C A P Í T U L O 3

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—A...Ambar...— Espeto Simon después de un largo rato de silencio, todos estaban boquiabiertos, Ambar y Luna, llegaron juntas, riendo, tomadas de la mano y con un cambio de look que les favoreció mucho a las dos.

—¿Qué pasa?— Ella, por su parte, tampoco podía evitar su gran sonrisa, volverlo a ver,  haciendo lo que más le gustaba arriba de ese escenario, le había robado el corazón.

—Estas preciosa.— Él le sonrió, ella sentía sus piernas flaquear, esa sonrisa...Esa maldita sonrisa...

—Gra-gracias...— Puso un mechón rebelde de cabello tras su oreja, para tratar de disimular su notorio nerviosismo.

—Bueno Simon, deja de ponerla nerviosa y...¡VAMOS A CELEBRAR EL FUTURO NUEVO ÉXITO Y EL CAMBIO DE LOOK DE LAS BOMBAS DE ARGENTINA!.— Grito Nico, levantando su licuado, todos gritaron y levantaron sus bebidas en señal de brindis, mientras que Luna y Ambar solo reían. 

(...)

Minutos después de eso, ya solo quedaban los chicos que más frecuentaban el roller, porque ya estaban a punto de cerrar, y todos se habían puesto de acuerdo para ayudar a los del staff a limpiar.
Simon estaba detrás de la barra, limpiando esta, cuando a una rubia se le cayo el trapo con el que estaba limpiando la mesa que quedaba frente a la barra, el morocho, levanto la mirada, mordiéndose el labio, mientras tenia la vista perfecta de la octava maravilla del mundo, se pregunto si...No, rápidamente sacudió la cabeza, alejando sus pensamientos sucios.

—¿Te gusta lo que vez?— Le pregunto Nico, haciéndolo saltar en su propio lugar.

—Bastante.— Volvió a morder su labio inferior, pero esta vez, con más fuerza, causando la risa de Nico y un golpe en el hombro por parte de Pedro. —Hay, mierda cabrón, ¿Por qué fue eso?— Espeto Simon, frotando su hombro de arriba hacía abajo, lo que causo que esta vez, Ambar, quien lo veía sin que los chicos se dieran cuenta, tuviera tremenda vista, ya que con ese simple movimiento sus músculos se comprimian y sus bíceps se marcaban, mientras ella mordía su labio, imaginando como sería acariciar su cabello, bajar por su cuello y dejar pequeños besos en este, encajar las uñas en sus hombros y espalda, acariciar su pecho y lamer todo su torso y abdomen...

—¡AMBAR!.— Grito Luna, haciendo que los chicos voltearan en su dirección y Ambar apartara rápidamente la mirada deseosa que le estaba dando a Simon, claro, sin que el supiera.

—¿Qué es lo que pasa, Lunita?— La rubia estaba que hechaba humo por las orejas, la mexicana había interrumpido sus lindos pensamientos, en la que ella y un mexicano eran los protagonistas.

—Bue...Hoy tienes un humor de perros eh!.— Luna río.  —Solo venia para avisarte que...— Se callo al momento, para después irse hacia Delfi, dejando a una rubia encabronada y confundida.

Miro hacia la barra, dispuesta a seguir presenciando la maravillosa vista, pero...Simon ya no estaba, ¿A donde se habría ido?, Ambar fruncio el ceño aun más confundida y se sentó en la barra.

—Si buscas a tu guitarrista, esta en los lockers, solo, solin, solito....— Nico movió las dos cejas repetidamente, causando la risa de la rubia. —De nada.— Le guiño un ojo y ella le sonrió en forma de agradecimiento, corriendo hacia los lockers.

Por Otro Lado...

—Delfi, ¿Estas segura de esto?.— Le pregunto Pedro a la morocha, el cual asintió en forma de respuesta.

—Claro, Pedro, me encargue de que Luna llevara a Simon hacia los lockers y Nico le dijera a Ámbar que el estaba allí...— Los dos intercambiaron miradas picaras y prácticamente hecharon a patadas a todos los que estaba en el roller, salieron todos y dejaron cerrado con llaves, todos tenían un mismo objetivo en mente...Hacer #Simbar realidad.

¿Qué habría sido si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora