2▪Always You • Brendon Urie | TERMINADA |

26. Sería mejor si huyes en este momento.

La mayoría del tiempo nunca pienso lo que digo, siempre soy demasiado impulsiva y de mi boca sale lo primero que pasa por mi mente y claramente no tenía en cuenta las consecuencias.

Es algo con lo que he venido cargando desde años atrás. Lamentablemente no tengo filtros y eso me ha traído varios problemas.
Joder, sí.
Me había afectado totalmente la "separación" con Brendon y eso cada día lo tenía presente. Siendo sinceros y dejando a un lado el sarcasmo que me cargo siempre; me había roto, ya no miraba las cosas de la misma manera y pude comprobar eso que decían: "Una vez probado quieres otro bocado", claro que lo quería con toda mi alma pero lo nuestro no se iba a dar por que yo no iba a permitir que se divorciara de Sarah sólo por estar conmigo, si lo amaba tanto tenía que dejarlo donde debería de estar. Ambos nacieron para estar y morir juntos.
Tampoco me iba a separar yo, creo, apesar de que con Kenny las cosas iban decayendo poco a poco pero seguro. Tenía las esperanzas de que mi primer matrimonio no terminara en fiasco y que fuera como el de los cuentos de hadas.
Todos vivieron felices por siempre.
Vaya mierda.

Apartando un momento el hecho de que era completamente falso y resultaba ridículo el siquiera pensar de que podría ser posible, al menos para mí, pero yo sabía quién sí tenía una vida de cuentos; Sarah.
Tenía al esposo perfecto, ella misma era perfecta y se complementaban.
Asi de sencillo, eran piezas de un rompecabezas que de una o de otra forma siempre quedarían juntos, de nada iba a valer que una estúpida y esperanzada parte de otro puzzle se quisiera meter y encajar entre ellos.
Nunca pasaría, seamos honestos.

Era de esperarse que ambos estemos recurriendo a la ley del hielo, no podía ser posible de otra manera pero eso no me quitaba las ganas de tirarme a sus brazos y ser apretada por sus manos (aún más cuando Kenneth estaba de idiota y buscaba como pelear conmigo por todo) o tan solo sentir como apoyaba su cabeza en mi hombro o suspiraba en mi cuello dejando ir todo aquello que le agobiaba.
Ese era el único acto durante el cual yo lo sentía completamente mío, siquiera besarnos llenaba el vacío que dejaba el darnos un gran y fuerte abrazo, tenía mi mundo entre las manos en esos valiosos instantes.

Con Kenneth; había pasado nuestro aniversario número dos de boda en lo que cabe a bien. Fuimos a cenar, me regaló un collar bonito y todo eso, yo le di (después de meses de ahorro) la Fendi nueva que tanto me había hablado y no lograba que se la patrocinasen, tuvimos sexo el cual a ninguno de los dos llenó (seguramente) y nos dormimos temprano.
Mi cumpleaños tampoco fue de ensueño. Había sido el día justo en el que no había concierto y en que el siguiente era en California por lo que lo estuvimos en casa para celebrarlo en casa.

Habían venido todos para una sorpresa. Comimos pastel, me regalaron cosas y todos parecían más felices que él y yo.
Entre los regalos habían libros, discos de vinilo de viejas bandas que me gustaban, maquillaje junto a cosas para el cuidado de la piel, libros de cocina saludable, joyería, entre otras cosas.
Alrededor de la una de la madrugada había llegado un regalo cuando Kenny ya estaba dormido, pensé que era una emergencia o qué sé yo porque claramente ya era tarde.
Me sorprendí al ver a un vivo, gigante y sólo girasol en una gran y bonita caja negra. El fondo de esta era falso y estaba repleto de semillas para sembrar.
Con una despreocupada letra decía en una tarjeta escondida abajo de las semillas:

Para mí siempre favorito girasol.
¿Crees que sea tiempo de florecer?.

Recuerdo lo incómodo que fue al felicitarme, abrazarme y dejar un beso en mi mejilla. Sabíamos que tenía que hacerlo ya que (aparte de Dan) nadie se enteraba que estábamos molestos pero se tardó un poco más en el abrazo y se lo agradezco.
De verdad. Aunque no apoyó su barbilla en mi hombro, estoy en deuda con él por la forma en la que me dió a entender mediante esa acción que todo estaría bien.