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#QuedateConmigo17

Amaia llevaba un vestido blanco corto, vaporoso, con alguna flor en tonos amarillo y verde, su melena suelta se movía libre por la brisa. Él llevaba una camiseta de manga corta roja y unos pantalones vaqueros cortos, llevaba el pelo ondulado, casi despeinado y con un pequeño tupé. Ambos iban descalzos andando por la orilla de la playa del Prat, había echado de menos aquel aroma a sal, a tranquilidad. Empezó a tararear alguna canción que habían cantado juntos algún día de los muchos que habían compartido música, ella le apretaba la mano, fuerte, sonriendo como una niña pequeña con un juguete nuevo.

Era de noche, una noche estrellada de primavera, de esas en las que da gusto pasear al aire libre.

- Venga, vamos a bañarnos un poco. - Amaia daba saltitos de alegría.

- Pero si es de noche, además, no hemos traído bañador.

- Ay Alfreeed, venga, no seas aguafiestas, podemos bañarnos con ropa. O si quieres me la quito. - Amaia le lanzó una mirada pícara.

- No, mejor así. Pero espera, voy a quitarme la camiseta, que esta es muy especial y si se moja se me quedan unas marcas raras.

- Buah Alfred, recuerdame que te presente a mi madre, va a ser tu fan.

Y Amaia, riendo a carcajadas, sin darle tiempo a su acompañante a que le siguiera, corrió hacia el agua. Él la miraba con una sonrisa de oreja a oreja, era preciosa y la quería cada vez más. Ella desde dentro, le animaba a entrar salpicando agua.

Pero de repente comenzó a andar en dirección contraria a la arena. A pesar de la noche, se podía ver a la perfección su silueta, el vestido blanco, a causa del agua, se le había ajustado al cuerpo, dejando a una Amaia más sexy todavía.

Andaba, andaba, y no paraba. Él la llamaba, gritando, pero no le escuchaba. Y de repente, Amaia, ya lejana, desaparecía entre las olas nocturnas, ante la atónita mirada de Alfred.

Y él gritaba, dejándose la voz, hasta que ni él mismo podía escucharse.

••••••••••••

- ¡Alfred! ¡Alfred!

El joven abrió los ojos, el corazón le iba muy rápido, parecía angustiado.

- ¿Estás bien?

- Sí, sí. Estaba soñando algo muy raro. ¿Cómo estás tú? Te echaba de menos, Amaia.

- Bien, yo también tenía muchas ganas de verte. Mi hermano te manda un saludo, dice que ojalá puedas salir pronto.

- Dale recuerdos de mi parte también. Espero que las pruebas salgan bien y pueda salir cuanto antes. Voy a tener que anular el viaje a Madrid.

- Qué pena, me había convencido la idea de ir. Pero no pasa nada, lo importante es que estés bien.

- Podrías ir tú por mí.

- ¿Yo? ¿Qué dices? No, te quieren a ti, el artista eres tú.

- Amaia, no te han escuchado, cuando lo hagan se van a enamorar de ti, como lo hice yo.

- Ay Alfred. - Amaia se acercó más y le dio un beso tierno en los labios. - Bueno, tengo que irme, lo siento, le prometí a Ana que iría con ella a una audición de algo que no me acuerdo, qué desastre soy.

Y con un beso en la frente y una caricia se despidieron.

A la hora de comer, María Jesús le hacía compañía. Estaba muy feliz de tener de vuelta a su pequeño pero no podía negar que seguía asustada, aunque a simple vista no le habían quedado secuelas.

- Necesito llamar a Fernando y a Javier, tengo que avisarles del viaje a Madrid y comentarles una idea que he tenido. Voy a darle una sorpresa a Amaia, seguro que lo ha pasado fatal esta semana y necesita despejarse, y una oportunidad así es perfecta.

- ¿Qué sorpresa, hijo?

- Quiero que ella vaya a Madrid, que la escuchen y crean en ella, tiene un potencial evidente que su hermano puede llevar a los mejores sitios.

A continuación, Alfred llamó a Javier, su representante, y a Fernando, el productor al que había llamado la atención. Tras una larga conversación con ambos, Javier, aunque no muy seguro, pues todavía veía a su hermana muy pequeña, aceptó a que Fernando, quien también dio el visto bueno, la escuchara en persona y le diera la oportunidad de ir a la capital a grabar alguna canción.

- Amaia, tengo que decirte algo muy importante, ¿te pillo en buen momento?

- Sí, dime.

- Ya hablarás de esto mejor con tu hermano, pero quería ser yo quien te diera la sorpresa. Fernando, el productor que me escuchó a mi, a aceptado escucharte a ti en persona, ya ha oído algo y le encantas, y seguro que te manda a Madrid.

- Pero, ¿y tú?

- Yo he cancelado el viaje, ya tendré otras oportunidades, ahora quiero que seas tú la que vayas, será genial. Aunque la verdad es que me gustaría mucho ir contigo, sería una bonita experiencia.

- Jo Alfred, te debo mucho. Ojalá puedas venir, nada me haría más ilusión que viajar contigo.

Dos semanas después, Amaia, que viajaba hacia un posible gran cambio en su futuro, y su acompañante, que se encontraba mejor que nunca, ponían rumbo a Madrid, donde en las tres semanas siguientes, vivirían muchas cosas juntos.

- Amaia, antes de irnos quería darte un regalo, no es nada material, pero lo he hecho con todo mi cariño, espero que te guste.

-¿Que es? - Amaia leyó el nombre que más destacaba en aquel papel de libreta en el que había algo escrito a boli. - Alternativa.

- Sí, Alternativa, es una canción que he compuesto para ti.

- ¡Alfred! Jo eres genial, te quiero mucho, muchas gracias de verdad, seguro que es preciosa.

Y tras un abrazo largo e intenso, lleno de alegría y amor, que estuvo a punto de fundir los dos cuerpos en uno, ambos salieron por una puerta en dirección a un avión que les llevaría de Barcelona a Madrid.

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⏰ Última actualización: May 29, 2018 ⏰

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