Capitulo 16

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En la carretera repasaba los hechos del día. Una real mierda. Una tras otra imagen aparecían en su mente reviviendo detalles. Aun podía sentir las manos de A13 Apretando sus caderas con firmeza en cada estocada, suspiro ante el recuerdo. Pasó la mano por su frente tratando de borrar aquel malestar que lo acompaña desde hace tanto ya.

Estaciono el auto con impertinencia sobre las baldosas oscuras que protegían el entorno de unas delicadas rosas a los costados de la puerta de su hogar. Jimin llego a casa con la mente destruida y con el corazón latiendo en negro.

Al abrir la puerta se encontró a Gaeul frente a los sillones, con el gesto preocupado. No termino de entender por qué de la nada unos deseos de treparse sobre ella hasta hacerla gritar lo invadieron pero, no le había resultado hace un rato con A13 ya que solo consiguió dañarse a sí mismo. Tanto física como mentalmente.

No quiero dañarla también. Pensó.

Al verlo así, ella intentó acercarse tratando de comprender el semblante que rodeaba al chico, cruzó el mesón a su izquierda para detener el paso apurado que el rubio traía pero, él la alejó bruscamente pasando de largo hacia la escalera huyendo de todo.

— ¡Jimin que ocurre! — Grito ella tratando de seguirle el paso.

— ¡Dejame en paz Gaeul! — Respondió sonando malditamente irritado

— No esperes que solo te deje así Park por favor— Suplico la castaña alcanzando al chico en los primeros escalones. Cuando lo consiguió tomo a Jimin por el brazo.

Ninguno de ellos pensó jamás que todo terminaría con ese simple gesto.

El día de Jimin estaba lejos de terminar

Apenas el rubio sintió el toque de ella las cosas tomaron un rumbo inesperado para Gaeul.

En realidad para ambos

La tomó por el mismo brazo para darla vuelta estampandola contra la pared con demasiada fuerza, con ambas manos en sus hombros cerró la distancia evitando con todas sus fuerzas seguir arruinando las cosas entre ellos.

No lo conseguiría.

Ver a Gaeul jadeante por el dolor y los nervios que la invaden en ese instante nubló sus pensamientos y la razón quedó guardada para otra oportunidad. La chica sentía su respiración agitada y el aroma a menta con café del rubio la aturdió. No entendía nada.

— Te dije que no me tocaras Gaeul, pero aquí estas y en este maldito momento bonita podría matarte si quisiera — Sonó tétrico. Sus pupilas dilatadas junto con su gesto solo conseguían aterrorizarla más. Jimin soltó uno de sus hombros para rozar el pálido cuello de la chica con la yema de sus dedos subiendo por el lóbulo de su oreja pasando por su nuca e introduciéndolosentre los cabello castaños apretándolo con fuerza y tirando de él obligando a Gaeul a mirarlo descubriendo parte de sus hombros. Ella se encontraba petrificada. Jimin bajó la vista para acercar sus labios a la clavícula derecha dejando una pequeña mordida y un hilo de saliva mientras subía. Un gemido fue suficiente para desatar el infierno.

Apretó su cabello con fuerza preso de sus instintos — ¡QUIERES QUE TERMINE VIOLANDOTE! ¡GAEUL! — Le gritó con demasiada violencia mientras la azotaba nuevamente contra la pared pegándose más para rozar su pelvis en ella lascivamente— ¿Es eso? Por que te juro que si eso ocurre, no será con amor— Habló con tono seductor, sin embargo, se arrepintió a los segundos de decir aquello.

Y de la misma forma en la que un espejo antiguo revienta en miles de fractales al caer en el suelo, Gaeul sintió que algo en su interior se destrozaba.

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