Notas De Acuariana

La última sonrisa.

Uno puede llegar a encontrarse una persona en el momento más inoportuno o simplemente el indicado.

—No deberías sentir lástima por él—empezó a decir.

—Y porqué no habría de sentir lástima?—cuestioné.

—Morir es algo maravilloso—afirmó sonriendo.

Observé a mi alrededor para ver si alguien más había escuchado tal disparate. Pero entre el ruido de la multitud y las sirenas de las ambulancias, nadie se inmutaba.

El sujeto se acercó  hacia mí, llevaba una camisa blanca y el pelo un poco alborotado junto a una particular sonrisa pero lo que más llamaba mi atención eran sus ojos, oscuros y penetrantes pero con una chispa singular.

—Cómo podría ser algo maravilloso el hecho de perder la vida?—dije mirándolo fijamente.

—El hecho de MORIR, llamémosle  por su nombre. La muerte no debería ser un tema tabú ni mucho menos—Quizás mi error fue el seguir manteniendo tal conversación con este sujeto. Más si a unos metros se encontraba la escena de un accidente.

—Estoy seguro de que ahora es feliz.—Afirmó.

—Has visto lo que le pasó?—le pregunté, conciente de que tal vez tenía un problema o no comprendía la situación.—Además no creo que la felicidad tenga relación alguna con la muerte.

—La felicidad es relativa. Por esa razón la muerte también lo es? O es algo absoluto?—me limite a escucharlo.— No todas las personas obtienen o sobrellevan las mismas cosas por lo que el deseo también es un elemento esencial en esto.

—Qué tiene que ver el deseo en esto?

—El deseo de morir para ser feliz.

Silencio.

Ese silencio donde sólo se escucha el sonido más mínimo pero no el de las palabras sino de tu alrededor, ese silencio que haces para replantearte cosas.

—Morir no es algo que quiera ni mucho menos desee—afirmé.—el deseo es la insatisfacción de uno mismo. El deseo de ser feliz se convierte en un anhelo inalcanzable porque nunca encontraremos lo absoluto. Por lo tanto, el deseo de querer morir también se convierte en algo inalcanzable porque después de la muerte quizás no nos llegaremos a sentir totalmente satisfechos.

—Para ser una jovencita utilizas un vocabulario bastante maduro.—dijo—Pero presta atención a cómo decis las cosas. El deseo y el querer no es lo mismo.

—Pero..—musité— realmente me estaba replanteando varias cosas.

—Sé que estas confundida—dijo mientras tocaba mi hombro con sus manos tan grandes y.. pálidas.—pero entiende que después de morir podrás ver a tus seres queridos, no sufrir más por ausencia o soledad, dejar completamente ese vacío que sentis al estar vivo. Ese mismo vacío que te matas buscando llenarlo con algo o alguien.

Al morir te sentis pleno, completo porque acabó toda esa agonía e incertidumbre.

Me sorprendía la insistencia que tenía al decirme que morir no era algo malo sino algo que nos salvaría de la realidad en la que vivimos.  Por lo que me digné a preguntar..

—Usted desea morir?—pero me vi interrumpida por un policia.

—Señorita debe alejarse, el incendio no esta del todo bajo control.—dijo mientras me empujaba más allá de la cinta de seguridad pero el sujeto se quedó ahí.

—Espere... Porque yo? Y él no..—miró hacia donde señalaba pero no había nadie.

—Pero..—donde se habría ido ese hombre—se encuentra bien?—me preguntó el policia.

Mis ojos buscaban con  rapidez al hombre de sonrisa particular pero se encontraron con el accidente automovilistico y como sacaban al conductor. Para mi sorpresa llevaba una camisa blanca y tenía el mismo pelo alborotado del hombre con el que hablé hace unos minutos. No podría ser posible.

—Morir es algo maravilloso.—afirmó.

Ahora entendía el porqué de su sonrisa.