Por si te hace falta

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#QuedateConmigo9

Eva estaba a punto de llegar. Alfred había preferido quedar en su casa porque era un sitio más intimo para que pudieran hablar tranquilamente.

Él estaba sentado en el sofá, un poco nervioso, pero seguro de lo que hacía. Había mirado bastantes veces el móvil para ver si recibía el mensaje que esperaba con tantas ganas pero nunca llegaba, Amaia todavía no le había contestado.

Sonó el timbre, y tras tomar una bocanada de aire, Alfred abrió la puerta. Allí estaba Eva, tenía su larga melena recogida en una coleta alta y bajo sus ojos podían verse unas ojeras de las que quizá él era el culpable. No sonreía como habitualmente, lo que hizo que a Alfred se le creara un gran nudo en la garganta, a pesar de todo le tenía mucho cariño y no quería verla mal. Además, todavía no le había dicho nada para que hubiera llorado, aunque posiblemente, por la seriedad del mensaje que le había mandado, ella esperaba lo peor.

Los dos se sentaron en el sofá, Alfred le ofreció algo de tomar pero ella se negó, quería ir al grano con aquello tan importante que su, hasta ahora, novio tenía que decirle. Él le cogió una mano, apretándola fuerte entre las suyas y comenzó a hablar.

"Mi bonita Eva... Tú sabes que te quiero, que estos meses han sido muy bonitos a tu lado... Eres una chica estupenda, guapísima, inteligente, alegre, divertida... Y por eso te quiero tanto, pero creo que ya no de la forma en la que debería quererte."

Entonces vio como las lágrimas empezaban a brotar de los ojos de la chica que tenía delante. Instintivamente soltó su mano y se abrazó a ella con fuerza. No quería verla sufrir, quería ahogar esas lágrimas en su propio cuerpo. Cuando se separaron, la miró a los ojos y siguió hablando.

"No quiero verte sufrir, no quiero hacerte daño, pero es lo que siento. No es tu culpa, tal vez yo necesito otra cosa, no mejor, sino distinta. Espero que algún día puedas perdonarme, me gustaría seguir teniéndote en mi vida como una buena amiga."

Ahora fue ella quien le abrazó con fuerza, aunque sin dejar de llorar. Le quería mucho, era cierto, pero por eso mismo quería lo mejor para él, y sabía que eso era no estar con ella.

Sin embargo, la situación dio un giro de trescientos sesenta grados. Eva, todavía abrazada a su cuello, giró la cabeza buscando su boca. Alfred, dudando de si lo hacía por cariño, por un calentón o por relajar toda la tensión que había acumulado en la última media hora, correspondió aquel beso de la forma más sensual que Eva había probado de su boca.

La ropa empezó a caer al suelo, no había nada ni nadie que pudiera apagar la llama que se había creado entre esas cuatro paredes. Estaban ya desnudos, con las ganas volviéndolos locos, se comían a besos y con la mirada se penetraban, pero querían más. Por eso, Alfred corrió a por un preservativo, se lo puso y cogiéndola en brazos y apoyándola contra la pared, la penetró como nunca antes. Si hubiera habido algún hielo entre ellos, no hubiera tardado ni dos segundos en derretirse.

Tras media hora de intenso sexo, Alfred se quedó dormido, estaba exhausto. Eva, que sí estaba despierta, lo miraba, apreciando cada parte de su cuerpo, grabándolo en su memoria para siempre. Tras unos minutos se levantó, se vistió y escribió una nota en un pequeño papel que encontró. La dejo en la mesa y sin despertarle se fue.

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Alfred se despertó sobresaltado, miró el reloj y eran las ocho de la tarde, había quedado con Eva a las 5 y se había dormido. Había soñado con ella, él le decía todo lo que sentía, que quería cortar con ella y ella lloraba. Pero acababan follando salvajemente y después él se quedaba dormido.

Pero entonces se quitó de encima la manta que le cubría y se dio cuenta de que estaba desnudo. ¿Y si el sueño no había sido un sueño y era la realidad de lo que había pasado?

Miró hacia la mesa y vio una nota. Reconoció la letra, era de Eva.

"Buenas tardes bello durmiente. Cuando leas esto ya me habré ido, pero con una sonrisa, tranquilo. Ha sido la mejor despedida que podíamos tener, pero tienes razón, estaremos mejor separados. Sabes mi dirección y mi número de teléfono. Por si te hace falta, estaré ahí."

Efectivamente, el sueño había sido real. Pero a él le pareció tan surrealista que acabaran de aquella forma que dudaba sobre si era real o un sueño.

Guardó la nota en la mesilla de su habitación y se metió en la ducha. El agua le calmó, las gotas recorrían todo su cuerpo haciendo que se sintiera en paz, convenciéndose a sí mismo una vez más de que lo que había hecho era lo correcto. De hecho, pensaba que Eva se lo tomaría peor y el hecho de que todo hubiera ido lo mejor posible le tranquilizaba mucho. Si es que era una chica estupenda, realmente le deseaba lo mejor.

Cuando salió de la ducha tenía dos llamadas perdidas. Una de Javier y otra de Amaia. Dudó unos segundos sobre a quien llamar primero pero se decantó por el hermano mayor.

Lo que Javier tenía que decirle era una gran sorpresa, lo mejor que le podía pasar aquel día. Un productor se había fijado en él y quería tener una reunión al día siguiente. Por fin todos sus sueños parecían tomar el camino correcto. Quedaron a las once del día siguiente.

Acto seguido llamó a Amaia para contarle la noticia que acababa de recibir. Quería que, antes que su familia y amigos, ella fuera la primera en enterarse. Uno, dos, tres intentos de llamada y la joven no se lo cogía. Al día siguiente lo intentaría.

Como había estado dormido unas horas antes, no tenía sueño, así que decidió sentarse a componer.
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En otro lugar de Barcelona, Amaia parecía algo nerviosa ante la actitud de su novio. Minutos después cogió el móvil y llamó a Alfred.

- Alfred, te necesito.

Su voz sonó un tanto temblorosa, lo que asustó al joven, quien no tardó ni cinco minutos en salir a buscarla.

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Hola!! Este capítulo se lo he dedicado a Alfred. En algún momento también habrá uno para Amaia. Lo que vaya surgiendo...

¿Qué creéis que habrá pasado para que Amaia llame a Alfred? ¿Y qué os ha parecido el fin de la relación entre Alfred y Eva? Contádmelo en los comentarios. Y no os olvidéis de votar!

Espero que os guste. Amor ×1016 💚

Quédate conmigo || Almaia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora