Probar tu veneno

2.1K 105 16
                                    

#QuedateConmigo13

Amaia tiró del brazo de su amiga y la llevó hasta donde estaban Leire y Ana disfrutando sin ellas.

- Pero Amaia, espera, no me has dicho de qué os conocéis, porque que os conocéis está más que claro.

- La historia es un poco larga, ya te la contaré en algún momento.

Las cuatro chicas siguieron bailando como si fuera el último día de sus vidas, iba a ser una gran noche.

- Chicas, vamos a la terraza que os tengo que presentar a alguien. - Dijo Leire.

Todas se dirigieron a la terraza, lo que agradecieron porque dentro se morían de calor. Llegaron a la mesa que Leire les indicó.

- Este es nuestro contacto chicas, saludad. Es Miguel, el novio de Marta, una de las amigas de mi hermana.

Todos se presentaron, hablaron, rieron hasta que apareció una persona que captó la mirada de todos los presentes.

Marta aplaudió entre gritos de alegría a su amigo, quien había ido a por una copa para ella. Belén pensó que qué bonita casualidad, podría seguir ligando con él. Y Amaia lo miró incrédula, otra vez, ¿se lo iba a encontrar en todos lados?

Alfred saludó a todos, se presentó a las nuevas chicas y tomó asiento entre las dos que ya conocía. Amaia que estaba atenta a todo vio como su amiga acercaba su mano a la pierna del chico, pero prefirió hacer como si nada y siguió con la charla tan agradable que estaba teniendo con Marta.

Belén y Alfred no dejaron de hablar en todo el rato, aunque de vez en cuando interactuaban con alguien más, hasta que él rodeo por el cuello a la joven. Eso a Amaia le llenó su vaso de la paciencia, tirándolo y haciéndolo añicos.

- Voy al baño. - Se levantó decisiva y se marchó de allí lo antes posible.

Cuando ella ya había desaparecido de su vista, Alfred decidió tomar el mismo camino, dejo allí a todos y fue a buscarla.

La vislumbró entre la gente, estaba de pie pegada a la pared del baño, sin hacer la cola, seguro que había sido una excusa. Estaba preciosa, miraba a cualquier sitio, con la mirada perdida y una media sonrisa en la cara que a Alfred le pareció para hacer creer que se lo estaba pasando bien.

Amaia lo vio e hizo amago de girarse, pero él la alcanzó y no tuvo más remedio que enfrentar la situación.

- Amaia, ¿qué te pasa? Llevas todo el rato ignorándome

- Nada, Alfred, no me pasa nada. Y no es que te ignorara, simplemente creo que preferías otra compañía.

- Claro, por eso estoy aquí. ¿Estás celosa, Amaix?

- ¿Yo? ¿Celosa de qué?

- De mi. No te ha gustado verme con tu amiga. Tú, la que se hace la fuerte y disimula como si no pasara nada nunca. Pero tranquila, no tenía planeado que entre ella y yo pasara algo.

- Ah, que encima vienes con planes... No le hagas daño, te aviso.

- Que te he dicho que no va a pasar nada entre nosotros. Y no, no vengo con planes, sino no haría lo que voy a hacer.

- ¿El qué?

- Esto.

Alfred se abalanzó sobre sus labios, le daba igual todo, incluso que Amaia no correspondiera y le diera un bofetón. Pero eso no pasó, ella le besó, se enganchó a su cuello como si fuera su único bote salvavidas. Estaban juntos, muy pegado el uno al otro, parecía que en cualquier momento se iban a fusionar. No existía nadie más, ni la música, ni aquella discoteca. Nada. Ellos dos solos, parando el tiempo a su antojo y disfrutando del otro.

Quédate conmigo || Almaia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora