Así que quizás solo me dejaría arrastrar hacia la nada, de todos modos ¿Qué sentido tenia regresar a la nave si ella ya no me amaba? Quizás esto era lo mejor.

Adiós Lapis.

Pero llegó, no sé cómo, pero ahí estaba sosteniéndome, acercándonos a la nave, haciéndome sentir que quizás no todo estaba tan acabado, quizás no me odiaba, o al menos no lo suficiente como para dejarme morir, así como así.

Una vez en la nave, Lapis me quitó el casco y ahí nos encontramos, algo irreal, algo culposo, pero nos encontramos, y siento que nuestros ojos no se encontraban así desde hace bastante tiempo, necesito hacer algo, necesito decirle, pero me ganan sus ojos llorosos que no pueden evitar conmover a los míos, maldita la magia la que tiene Lapis para petrificarme. Entonces se lanza a mí y me abraza, escucho como intenta hablar y su voz se quiebra.

- L-lo siento tanto Peridot – dice sollozando – Yo no quería, no sé lo que me está pasando, no pude controlarme.

Yo solo me quedo callada, quiero decirle que todo está bien, que la perdonaría haga lo que haga, que no puedo enojarme con ella, pero aún sigue presente en mi mente el “te odio” en sus labios antes de empujarme. Ella solo llora y siento como sus manos me abrazan cada vez más fuerte, como temerosas de que pueda volver a alejarme, como pidiendo que no nos separemos de nuevo y aunque aún no estoy segura de nada, la agarro ahí mismo y levanto a Lapis.

No quiero mirarla ahora mismo, me sentiría muy débil, solo la llevo donde he estado durmiendo y simplemente nos acomodó, recostadas, una a lado de la otra, ella solo se deja.

Demasiado silencio a pesar de que ella aun solloza, antes de hablar solo pienso en que ella y yo hemos estado tantas veces de esta manera, no sería yo quien terminara con esto. No lo quiero así.

- Entonces Lapis, ¿tú me odias? – Al final acabé soltándolo, sentía como ella me miraba, pero preferí esquivarla y mirar al techo nerviosa, mucho tuvo que ver cuánto temía a su respuesta, pero era necesario preguntarlo, demasiados sentimientos se llevaban la contra entre sí de otro modo.

- Peridot, no hay manera de que yo te odie, solo… tengo miedo, todo, todo esto es tan confuso y a veces no puedo ni siquiera estar segura de que algo haya sido real. Lo siento Peridot, fui una gran tonta.

- Yo también tengo miedo – Le dije – Tengo miedo de no poder cuidarte, tengo miedo de desaparecer en cualquier momento, de que te alejes y termine sola, de que nada en este amor sea real… a veces creo que un día pensaras lo mismo y te alejaras de mi… y luego recuerdo que estamos encerradas aquí y que… bueno, nos queda tan poco tiempo, ¡Estoy llena de emociones contradictorias! Y ya nos he fallado tantas veces… de un modo u otro siento que todo es mi culpa y que, si todo esto me pasa, es porque me lo merezco.

Me quedo callada en este punto, tras mis palabras se ha formado un silencio que parece burlarse, contrario a lo que creía decir todo aquello no me hizo sentir liberado, más bien sentía como las dudas crecían en mí y empecé a inquietarme, hasta que ella sostuvo mi mano.

- ¿Ahora qué haremos Peridot? No quiero perderte – Ella dijo.

- Yo tampoco… solo quiero seguir a tu lado, pero todo esto es tan difícil.

- Solo intentemos no perdernos – Dijo Lapis antes de abrazarme. Me quede sin respuestas en aquel momento, solo el acariciar subconsciente de mi mano a su cabello, quizás solo un modo de demostrarme de que a pesar de todo el cariño estaba ahí, y era tan fuerte. Y era tan relajante caricia su cabello. Empezaba a tener las cosas un poco más claras, hasta que ella hablo.

- Es la primera vez que me acaricias de este modo – Dijo mirándome con una sonrisa entre feliz y burlona, causándome un pequeño revoltijo en el estómago y que volteara mi rostro
avergonzada – Comúnmente soy yo quien lo hace, me encanta como se siente.

- Por supuesto – dije aun algo insegura – Tengo la mejor de las cabelleras, es inevitable no adorarla.

- ¿Incluso mejor que la mía?

- Mejor que la tuya – Dije orgullosa.

- Tonta – Dijo apoyada en mi pecho, esperando tan solo un poco para volver a inquietarme tanto – Te amo.

- Yo también te amo Lapis – Dije con un ligero nudo en la garganta que me pedía llorar, pero que me sabia a calma – No te perderé tan fácil.

Sin palabras, ya solo el calor de la otra transmitiendo algo de tranquilidad en aquel oscuro espacio lleno de incertidumbres. Continuamos así un poco más, un poco más y en algún punto quedamos dormidas, y a pesar de que aún hay muchas preguntas que hacer y muchos conflictos que resolver, por ahora estaba bien, ese pequeño paso fue un gran salto para nosotras y con eso bastaba.

Solo intentábamos no perdernos.