CAPÍTULO DOCE: RUMPELSTILSKIN Y CAPERUCITA ROJA

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— ¡Gorkan, hermano! ¿Dónde estás? —volvió a gritar su hermano león y el lobo sacudió su cabeza, soltándola. Caperucita empezó a toser tratando de recuperar oxígeno, así que el aludido aprovechó y se vistió para después salir corriendo de ahí. La muchacha maldijo molesta, para después pasar sus dedos por su cuerpo. Se bajó y tomó la capa amarrándola para después ir hacia el campamento de Gastón, así se quitaba las ganas.

Su pecho dolía y por primera vez se sintió rechazada, vulnerable. El hombre que amaba huía de ella, se alejaba y eso la hacía perder la cordura. Lia mordió su labio viéndolo alejarse con su hermano, y luego como su prima se asomaba para verlo. ¡No! no podía permitirse eso, no podía permitir que su propia familia le arrancara lo único que parecía real, lo único limpio en su vida.

Gorkan se lanzó al río asqueado, mientras su hermano quemaba la ropa y le traía nueva. Había estado a punto de matarla, a tan poco pero terminó corriendo porque por primera vez le hizo caso a su hermano. Se sentía sucio, esa mujer lo había besado, tocado mientras estaba inconsciente, ahora lo entendía todo. Había podido oler su excitación, un sabor amargo para alguien que la despreciaba tanto, y también había saboreado su sabor dulzón, un sabor que le indicaba miedo. Caperucita roja había terminado deseando al lobo, a la bestia que repulsaba tanto. Había terminado deseado su atención, su boca, su cuerpo e incluso su corazón.

Quería decírselo en su cara, mientras acababa con todos los asesinos, quería mirarla a los ojos y decirle cuan asqueado estaba que lo haya tocado. Que la sola idea de tener algo que ver, le provocaba repulsión. No la deseaba, los únicos sentimientos que tenía hacia la mujer eran de odio, de hacerla caer y quitarle la corona que el tío le había puesto.

—Ella olía a vainilla mezclado con fruta, estaba en celo hermano —masculló Gorius viendo a su hermano tallar su cuerpo con rapidez, sabía cuánto le dolía el hecho de que aquella mujer haya tenido sus manos en su cuerpo—. Caperuza quería estar contigo y tal vez salir preñada. Debes andar con cuidado.

—Lo sé. Su olor me volvía loco y solo quería matarla. No volverá a suceder, primero la mato antes de que ponga sus dedos en mí.

—Te busqué y cuando no te encontré supe que algo andaba mal —murmuró Gorius y su hermano mayor salió del río, desnudo y pasando su cabello hacia atrás. Se vistió y levantó su cabello para después seguir a su hermano en dirección a la choza—. Si lo intentó está vez, lo hará nuevamente.

LA CAPERUZA DEL LOBO © (I HDH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora