Caperucita roja al bosque ha escapado,
Su aventura ha buscado,
El lobo la ha engañado y ella lo ha matado.
James L.
Gorkan parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la luz tan fuerte que golpeaba su rostro, rugió y movió la cabeza tratando de relajar aquella zona herida, pero cualquier movimiento que hacía terminaba aumentando el dolor. Movió sus manos pero se sorprendió cuando escuchó un sonido fuerte y mayor fue su sorpresa cuando quiso abrir sus brazos y no pudo.
¿Qué está pasando? —se preguntó confundido, oliendo a traición, mentira y pecado.
Con lentitud bajó la mirada y abrió la boca viendo las cadenas sujetar sus muñecas y alrededor de estas pequeñas bolitas rojas se habían formado, ante sus bruscos movimientos y a las hojas de aquella planta. Volvió a tirar de las cadenas pero lo único que ocasionó fue que terminara lastimándose aún más, gimió y miró sus pies, que igual estaba sujetas a cadenas, y estás tirando hacia la pared de piedra. Miró alrededor, olió tratando de localizar el lugar donde se encontró.
—Has despertado —una voz ronca lo sacó de sus pensamientos y con lentitud levantó la mirada encontrándose con los ojos mentirosos de Gastón, quien sonreía en una esquina sosteniendo una lata de licor. Se movió como un gato, y terminó recostado en la celda, muy cerca de Gorkan. El lobo gruñó mostrándole los colmillos y por unos segundos el cazador tuvo miedo, pero recordó que tan atado se encontraba el animal, al igual que débil. No le haría daño, no podía o lo mataría, aun si debía desobedecer las reglas del rey y de Lia—. Tenía mis sospechas y terminaron siendo ciertas. Pero es que era algo obvio ¿No, Gorkan de Hierro?
— ¿Qué buscas? —su voz salió ronca y pensada. Volvió a tirar de las cadenas aumentando el dolor en sus extremidades, lo único que atinó hacer fue morder su labio con fuerza y blanquear los ojos. Estaba demasiado cansado, débil, no saldría muy bien de ese lugar—. Me tienes aquí, ¿por qué no me matas?
—Porque te necesito vivo —señaló el hombre—. La sangre de un rey, de un líder me traerá gloria. He escalado toda mi vida, y tú me darás el trono que he buscado. Gorkan, heredero del reino de Hierro y líder de la manada corazón rojo. Cazador, príncipe león y rey. Heredero del castillo negro y vencido por el gran Gastón. ¿Suena bien?
— ¿Crees qué has ganado, cazador? ¿Crees que por tenerme podrás acabar con los míos? —rugió como un león y el cazador retrocedió asustado. Gorkan levantó lentamente la mirada y fijó sus ojos dorados en los de Gastón, se irguió lentamente y su cabello oscuro por segundos tomó un color dorado rojizo que terminó de asustar al hombre, quien rápidamente salió de ahí, dejando caer la lata de licor creyendo que eso era a causa de la bebida.
¿Es que aún no se daban cuenta? Ellos ignoraban muchas cosas, incluso pensaban que eran débiles, animales brutos que no hacían nada, pero todos ellos estaban envueltos en secretos, unos más tenebrosos que otros y otros aún más dolorosos.
Gorkan terminó cayendo al suelo exhausto, había agotado toda la poca energía que tenía para asustarlo, para demostrarle que ellos no eran débiles y que lucharían hasta el final. No lograba comprender el porqué de su cansancio, tal vez había utilizado algún hechizo. ¿Sus hermanos lo estarían buscando? Esperaba que no, porque si estaba ahí era más que una trampa para atraer a los demás, y no pondría la vida de sus hermanos en peligro.
—Le traje comida.
—Espero sea un cazador asado y con algunas manzanas —siseó Gorkan, manteniendo la cabeza agacha, pero rápidamente la levantó al reconocer aquel olor, y por unos escasos segundos sus ojos brillaron. Liana estaba ahí, con el rostro tenso y llevando en sus manos comida para el enemigo. Para el lobo—. Linda niña, ¿Qué haces aquí?
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LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)
FantastikEsa bestia había terminado con todo lo que la niña quería, había destrozado y acabado con su inocencia y se había escapado sin pagar aquellos delitos. Ella pudo ser rescatada ¿pero de qué le sirvió? toda su familia había muerto y la muchacha estaba...