CAPÍTULO OCHO: LO QUE EL VIENTO CALLA

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— ¡Por Artemisa! —exclamó Herios, su tío de los hermanos de Hierro. Toda la manada que había llegado al reino había sido muy bien recibida y se les había dado un lugar para que ellos empezaran de cero. Goliat había seguido a su tío abrazando a su hermana y en la otra mano a su cuñada que sostenía a un cachorro molesto por atención.

Los pocos leones que yacían en esas tierras, estaban siendo atendidos ya que tenían heridas de gravedad, estos guerreros querían partir lo más rápido posible en busca de su líder, su deber era protegerlo y solo si Gorius les daba la orden de volver a sus tierras: así lo harían. Mientras tanto, debían curarse lo más rápido posible para poder irse de ahí, el hecho de que ambas razas ya no se encuentren en disputa, no soportaban estar rodeado de ellos.

Herios bajó la mirada hacia el cachorro que tenía en sus brazos, Basil apretó los labios y empujó sus piernas con malestar y el tío rió gustoso recordando cómo era Gokan de cachorro. Las comisuras de los labios del viejo se elevaron en una sonrisa viendo hacia Mireia, omitiendo decir que la recordaba ya que Gorkan le había mandado un mensaje diciendo que se casaría con aquella hembra y que se había enamorado desde el momento en que la vio. Algo había entendido desde que fue presentada como compañera de Gokan, ¿Qué más debía pasar el líder de esas tierras? Desde entonces no volvió a recibir noticias que involucraran emociones de parte de su sobrino, preguntaba por sus tierras, por su hermana y como estaba siendo inculcada. Como hermano mayor pasaba hacer padre y protector de la hembra, se encargaba de escoger que debía enseñarle, y para el líder de Hierro: su hermana debía ser una de las mejores cazadoras. Que sus sentimientos no fueran su debilidad.

Pero solo eso, ya que no preguntaba cómo se sentía en aquel castillo, como la ausencia de sus hermanos la tenía envuelta en tristeza y melancolía. Hace siete años que la princesa Geiat no veía a su hermano mayor. Parecía que todos ellos se habían olvidado de que la princesa también perdió a sus padres. Siempre fueron hombres, acostumbrados a esconder sus sentimientos y seguir luchando.

—Nos quedaremos aquí tío, nuestra gente necesita protección y allá no podemos dársela —murmuró Goliat ya que minutos antes su hermana había sido llevada a su habitación para que no escuchara su conversación. Hace siete años no la veía, su hermana de ojos grandes había crecido y se había convertido en una arquera preciosa—. ¡Fueron ellos quienes mataron a nuestros padres! ¿Por qué hacen eso?

—Sus padres murieron en manos de un lobo, hasta donde tengo entendido, era un bebé y cayó en manos del peor depredador que pueda existir. Mailes ha envenenado su corazón y su mente, hijo mío —explicó Herios tomando en sus brazos a Basil mientras se ponía de pie. El cachorro cerró los ojos y recostó su cabeza en el hombro de su tío abuelo—. La muchacha está llena de venganza y cazará a todos los lobos para vengar la muerte de sus padres y abuela.

—Nosotros no tenemos la culpa ¿Verdad? —Herios negó y le brindó una sonrisa a lo que Goliat asintió.

—Creo que ustedes tienen mucho de qué hablar, yo quiero darme un baño y a Basil ¿Puedo? —inquirió con timidez Mireia y Goliat esbozó una sonrisa al ver sonrojada a su cuñada.

—Este castillo es de tu compañero también, y del primer cachorro nacido —Goliat estiró los brazos tomando a Basil que abrió los ojos y lo miró fijamente, arrugó su pequeña nariz y resopló molesto porque lo despertado de los brazos del tío abuelo. El joven lobo besó su frente y se lo tendió a su cuñada para que ambos partieran a sus aposentos. Ambos habían pasado por mucho y necesitaban tranquilidad hasta que la hembra este curada por completo—. Yo soy joven, tío pero he de proteger a mi gente y a mi sobrino. Ahora somos su padre.

Ambos se quedaron de pie viendo a una doncella joven llevar ropa limpia en sus brazos y guiando a Mireia en dirección a sus aposentos. Cuando la perdieron de vista, Herios se atrevió a preguntar:

LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora